sexo

El destape de los tríos sexuales

revista fucsia, 7/5/2009

El célebre ménage à trois, en el cual tres amantes satisfacen su lujuria en una misma cama, se ha convertido en algo muy común por estos días.

trios sexuales - Foto:

 
Por: Arnoldo Mutis
 
“A ella la contacté por Internet y nos conocimos a través de la cámara Web. Llevábamos varios meses comunicándonos, cuando un día me escribió que quería venir a conocerme, pero que no lo haría sola sino acompañada por su marido. Sinceramente, yo no tenía planeado nada. Ni siquiera había pensado que se diera algo entre las dos y mucho menos con su esposo. Al verlos por primera vez, ambos me parecieron guapos. Luego de saludarnos, nos fuimos a un bar, donde, con el pasar de las horas, los tragos se nos subieron a la cabeza. Roto el hielo, descubrimos que había química entre las dos y nos besamos. Mi sorpresa fue grande cuando me preguntó si tenía algún problema en que nos fuéramos a un sitio discreto con su esposo. Yo acepté y los tres terminamos en una habitación de hotel. Ella me decía que por fin hacía realidad su fantasía, mientras que él sólo nos miraba, aunque después se nos unió. A mí solamente me acariciaba.

No le permití ir más lejos. Después, él y yo le hicimos el amor a ella y por último ambos me besaban. Fue bonito. Él fue un caballero y ella muy linda. Al día siguiente, regresaron a su ciudad, pero me dejaron un bello recuerdo”.

Así narra Marissa Fuentes* su vivencia de un trío sexual, una práctica que cada vez con menos pudor y mayor ardor seduce a hombres y mujeres que buscan expandir las fronteras de sus deseos. Los expertos la incluyen dentro de las fantasías sexuales, y es más común y vieja de lo que parece. Ha hecho carrera en todo el mundo y desde hace siglos se conoce como ménage à trois, en francés, y en términos generales se define como una relación sexual en la cual participan tres personas. A menudo, se trata de una pareja y otro amante, hombre o mujer, una combinación que hoy está muy en boga.

Casadas, en unión libre o apenas en la etapa del noviazgo, la curiosidad de las parejas por los tríos se ha disparado en los últimos años de tal manera, que la oferta de los llamados ‘servicios sexuales’, los cuenta hoy entre sus grandes filones de ingresos. En Internet y en los avisos clasificados de algunos medios impresos no es raro encontrar avisos como estos: “Busco mujeres entre 20 y 30 años para tríos’, “Pareja busca chica agradable para trío”.

¿Tres son compañía?
La terapeuta Chiquinquirá Blandón, quien se hizo célebre por fundar en Medellín la Clínica del Amor, dice que es normal que las parejas quieran explorar su líbido. Y una de las mejores maneras de hacerlo es cumplir sus fantasías sexuales, esos pensamientos e imágenes que se vienen a la mente y que involucran una actividad sexual muy deseada. Tener intimidad con un tercero es una de ellas, y el camino para hacerla realidad no siempre resulta tan sencillo. La doctora Blandón cuenta que varios de sus pacientes le manifiestan vergüenza por ese deseo y que además creen que proponérselo a su pareja va a significar el fin de su relación. En efecto, hay todavía quienes creen que una relación sexual de tres es la expresión más aberrada de libertinaje, pero esas ideas empiezan a ser puestas en jaque.

Los sexólogos recomiendan hoy seguir el instinto de las fantasías eróticas, porque ellas les agregan sal y pimienta a las relaciones. Así lo han descubierto millones de parejas que hoy practican el ménage à trois en sus más variadas vertientes: en cuanto a la repartición de géneros, los hay entre dos mujeres y un hombre o entre dos hombres y una mujer. De los dos, la primera modalidad es quizá la más frecuente en Colombia, ya que ellos no aceptan fácilmente que otro toque a su mujer. Y en cuanto al tercero en juego, también se ofrecen varias posibilidades: puede ser una prostituta o un gigoló contratados para ese efecto, pero hay parejas que prefieren que no haya dinero de por medio. Por eso resuelven ‘cultivar’ a un amigo o amiga con quien finalmente consumar sus deseos. En el momento mismo de la relación, esa tercera persona puede jugar diversos papeles: uno, sólo se dedicará a mirar a los dos amantes en acción. Aquél, tendrá sexo con uno de los cónyuges, y otro se fundirá en un solo arrebato de pasión con ambos.

Las posibilidades, en realidad, son infinitas como la especie humana. Hay parejas que se lían con un tercero para practicar otras fantasías como el voyerismo, los fetiches, el sexo oral y anal y otras de más grueso calibre. Como lo explica la doctora Blandón, un trío erótico puede ser gratificante, pero también puede acabar mal, por ejemplo, cuando los dos amantes lo asumen como un reto agresivo del uno para el otro o cuando lo toman, de manera frívola, como la tabla de salvación para su desgastada o extinta intimidad. Mucho peor, es el desenlace cuando uno de los dos, la mujer sobre todo, lo hace sólo por complacer a su marido, quien acaso la presiona con abandonarla a ella y a sus hijos. Bajo estas circunstancias, las posteriores recriminaciones enrarecen la relación. Y hay quienes llegan a verse tan afectados sicológicamente, que caen en depresión o ansiedad. Sin contar que un mal trío puede marcar el fin del vínculo amoroso.

Por eso, no es descabellado decir que hasta la libertad sexual tiene sus normas. Cuando una pareja ha resuelto medírsele al ménage à trois, la doctora Blandón le recomienda cerciorarse de que lo hace de común y libre acuerdo, bajo la premisa “no hagas nada que no quieras”. En segundo término, ella los insta a no olvidar que no se puede predecir el giro que van a tomar los sentimientos, pues una delgada línea los separa del apego sexual. Es posible que uno de los dos se enamoré del tercero, o que éste mismo lo haga de uno de los esposos, lo cual convierte al amor grupal en una batalla pasional. Al respecto, la doctora Blandón ha tenido en su consulta a angustiados esposos que se decían malos amantes, pero que a expensas del trío encontraron en la invitada a alguien capaz de despertar la sensualidad dormida. Para aislar estas posibilidades, la experta les sugiere a las parejas que no se involucren con una misma persona por más de un mes.

Así mismo, les recuerda que la comunicación debe permanecer abierta como para acordar hasta dónde quieren llegar. En plata blanca, eso implica decir: “quiero hacer esto, no quiero ver esto otro”, e incluso expresar: “esto del trío no me gusta, no más”.