Morderse las uñas: una manía peligrosa

DW, 21/3/2016

Morderse las uñas es una manía peligrosa. Se suele hacer inconscientemente para controlar los nervios y la ansiedad. Pero, más allá de ser un problema estético, puede tener consecuencias perjudiciales para el organismo.

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Nuestros dedos están casi siempre involucrados en todo lo que hacemos. Y no siempre podemos lavarnos las manos; así, cuando nos comemos las uñas nos estamos llevando a la boca millones de gérmenes. Las consecuencias son nefastas para el organismo: se padecen más resfriados, se sufre de infecciones gastrointestinales o erupciones en la piel. También la zona bucal y los dientes se ven afectados, ya que los dedos crean un puente perfecto para bacterias y germenes. El mordisqueo repetitivo desgasta el esmalte dental y provoca desperfectos. Quienes tengan la mala costumbre de comerse las uñas, pueden herirse la piel y dañar el lecho de la uña con riesgo de que se infecten las heridas.


Más allá de los efectos estéticos y nocivos para la salud, el comerse las uñas puede incidir en el ánimo de las personas. Para muchos adultos, unas uñas cuidadas son una carta de presentación; así que quienes tienen las uñas mordidas, se sienten estigmatizados y se avergüenzan de mostrar sus manos. Muchas personas consideran que unos dedos con esta apariencia son reflejo de falta de disciplina y voluntad.


Pero existen trucos para luchar contra esta costumbre. Hay que eligir una uña y evitar morderla. Después de unos días se ven claramente los resultados. Luego, se elige otra, y así consecutivamente. Cuando te asalte el impulso de llevarte la uña a la boca, intenta distraerte y mantener las manos ocupadas o masticar un chicle. También te puedes aplicar un esmalte con sabor amargo. Es recomendable llevar siempre contigo una lima de uñas para eliminar irregularidades o roturas. Y por ultimo, puedes hidratar la piel de dedos y manos. Las uñas con sabor a crema perfumada no saben bien.