Lo que debes saber acerca del sida

Fucsia.co, 30/11/2014

En el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, hablamos con un experto quien nos contó cuáles son los mitos más comunes en torno a esta enfermedad, cuya cifra de personas afectadas va en aumento.

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Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 35,3 millones de personas infectadas por el VIH, de las que 2,1 millones son adolescentes (de 10 a 19 años). Además, la gran mayoría de las personas infectadas por el VIH vive en países de ingresos bajos y medios.

En Colombia, el panorama no es alentador. Acorde con un informe del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (SIVIGILA), en 2013 se registraron 8.208 casos nuevos de VIH/SIDA, entre los que se encuentran 5.958 hombres y 2.250 mujeres; de los 15 a los 49 años. Estos datos posicionan al país en el tercer lugar a nivel Latinoamérica, antecedidos por Brasil y México, según ONUSIDA.

A propósito del Día Mundial de la Lucha contra el Sida (1 de diciembre), hablamos con Diego Bonilla, médico especialista en Medicina Interna e Infectología, y miembro del servicio de Medicina Interna del Hospital de San José.


¿Qué es el sida?
El sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) representa las etapas más avanzadas de la infección por el VIH. Se habla de inmunodeficiencia cuando el sistema inmunitario ya no puede cumplir su función de combatir las infecciones y otras enfermedades. Las infecciones que acompañan a la inmunodeficiencia grave se denominan «oportunistas», porque los agentes patógenos causantes aprovechan la debilidad del sistema inmunitario.

¿Cómo se transmite y cómo no se transmite?
El virus reside especialmente en la sangre, órganos internos, mucosas y fluidos genitales. Por lo tanto, se transmite principalmente por vía sexual, al tener contacto entre mucosas con fluidos infectados, por contacto con sangre (por ejemplo, al compartir agujas, jeringas y cuchillas de afeitar).

Una de las maneras más importantes de transmisión del virus es vía vertical, que ocurre cuando una mujer gestante transmite el virus a su hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia. Por esta razón, es importante realizar la prueba en las mujeres en edad fértil antes de embarazarse, y si ya está en embarazo realizarla lo más pronto posible, para evitar la infección al recién nacido.

No se transmite por contacto con piel sana (es decir saludos, abrazos, besos) ni por compartir utensilios de cocina, comida o ropa.

¿Cómo se diagnostica y cuál es su tratamiento?

El diagnóstico se basa en pruebas de sangre que pueden realizarse en personas asintomáticas (es decir que no presentan síntomas de enfermedad), otras que tengan síntomas sugestivos o en personas en quienes se debe realizar el tamizaje, para prevenir la transmisión (como es el caso de las mujeres embarazadas).

Las pruebas actuales de cuarta generación permiten detectar infecciones muy recientes, lo que ha permitido reducir el tiempo de ventana (es decir el tiempo trascurrido desde que se adquiere el virus hasta que se diagnostica en las pruebas serológicas) a unos 15 días.

Una vez se realiza la prueba inicial y esta es positiva, se hacen las pruebas confirmatorias y de verficación de en qué estado está la enfermedad, también en la sangre. El tratamiento es integral e incluye asesoría psicológica, nutricional, vacunación indicada siempre por el especialista, controles médicos periódicos y medicamentos para impedir la proliferación del virus (llamados antirretrovirales), que se deben administrar de forma indefinida, ya que por el momento no hay un tratamiento curativo.

¿Cuáles son los síntomas?

En muchos casos la infección no produce síntomas, sino hasta que el grado de compromiso del sistema inmune está muy avanzado y ya la infección lleva varios meses o años incubándose. Por eso insistimos en realizar las pruebas en personas asintomáticas, pero que tengan factores de riesgo (trabajadores de la salud, relaciones sexuales no protegidas, usuarios de drogas inyectables, entre otros) para detectar tempranamente la infección.

 En otras personas, al momento de infectarse se produce el llamado síndrome retroviral agudo, que consiste en un cuadro inespecífico de fiebre, rash (brote en la piel), adenopatías (ganglios inflamados) y faringitis (dolor de garganta). Ya cuando la infección avanza sin control y produce un deterioro del sistema inmune, aparecen síntomas tales como pérdida de peso inexplicada, diarrea crónica persistente, sudoración nocturna, adelgazamiento de la cara y de extremidades, ganglios aumentados de tamaño por tiempo prolongado y fiebre.

En estas etapas avanzadas es común que aparezcan complicaciones oportunistas, como linfomas (tumores de los ganglios linfáticos), meningitis, tuberculosis (es la infección oportunista más frecuente en estos pacientes), infecciones inusuales por hongos, virus o bacterias.

¿Cuánto tiempo alcanza a vivir una persona diagnosticada con sida?

El pronóstico de vida depende de varios factores, entre los que se incluye el estado del sistema inmune al momento del diagnóstico, el estado de salud general de la persona infectada y la presencia o no de otras enfermedades.

Una vez diagnosticada la persona, el pronóstico dependerá de la efectividad del tratamiento antirretroviral principalmente, que se debe recibir de manera indefinida con la asesoría directa del especialista. En la época actual un paciente con VIH bien tratado y controlado tiene la misma expectativa de vida que un paciente sin la infección. Si por el contrario, no se recibe un tratamiento o este es inapropiado, el deterioro del sistema inmune produce complicaciones fatales en el curso de unos pocos años.


¿Qué deben tener en cuenta las personas infectadas?
Lo más importante es tener conciencia de la enfermedad y recibir asesoría especializada, ya que hay mucha desinformación que puede llevar a que suspendan los tratamientos y controles médicos. Deben tener claro que, si bien la enfermedad supone un gran cambio en sus vidas, con los tratamientos actuales se puede controlar y tener una expectativa de vida normal manteniendo su productividad.

Además, se deben reforzar las medidas para prevenir la transmisión de la infección, mantener estilos de vida saludables y recibir las vacunas siempre indicadas por el especialista, para prevenir otras infecciones que pueden complicar el curso de la enfermedad (por ejemplo, vacunación contra la hepatitis B, el neumococo, tétanos, papiloma virus, etc).


Medidas de prevención
De acuerdo a las maneras de transmisión del virus, la manera de prevenirlo es evitando el contacto con los fluidos infectados. Ya que la forma más frecuente de transmisión es por vía sexual, se entiende que una sexualidad responsable es la medida más importante para prevenir la infección.

Si bien la abstinencia es la única manera totalmente eficaz para prevenir la adquisición del virus, en la práctica es casi imposible llevarla a cabo, por lo que la recomendación es utilizar siempre el preservativo en todo tipo de relación sexual que implique penetración ya sea oral, anal o vaginal.

 Si una pareja tiene intención de tener hijos, se les recomienda realizarse las pruebas pertinentes para descartar la infección y, de esta manera, las relaciones no protegidas son seguras. En relación a las otras formas de transmisión, hay que evitar el contacto con material contaminado con sangre potencialmente infectad y, en el caso de las gestantes diagnosticadas con el virus, recibir tratamiento antirretroviral inmediato y evitar la lactancia al recién nacido quien también debe recibir medicamentos preventivos, con el fin de evitar la infección del niño.


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