Locos por Amanda Knox

, 30/3/2014

Una nueva película se suma al furor mediático que aún produce la estudiante norteamericana acusada de matar en 2007 a su compañera de casa en Italia. Las pasiones que despierta la han convertido en toda una celebridad.

Foto: 4hotos.com - Foto: 2013 NBCUniversal Media, LLC.

El 2 de noviembre de 2007, el cuerpo de Meredith Kercher, una estudiante británica de 21 años, fue encontrado tirado al lado de su cama, cubierto con un edredón y en medio de un charco de sangre, en su casa en Perugia, Italia. La joven estaba semidesnuda, y entre sus múltiples heridas se destacaba un corte en su garganta. El crimen sigue siendo un misterio que todavía obsesiona a los medios pero, curiosamente, en los hechos que rodean su muerte ella parece ser solo un personaje secundario. También lo son Rudy Guede, un hombre que está tras las rejas, acusado de homicidio agravado y violencia sexual, luego de que sus huellas fueran encontradas en la escena, y Raffaele Sollecito, señalado como uno de los perpetradores. En esta historia la verdadera protagonista ha sido Amanda Knox, la norteamericana que compartía residencia con la víctima.

En su página web amandaknox.com, exhibe un cartel en el que se lee en italiano “Siamo innocenti”. A sus 26 años, Knox se describe a sí misma como “involuntariamente, un personaje público”. La opinión mundial, especialmente en los tres países involucrados, ha seguido de cerca el espectáculo de sus idas y venidas en los tribunales: un primer juicio la condenó junto a Sollecito, su novio en ese momento; luego de una apelación y de casi cuatro años de presidio, ambos fueron declarados inocentes y ella regresó a su tierra. Pero recientemente la Corte Suprema italiana revirtió esta absolución y fue condenada a 28 años y medio de cárcel, con lo cual estaría ad portas de una extradición. Ha sido tal su exposición pública que en 2009 una encuesta la coronó como la mujer del año en Italia, pese a la polarización que genera, pues abundan tanto los blogs que la defienden así como los que la consideran una villana. Ha llegado al extremo de ser llamada “la más famosa exportación de Seattle, después de Starbucks”.

Según ABC News, el 65 por ciento de los estadounidenses cree que Knox ha sido tratada injustamente, la gran mayoría reconoce su nombre, mientras que menos de un 5 por ciento puede mencionar a Meredith Kercher, la víctima. Tal popularidad se debe en parte a que su familia contrató los servicios de una prestigiosa agencia de relaciones públicas que ha convertido su caso en una especie de asunto de Estado o de orgullo nacional. “Necesito su ayuda, no puedo hacer esto sola”, expresó hace algunas semanas en el programa Good Morning America, como si se tratara de la “amenazada” de un reality. La propia Knox capitalizó su desgracia, al recibir un avance de 4 millones de dólares de la editorial HarperCollins para publicar sus memorias, en las que reveló que había pensado en suicidarse cuando fue encarcelada. Hasta una compañera de celda aprovechó este cuarto de hora para escribir 118 páginas en las que refleja una visión maternal de la famosa convicta, en “Passeggiando con Amanda”.

De película

Cuando se hace en Google una búsqueda general sobre homicidios en Italia, una de las primeras opciones de consulta ofrece un informe que registra 526 asesinatos en 2012, pero todos los demás resultados se refieren al caso de Amanda Knox. ¿Por qué tanta obsesión en torno a ella? Quizá se debe al “don fatal de la belleza” (sugestivo título del libro de la periodista Nina Burleigh acerca del tema). De hecho, la parte acusadora la ha presentado como una seductora, capaz de hipnotizar a los hombres. No es casualidad que por estos días, junto a la noticia del nuevo veredicto, se haya dado a conocer el tráiler de la película 'The Face of an Angel' (La cara de un ángel), inspirada en una obra escrita por la corresponsal de Newsweek Barbie Latza Nadeau, sobre el proceso penal. “No habrá un personaje llamado Amanda. No se trata de juzgar si es inocente o culpable. Es en realidad una historia de las personas que hicieron de esto todo un show”, expresó la reportera, quien en la trama tendría un rol protagónico y sería encarnada por la actriz Kate Beckinsale. Y no es la primera producción cinematográfica de este tipo, pues en 2011 la familia Kercher manifestó su indignación ante un crudo dramatizado para la televisión.

“El de Knox es realmente el primer gran caso de Internet. Estamos en una era en que cualquier cosa puede volverse viral en cuestión de segundos. Por si fuera poco tiene los ingredientes perfectos: personas atractivas de diferentes nacionalidades, sexo, violencia, misterio, tragedia y un pueblo antiguo que parece salido de un relato de Edgar Allan Poe”, comentó a FUCSIA Candace Dempsey, autora del bestseller 'Murder in Italy', quien tiene la percepción de que la sentencia está relacionada con un sentimiento antinorteamericano en Italia. Para ella, el fiscal Giuliano Mignini, de quien se ha dicho es famoso por su espíritu conspirativo, fue el encargado de elaborar una teoría criminal sexual que enloqueció a la prensa: la desenfrenada joven orquestó un peligroso juego erótico que se salió de control por cuenta de las drogas. Según esta versión, Kercher no se sentía cómoda con la vida disoluta de su vecina de cuarto y es posible que esta última la haya herido de muerte mientras Sollecito la sujetaba y Guede intentaba abusar de ella.

Incluso, quienes creen en la inocencia de Amanda Knox consideran que su comportamiento extravagante la puso en la mira de la justicia y, de paso, la convirtió en la estrella del público. Cuando las autoridades todavía inspeccionaban la escena del crimen, ella se dejó ver muy tranquila besando a Sollecito, con quien llevaba saliendo poco más de una semana, mientras otra compañera de vivienda, una italiana, se mostraba conmocionada. A su llegada a la estación de policía se le ocurrió hacer poses de yoga y se quejó de que tenía hambre. Se supo que a los pocos días de la tragedia compró con su pareja ropa interior provocativa, episodio que sirvió para cimentar su imagen de femme fatale.
 
El misterio continúa

“Más allá de este circo mediático, fue su primera confesión lo que la hundió”, opina Dempsey. La joven testificó haber estado en casa la noche del asesinato. Contó que pese a sus recuerdos borrosos oyó a Meredith gritar desde su cuarto en el que supuestamente estaba con Patrick Lumumba, el dueño de un bar en el que Knox trabajaba. Incluso dijo que había tenido que taparse los oídos. Al poco tiempo se retractó, pero resultó sospechoso que hubiera inculpado a su jefe. Explicó que sus palabras habían sido mal interpretadas por la dificultad para expresarse en italiano y además afirmó que había sido golpeada en la cabeza durante el interrogatorio. De acuerdo con su nueva coartada, ella había pasado la noche en casa de su novio italiano, viendo la película Amélie y fumando marihuana, razón por la cual no tenía claridad de lo ocurrido. Agrega que al regresar a su residencia notó que la puerta estaba abierta y se dio cuenta de que una ventana estaba rota, lo que la hizo pensar en un robo. La habitación de su amiga estaba cerrada con seguro.

Knox y Sollecito dicen que se apresuraron a llamar a las autoridades, aunque la policía llegó al lugar porque en un jardín cercano encontraron tirados dos celulares que pertenecían a Kercher. En la escena del crimen, aparte de una serie de huellas impresas con sangre, a los investigadores les llamó la atención que el inodoro estuviera sin descargar y que cerca de este había marcas de una pisada. Con esas pistas involucraron a Rudy Guede, un inmigrante de origen africano que a sus 21 años tenía un prontuario que incluía robos y venta de drogas. Fue capturado en Alemania y se determinó que su ADN estaba presente en el cadáver. Él reconoció que había tenido contacto sexual con la víctima esa noche, pero que mientras estaba en el baño oyendo música alguien entró a la casa y la mató. Sostuvo que al ver que no podía hacer nada para salvarla decidió huir por miedo. Con el tiempo arregló su declaración diciendo que tenía la impresión de haber oído a Meredith discutiendo con otra mujer en el cuarto. Las malas lenguas dicen que por estos detalles su condena pasó de 30 a 16 años.

La defensa de Knox argumenta que posiblemente Guede llegó a la casa para robar. “Sin embargo, la fiscalía prefirió la teoría de que había sido un trabajo de grupo. Aun así, nunca se sospechó de la otra compañera de casa que tenía la misma coartada de Amanda: estaba con su novio”, concluye Dempsey. Las pruebas reina en contra de la pareja serían un cuchillo hallado en la cocina de Sollecito, con huellas de la acusada en su mango y rastros de material genético de Kercher en su hoja, así como el broche del brasier de la asesinada, en el que habría restos de ADN del italiano. Como algunos expertos forenses sostuvieron que la evidencia había sido contaminada, en 2011 los jóvenes estudiantes fueron liberados, aunque la dicha les duró poco.

En medio de este proceso, Knox empezó a lucir algo conservadora para que su imagen estuviera más acorde con la de una niña de colegio jesuita y excelente estudiante, e inició una relación con un profesor de música clásica. Pero en su libro se saca el clavo contando que Kercher no era ninguna santurrona y que disfrutaba tanto como ella del sexo casual. Por su parte, a Sollecito también acaban de ratificarle su condena de 25 años de cárcel (tres y medio menos que a ella). En sus memorias, porque lógicamente escribió las suyas, expresa que se sintió perjudicado por la personalidad avasalladora de su exnovia y el show que ella ha protagonizado: “aunque compartimos el mismo destino trágico, todo siempre fue sobre ella... Amanda, Amanda, Amanda”.