Angelina Jolie tenía razón

Revista FUCSIA , 28/10/2015

Hace dos años, su decisión de someterse a una mastectomía para prevenir el cáncer de seno fue tildada de extremista por muchos. Los especialistas defienden la decisión de la actriz y explican cuáles son las mejores medidas cuando el riesgo es inminente.

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No hay que esperar cada año a que en los diferentes medios aparezcan las listas de las celebridades más influyentes para tener la certeza de que Angelina Jolie tendrá un sitial de honor en ellas. Su poderío puede medirse en un plano banal, cuando se sabe que los nombres Maddox, Shiloh y Vivienne, encabezaron los tops de los más populares luego de que se los pusiera a sus hijos.

Pero otro nombre que puso a sonar, y que hace parte de una medida más seria, es el de los genes BRCA, cuyo trabajo está relacionado con la supresión de tumores al regular el ciclo celular, de manera que cuando fallan en esa misión aparecen las temidas células cancerígenas. Eran perfectos desconocidos para la mayoría de los mortales hasta que en 2013 la actriz, entonces de 39 años, anunció que se había sometido a una cirugía para remover ambas mamas pues tenía una mutación del gen BRCA1, lo que conlleva a una alta probabilidad de desarrollar cáncer.

En meses pasados, también hizo pública la noticia de que se había extirpado los ovarios y las trompas de Falopio debido a su predisposición genética. “Una vez supe cuál era mi realidad decidí ser proactiva y minimizar el riesgo tanto como fuera posible”, confesó en un editorial para The New York Times. De hecho, tres mujeres de su familia murieron por causa de esta enfermedad.

Desde que Jolie se realizó el primer procedimiento, el tema se volvió protagonista de la prensa rosa y las secciones de entretenimiento, pues la diva coronada como la mujer más sexy del planeta se había atrevido a hacerse una cirugía extrema preventiva, quitándose, precisamente, uno de los principales símbolos de su sensualidad. “¿Por qué más bien no te sacan el cerebro? El cáncer cerebral también es muy malo”, es el tipo de críticas hechas a la ligera, que circularon en Twitter.

En una de sus portadas, la revista Time anticipó el impacto que tendría en el público su decisión de prestarle su famosa cara al “defectuoso” gen y bautizó al fenómeno El efecto Angelina. “El resultado ha sido, en su mayoría, positivo. Ella aumentó las referencias apropiadas para aquellas personas en situaciones de riesgo”, opinó a FUCSIA Gareth Evans, profesor de genética clínica del Genesis Breast Cancer Prevention, en el Reino Unido. Aunque reconoce que los hábitos de vida saludables como hacer ejercicio regularmente, alimentarse bien, no fumar y evitar el alcohol siguen siendo considerados estrategias para tratar de mantener a raya al enemigo, en algunos casos la herencia juega el papel de villana.

En Colombia, Sandra Díaz, cirujana de mama del Instituto Nacional de Cancerología, considera que la elección de la artista fue la correcta: “Toda paciente con mutación genética en los genes BRCA1 y BRCA2, que son las más comunes, debe hacerse una mastectomía profiláctica bilateral, que consiste en remover las glándulas mamarias, retirar todo su tejido y preservar la piel y el complejo areola-pezón, porque el riesgo de que llegue a padecer cáncer de mama es del 80 por ciento. Además, es aconsejable practicarse una ooforectomía bilateral o extirpación de los ovarios, debido a que hay una propensión de alrededor del 45 por ciento de que se desarrolle cáncer de ovarios. Por eso no hay que cruzarse de brazos a esperar la enfermedad”.


Así se realiza una mastectomía.. Imagen: Hernán Panesso.


Quizá el efecto negativo de la publicitada operación de la actriz ha sido la “sobrerreacción”, como lo apuntó Time: Un creciente número de pacientes a quienes les han descubierto un tumor en uno de los senos “elige remover el otro, incluso sin evidencia de que exista riesgo genético de que el mal se extienda”. El Journal of the American Medical Association publicó una investigación que estimaba que un 70 por ciento de las mujeres sometidas a la doble extirpación tenía un “muy bajo riesgo” de que se viera afectado el pecho sano. Díaz además observa que ha habido una avalancha de pedidos de quienes quieren hacerse el costoso estudio genético sin ser candidatos óptimos para ello. “Debe practicarse la prueba BRCA a una paciente a la que se le diagnostique cáncer de mama antes de los 40 años para definir su manejo quirúrgico. También es apta la mujer que sin estar enferma y sin importar la edad, tenga antecedentes familiares de cáncer bilateral antes de los 50 años, dos parientes en primer grado con cáncer de seno o de ovario, o si hay tumores de mama en hombres (papá o hermano), entre otros factores. Aunque en el 66 por ciento de los casos no se conocen las causas, se estima que del 5 al 15 por ciento son de tipo heredofamiliares”.



Jolie fue mesurada en su testimonio y manifestó que un test positivo no significa necesariamente “un salto a la cirugía”. Y si bien los expertos son claros en que tampoco puede hablarse de erradicar por completo la posibilidad de que la enfermedad aparezca, estiman que la mastectomía disminuye el riesgo en un 90 por ciento. “Nosotros somos responsables de la orientación, pero el método que se escoja para reducir las probabilidades finalmente depende del paciente”, agrega el mastólogo Sebastián Quintero, asesor de la Liga Colombiana Contra el Cáncer.  En Estados Unidos, por ejemplo, aproximadamente el 36 por ciento de las mujeres con mutación BRCA positiva opta por la remoción preventiva de ambas mamas.

“En nuestro país el procedimiento ya está cubierto por la seguridad social, pero otra alternativa es la quimio-prevención con medicamentos orales como el tamoxifeno o los inhibidores de aromatasa en los que figuran el anastrozol, letrozol y exemestano. Sin embargo, algunas pacientes sienten que esta hormonoterapia es más dramática que la misma operación debido a sus efectos secundarios que incluyen predisposición a cataratas, a eventos trombóticos y resequedad de mucosas, entre otros”. Al respecto, la doctora Díaz advierte que los estudios con este tipo de drogas marcan una disminución de entre el 32 y el 60 por ciento de la posibilidad de desarrollar cáncer de mama y son recomendables para pacientes de alto riesgo, “grupo que incluye a las que presenten mutaciones genéticas, o mujeres cuyas biopsias muestren atipias o neoplasia lobulillar in situ (patologías que indican crecimiento celular anómalo), además de otros casos que ameriten su uso, según valoración médica”.  

Lo ideal siempre será tratar de adelantársele a una enfermedad que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud cobra la vida de más de 450.000 mujeres anualmente. Según las últimas cifras del proyecto Globocan, el de mama es el primer cáncer en las Américas en cuanto a casos nuevos, más de 408.200, y es el segundo en número de muertes de mujeres con 92.000.

Por eso la insistencia de los expertos en que todas aprendan a hacerse mensualmente el autoexamen con el fin de que conozcan de memoria su seno, lo que facilita la detección de anomalías como masas, secreciones, cambios en la piel (de coloración, grosor, hundimientos, retracciones). La Guía de Práctica Clínica del Ministerio de Salud recomienda la revisión clínica de la mama a partir de los 40, por lo menos una vez al año, ya sea que la haga un médico general, cirujano de mama o ginecólogo. No obstante, algunos especialistas como Quintero están convencidos de que las mujeres deberían asistir al mastólogo después de los 30 años. “La norma en Colombia estipula que las mamografías se realicen desde los 50 de forma bianual. Lo que queremos desde fundaciones como la Liga Contra el Cáncer es que estas se hagan desde los 40 y cada año, dado que, según un estudio de la Asociación Colombiana de Mastología, en el país una de cada tres mujeres es diagnosticada con cáncer de seno antes de los 50 y 12 por ciento antes de los 40 años, de manera que no hay que esperar a que aparezcan los síntomas para empezar a cuidarse”.

Las pacientes con mutación de los genes BRCA tienen 30 veces más posibilidades de desarrollar un cáncer de mama. Cuando hay biopsias mamarias que reporten neoplasia lobulillar in situ o atipias, las alarmas también se disparan entre 10 y 4.5 veces respectivamente. Quienes han sido sometidos a radioterapia en la pared del tórax tienen entre 7 y 17 veces más propensión. A mayor número de antecedentes familiares en primer grado, mayor la predisposición a la enfermedad. La obesidad también aumenta el peligro de manera importante, tanto así que las obesas mórbidas tienen un riesgo relativo de 4 a 5, el mismo que presentan quienes tengan una densidad mamaria alta.