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Emergencia sexual

, 10/9/2009

Se puede decir que casi todas las mujeres, alguna vez en su vida, se han quedado con las ganas... por una “falla” de su pareja. ¿Sabes cómo manejarlo?

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A cualquiera le puede pasar que una noche llena de preludios románticos termine intempestivamente cuando la eyaculación precoz o la impotencia aparecen para convertir la noche en una pesadilla.

Antes que nada, y según los especialistas, lo primero que una pareja debe tener en cuenta es que esto puede suceder algunas veces, no muchas, sin que signifique que se avecine una tragedia. Sin embargo, hay que estar muy atentas para no incurrir en errores que pueden obstaculizar la recuperación y deteriorar la relación.

Cualquiera que sea el caso, es importante tener claro que el papel que jugamos las mujeres es trascendental para que la cosa mejore o por el contrario, puede convertirse en la causante de más problemas. Por inexperiencia o por inclemencia, muchas mujeres adoptan posiciones que en vez de ayudar acaban con la pasión. Las siguientes, con sus respectivas máximas, se deben evitar a toda costa:

La juzgadora: aquella que se siente definitivamente fuera del problema y que, además, le atribuye a él toda la culpa con: “ Eres un egoísta y no quieres demorarte más tiempo”.

La amenazadora: aquella que exige su cuota íntima a cambio de la relación con frases como: “Mira cómo resuelves ese problemita porque seguir así me separo.”

La indiferente: prefiere no inmiscuirse en el problema, todo lo contrario, le deja el campo libre: “ no te preocupes arregla tu problema y cuando estés bien vuelves.”

La comunicativa y mártir: la que le cuenta todo a su familia o a sus mejores amigas, claro, en términos, de la más extrema confidencialidad: “Pedro ya no es el amante de antes... yo creo que los años le están pegando duro, últimamente no me satisface.”

La resentida: pasa la cuenta de cobro por todas las veces que fue abandonada afectivamente. Aunque actúan de manera inconsciente, piensa cosas como: “él no me apoyo cuando tuvimos nuestro hijo” o “ el no estuvo pendiente de mi cuando se murió mi papá” entonces, “¿ por qué lo debo apoyar ahora?”

La cómoda: lejos de ver la disfunción como un problema lo asume como un seguro para tener a su pareja junto a ella. “ no puede tener una aventura o irse con otra si no es capaz de mantener una erección, ni de darle una relación satisfactoria, porque llega antes de tiempo.”

La cansada: después de mucho esperar a que su pareja se decidiera a pedir ayuda se acostumbró y hasta perdió las esperanzas : “ yo le dije hace mucho tiempo que buscáramos ayuda y no me hizo caso, ahora para que".