El baile como delirio

Fucsia.co, 15/4/2014

La actriz Carolina Ramírez es la protagonista de la recién estrenada película colombo-española Ciudad delirio, en la que interpreta a Angie, coreógrafa dueña de una academia, cuyo anhelo es formar parte del espectáculo de salsa más famoso del mundo.

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Después de trabajar en televisión y teatro, ¿qué exigencias se impuso en el momento de obtener un papel protagónico en el cine?

Considero que la forma de actuar en la cinematografía es muy distinta a la del teatro o la televisión. El gesto debe ser más controlado, la emoción más pura. Esto marca un contraste que, cuando uno está acostumbrado a hacer teatro, cuesta. En el cine se trabaja para la cámara en una relación íntima y minuciosa, lo que no quiere decir que en la tele y en el teatro la emoción no sea importante. Los actores expresamos sentimientos reales de distintos modos, y el del cine tiene una combinación que, confieso, me costó, pero descubrir esa intimidad me cautivó.

¿Cómo fue reencontrarse con Cali?

Para mí fue como un sueño, porque a pesar de lo bien que me recibió Bogotá y de todo lo que le agradezco, siempre añoro a Cali. Allí están las calles donde crecí, donde aprendí mis primeros valores, allí están la amistad, la familia, la alegría. Cali es mi esencia y fui muy feliz durante los tres meses en que volví a ser parte de ella.

¿De qué elementos del ballet clásico se sirvió para darle vida a una coreógrafa salsera?

De todos aquellos que pude aplicar y de los que me quedaban por intentar. El cuerpo tiene memoria y técnica, que se da solamente con la formación. Tal vez no para bailar ballet clásico de nuevo, pero sí para aprovechar esas formas y líneas que solo la técnica clásica te da y que, aplicadas a la salsa de espectáculo, hacen que se vean creíbles a la hora de bailar a la par con esos bailarines únicos que nos acompañaron en la película.

¿Le hace justicia a Cali una película contada por españoles?

Claro. Se resaltan cosas que tal vez nosotros, por la fuerza de la costumbre, no vemos, pero que definitivamente nos hacen únicos en el mundo.

¿Cree que el baile es una vía de escape a la realidad social?

Creo que es más una reconciliación con la realidad social que un escape. Las realidades sociales no desaparecen, se transforman, y qué mejor que lo hagan a través del talento y del arte.

 ¿La salsa es lo mismo hoy?


Claro que no, pero también porque no son las mismas personas las que la escuchan o la bailan. Todo evoluciona o desaparece, y está muy claro que la salsa ha evolucionado y trascendido a todas las generaciones y nacionalidades.

¿Qué otro ritmo la cautiva?

Muchos. Me gusta un poco de todo, pero la música folclórica me conmueve y esta nueva onda de fusión folclórica electrónica me parece notable.

¿Qué aprendizajes le ha dejado la danza?


La disciplina, la conciencia acerca del cuerpo y del espacio, y el amor por el arte, aspectos claves en mi carrera como actriz.

Con la fama, ¿le preocupa haber perdido el anonimato?


Ya no me preocupa, pero sí lo extraño.

El mejor cantante de salsa.


Ismael Rivera.

Su mayor delirio.


Vivir del cine.