Ají y pimienta, nuevos aliados para bajar de peso

Un estudio realizado en la Universidad de los Angeles (UCLA), encontró clara evidencia de que la ingesta de capsaicina, el componente principal de los alimentos picantes, incrementan el gasto de energía del cuerpo y ayudan a adelgazar.

Cuando un alimento picante entra en contacto con alguna cavidad mucosa como la boca, los canales iónicos desatan la sensación de calor y deshidratación en el cuerpo. La evidencia que proporcionó el estudio de David Heber, médico endocrinólogo y especialista en diabetes y metabolismo del Centro Médico de UCLA, es que el picante duplica la producción de calor en las personas y por tanto la quema rápida de calorías.

Si te picas, adelgazas
Cuando consumimos comida picante, experimentamos una sensación de escozor en la boca. El sentido del gusto capta en los alimentos la presencia de capsaicina (en los pimientos picantes), piperina (en la pimienta negra) o allicina (en el ajo y la cebolla crudos). Una vez el cerebro ha recibido la señal de que hay algo picante en la boca, se presenta un a activación en la sensación de acidez y calor en el canal iónico, sobre los receptores de dolor.

Los canales iónicos son proteínas que tienen una serie de poros que permiten el paso selectivo de iones para graduar procesos como la excitación de nervios y músculos, la secreción de hormonas y neurotransmisores, la transducción sensorial, el control del equilibrio hídrico, la regulación de la presión sanguínea, entre otros.

Una vez estos canales perciben la presencia del picante se incrementa la temperatura del cuerpo como una reacción natural, incluso se puede comenzar a sudar y a tener sensación de sed. En ese momento comienza la quema calórica de manera rápida.

El estudio del picante
El estudio de Heber llegó a la conclusión de que este condimento, popular en la comida mexicana e hindú, puede ser utilizado como tratamiento para bajar de peso. El estudio se realizó en hombres y mujeres con sobrepeso y obesidad que deseaban perder unos cuantos kilos.

Luego de un examen físico previo a todos los participantes, para tomar nota detallada del peso, la talla y grasa corporal de cada uno, se inició el experimento de 28 días, donde cada voluntario siguió una dieta de muy bajas calorías, consumiendo un complemento nutricional en reemplazo de las comidas. Al mismo tiempo, la mitad de la población estudiada tomó un análogo de la capsaicina, la otra mitad recibió píldoras sin efectos físicos o placebos.

Luego del debido análisis de los resultados, el equipo de científicos liderados por Heber llegaron a la conclusión clara de que ingerir picante aumenta el gasto de energía por varias horas. Los voluntarios que ingirieron mayores cantidades de capsaicina presentaron una producción de calor que muchas veces duplicó la de los demás participantes.

Otra conclusión interesante del estudio es que el picante podría hacer que el cuerpo movilice y use más compuestos lipídicos del cuerpo, así bajar de peso sería mucho más fácil y rápido.
El profesor Herber y su equipo de trabajo estaban también probando un compuesto llamado DCT, que tendría los mismos efectos de la capsaicina, esto con el fin de que las personas que no gustan de condimentos picantes puedan aprovechar esta sustancia química para bajar de peso también.