La guerra de las alturas

Fucsia.co, 15/4/2014

Por años, las mujeres han estado obsesionadas por los zapatos y se han sometido a sus revolucionarios y tiranos diseños. Mario Orlando Figueroa y Juan Fernando Posada, ortopedistas y traumatólogos, nos ayudan a poner fin a la contienda entre tacones y zapatos planos.

Atelier, Cristiano Burani - Foto:

Frente al espejo, las mujeres se imponen un reto ante los centímetros de una figura más estilizada, dada por los tacones, o la comodidad que ofrecen los planos. Pero, más allá de una intención coleccionista o un asunto de vanidad, su escogencia modifica directamente la forma del pie. Y como ellas tienen más opciones de calzado en el mercado que los hombres, sus dolores no son en vano.

¿Cuál es la mejor opción? Con la asesoría de Mario Orlando Figueroa y Juan Fernando Posada, ortopedistas y traumatólogos de larga trayectoria, desmentimos los mitos que existen alrededor del uso de zapatos altos y planos para que no haya más confusiones.


Tacones

Los tacones se han convertido en los grandes aliados de mujeres de baja, mediana y alta estatura porque, sin importar su talla, hacen lucir unas piernas más largas, estilizan la figura y refuerzan la confianza, mientras que las prendas adoptan una apariencia mucho más elegante. Piense en un vestido acompañado de tacones y ahora imagine cómo cambia con zapatos planos.

Si bien son los mejores compañeros de la noche, los pies los padecen porque adoptan una posición en la que reciben mayor carga en la parte delantera. Así lo explica el ortopedista, traumatólogo y experto en cirugía del pie, Juan Fernando Posada. “El pie está diseñado para que el peso del cuerpo se distribuya en varios puntos durante las diferentes fases de la marcha. Los tacones concentran el peso en la región del antepié (localizada en la base de los dedos) lo que equivale a caminar en las puntas de los pies (empinadas) todo el tiempo. Además, se altera la dinámica del equilibrio, lo que produce una sobrecarga en algunas estructuras como la columna y las rodillas”.

Hay que estar alerta cuando esta postura ocasiona dolor en la parte delantera de la planta o se presentan dedos en garra, que se doblan. Con el abuso, es común el dolor de espalda, la sobrecarga de las rodillas y de la región terminal de los dedos del pie, al igual que la aparición de callos, el dolor constante y la deformación de los dedos. En una situación ideal, es preferible que el uso de tacones empiece después del crecimiento óseo, es decir, pasados los 16 años.

Para el ortopedista y traumatólogo del Centro Imbanaco de Cali, Mario Orlando Figueroa, “depende de la forma del tacón y de la estructura del zapato. Los tacones puntilla causan más sobrecarga que las plataformas; los zapatos cerrados adelante y atrás son mejores porque mantienen el pie en una posición y no lo dejan oscilar, mientras que los zapatos tipo sandalia no le ofrecen estabilidad. Idealmente debería haber una diferencia entre el talón y la parte delantera del pie que no pase de tres centímetros, por esta razón las plataformas son más cómodas. Deberían usarse zapatos con algo de tacón para relajar un poco el tendón de Aquiles y la fascia plantar, que no sean estrechos en la parte de adelante y que le aseguren comodidad a la persona”.

Aunque el hecho de que se presenten enfermedades causadas por el uso continuo de tacones obedece por lo general a una estructura de pie determinada, es importante tener claro que su abuso también lo deforma y afecta la espalda. Sin embargo, el mito de que ayudan a la aparición de várices es falso. La recomendación es mantener unos tacones en la oficina o en el carro para atender aquellos compromisos que requieran ese tipo de calzado y no volverse esclava de ellos las 24 horas.


Planos

“Aunque el ser humano está diseñado para caminar descalzo, una de las consecuencias de usar calzado desde la infancia es la pérdida en la flexibilidad y elasticidad de ciertas estructuras que intervienen en la marcha, lo que hace que los zapatos planos sean menos tolerados que otro tipo de calzado durante la rutina”, explica Juan Fernando Posada. Los planos, que a simple vista podrían ganarle la guerra a los incómodos tacones porque son livianos, pueden llegar a ser más riesgosos para la salud, sobre todo los que no tienen plantillas que soporten el arco longitudinal medial. “Un tacón apropiado ejerce una ventaja mecánica durante la fase de inicio de la marcha (despegue) que se traduce en un desplazamiento que exige menor esfuerzo y ofrece mayor confort. El uso de zapatos planos elimina esta ventaja y disminuye la tolerancia de la persona cuando está de pie por largo rato o camina durante jornadas prolongadas”.

Para que los zapatos no afecten el desempeño de la persona, estos se deben escoger con suelas de mínimo dos y máximo tres centímetros de altura. A no ser que se trate de tenis (la industria deportiva es la que más avanza en este tipo de investigaciones), los planos sin ningún tipo de tacón son una pésima opción para usar durante todo el día o hacer largas caminatas; en especial, se convierten en el enemigo de quienes sufren de pie plano. Además, las suelas de este tipo de zapatos son tan delgadas que propician que haya roce del pie, aparezcan las ampollas, los juanetes o se ocasione dolor al caminar: “pueden generarlo en el talón, en la fascia plantar, sobrecargar la base del quinto metatarsiano y el tendón de Aquiles”, aclara Figueroa.

A partir del momento en que los planos se reincorporaron al mercado y se convirtieron en una opción económica que no sacrifica los cánones de moda, las mujeres los usan como sus leales compañeros de uso diario. Lo cierto es que hay que hacer todo lo posible por evitar su uso exacerbado. “Tómese el tiempo necesario para escoger el zapato que la va a acompañar durante los próximos meses. Pruébese ambos lados (usualmente hay pequeñas variaciones en la talla entre ambos pies) —aconseja Posada—. Lleve consigo el tipo de medias con la que piensa usarlo y cómprelo en las horas de la tarde de un día normal de trabajo, al finalizar la jornada. El zapato debe adaptarse al pie y no al contrario: no se debe tratar de acomodar el pie a la talla y modelo disponibles, hay que tomar en cuenta cuál va a ser su uso: en la oficina, la casa, para una caminata u otro fin. Si es deportista, busque un calzado específico para el tipo de actividad que practica”.

La conclusión resulta evidente: en la guerra de los centímetros lo que importa es variar. Cuanto más cambie de zapatos durante su rutina, sus pies van a permanecer saludables y usted no tendrá por qué satanizar su look.