Bronceo

Bajo el sol: 6 cosas que debes y no debes hacer

RevistaFucsia.com, 10/1/2012

Cualquier rayito solar es una motivación para adquirir de forma natural el tono canela que soñaste. En temporada de vacaciones o en una escapadita improvisada, siempre debes tener en cuenta que bajo la gloria del sol, no todo se vale. Ten cuidado con los tiempos y toma precauciones.

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1.    Nunca debe faltar el protector: Si una de tus elecciones son las cremas bronceadoras, éstas además de preparar la piel y ayudar en el proceso de coloración de la misma, deben contener agentes que la protejan de la deshidratación y los rayos UV. Observa muy bien sus ingredientes, porque no debe faltar la Vitamina E y el colágeno: si dejas que la piel se reseque, el bronceado habrá sido inútil y unas escamas y manchas momentáneas harán rápida aparición. Para que la piel lo absorba adecuadamente, debe ponerse por lo menos 20 minutos antes, no al momento de broncearte. No debes frotar el protector: espárcelo cuidadosamente sin que falte ninguna zona. En el mercado  también existen protectores para los labios.

2.    Blanca como la leche:
Cuando tu piel es demasiado blanca, lo mejor es no realizar la exposición de un momento a otro. Prepara tu cuerpo para una sesión solar, ya que la pigmentación de tu piel es menor y por lo tanto la hace más delicada y susceptible a repararse menos rápido una vez hay sobreexposición a la luz. El primer día usa exclusivamente protector solar y no tardes bajo el sol más de 8 minutos. Utiliza sombreros y gafas.  A la sesión  siguiente, mezcla un poco del bronceador con el protector y aumenta 5 minutos la exposición y así sucesivamente. Disminuye la proporción del protector, pero nunca lo elimines por completo. Otro truco para tener en cuenta: cuando la piel se torne rosada o un rojo encendido, la piel ya está quemada y esto es imposible de broncear: ya existe una lesión superficial en la piel. No te esfuerces inútilmente y en cambio hidrata constantemente.

3.    Quemada cuando no hay sol: Del sol no hay que fiarse, más cuando hace parte de nuestra cotidianidad y estamos acostumbradas a caminar al aire libre en acaloradas tardes. En vacaciones o en plenas actividades laborales y académicas, es necesario adquirir el hábito del uso diario de los protectores. Un cielo encapotado por algunas nubes no es seguridad de que el sol no impacte tu piel: la radiación UV puede atravesar las nubes ya que los rayos se reflejan en las mismas, por lo menos un 80%, teniendo casi el mismo efecto que la exposición directa.

4.    Broncear una piel reseca: Es un error común y a la vez muy perjudicial. Lo indicado es que antes de las sesiones de bronceo,  remuevas todas las células muertas de tu piel y hagas un proceso de exfoliación; esto también permite que el bronceado sea más duradero, pues tu piel está libre de impurezas y se pigmenta con mayor rapidez. Para quienes sufren de resequedad, es imprescindible una hidratación constante por lo menos una semana antes de la exposición solar, para dejarla a punto.

5.    Dejarte secar el agua con el calor del sol:
La mejor previa del bronceo es un baño con agua dulce: el agua salada reseca y los residuos  de la misma que quedan en la epidermis producen las manchas. No dejes que el agua se seque en tu piel mientras tomas el sol.

6.    ¿Piel oscura, mayor protección?: Ningún tipo de piel corre menor riesgo frente a la potencia de los rayos UV, ya que los efectos perjudiciales de esta radiación tienen las mismas consecuencias en cualquier persona y su coloración, como arrugas prematuras, poca elasticidad de la piel, irritación y, en el más complejo de los casos, cáncer de piel.