cine

‘Azulmanía’

, 9/2/2010

Avatar ya ganó el Globo de Oro a Mejor Película y todo parece indicar que le apunta al premio Oscar. Es la cinta más comentada del momento y ha dado mucho de qué hablar.

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Por estos días es un tema obligado. La persona que aún no la ha visto, debe dirigirse inmediatamente a una sala de cine –preferiblemente en tercera dimensión– no sólo para vivir una experiencia novedosa y gozar de una obra maestra en lo que a efectos especiales se refiere, sino para no sentirse relegado de varias conversaciones en las que muy seguramente estará presente en los próximos meses.

Ver la reciente película del director James Cameron, creador de otros monstruos en taquilla como lo fueron Titanic y Alien en su momento, se ha vuelto, para muchos, un tema de cultura general. Meses antes de su estreno en diciembre del año pasado, la prensa especializada ya había vaticinado su impacto y la había catalogado como una de las grandes producciones para tener en cuenta en el 2010.

Las predicciones no estaban erradas. Avatar ha dado mucho de qué hablar. El pasado mes de enero, The Hollywood Reporter la oficializó como la película más taquillera de la historia con 1.858 millones de dólares recaudados. El segundo lugar lo ocupa Titanic con 1.843 millones de dólares.

Ahora, en este caso, las cifras no lo dicen todo. Aunque sin duda impresionantes, no hay que olvidar que Avatar también ha sido tema obligado por las reacciones que ha suscitado en el mundo de la política, la religión y la moda. Lo que sorprende es que un tema, aparentemente superficial, haya puesto a hablar del mismo asunto a personajes tan disímiles como lo son el Papa y el presidente de Bolivia, Evo Morales.

Por un lado, la prensa de El Vaticano, a pesar de que destacó sus efectos especiales, la calificó de sosa y afirmó que “impulsa al culto de la ‘nueva seudo-doctrina’ creada y reforzada mediáticamente, el ecologismo”; por el otro, Morales se sintió identificado con la producción arguyendo que “es una profunda muestra de la resistencia al capitalismo y la lucha por la defensa de la naturaleza”.

Otra de las reacciones más comentadas se dio en China, donde la película fue prohibida por ser considerarla “una incitación a la revolución y a la violencia”. También en ese país, fueron reportados algunos casos de náuseas, dolor de cabeza y malestares después de verla. Esto, según expertos en oftalmología, es posible, pero no pasa en la mayoría de los casos. Estas reacciones se deben principalmente a que al ser en tercera dimensión, el ojo debe acomodarse constantemente a imágenes a las que no está acostumbrado.
No muy lejos de ahí, en Rusia, las quejas han sido otras. Allí, comunistas de San Petersburgo han acusado al director canadiense de haberle robado la idea y los personajes de la historia a la novela La intranquilidad, del escritor de ciencia ficción, Boris Strugastki. En su obra, un biólogo llega a un planeta llamado Pandora y vive con sus habitantes varias aventuras, igual que sucede en la película de Cameron.
 
De la pantalla a la pasarela
Sin duda, el grado de polémica que causa una cinta es un buen medidor de su éxito en los espectadores. Sin embargo, no es el único. Otro buen termómetro del renombre y fama de una producción cinematográfica se encuentra en la marca que deja en el mundo de la moda. Muchas películas se han hecho famosas, más que por su argumento, por su vestuario. Tal es el caso de El quinto elemento, para el que Jean Paul Gaultier se encargó de que sus diseños se quedaran para siempre en la mente de quienes la ven. También está Breakfast at Tiffany’s, por la cual tener un pequeño vestido negro se convirtió en una necesidad de la gran mayoría de las mujeres.

En este caso, Avatar tampoco es la excepción. Grandes diseñadores, como el británico Alexander McQueen, usaron el diseño de vestuario como inspiración para sus colecciones Primavera-Verano 2010. En ésta, específicamente, el look Navy se evidencia no sólo en las telas, los colores y en los cortes, sino en los peinados, zapatos y accesorios.

Pero él no es el único. Al ver la misma colección de Balmain, también se hace evidente la influencia de Avatar. En ella se observa la moda militar en sus diferentes formas y las tendencias étnicas y futuristas presentes en la cinta.

Todavía falta mucha tela por cortar. La ‘avatarmanía’, como algunos ya la llaman, hasta ahora comienza. Como lo dijimos al principio: si todavía no ha ido a verla, es mejor que lo haga pronto, así sea sólo para poder opinar algo sobre la película más comentada del momento.