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Como el Ave Fénix

Laura Samper Blanco, 16/11/2010

Tommy Hilfiger recibió a FUCSIA en su estudio en Nueva York, en donde habló de su reciente colección inspirada en los iconos americanos y del cuarto de siglo que celebra su marca este año.

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Aunque su nombre sea reconocido en todo el mundo, Tommy Hilfiger es un tipo como todos los demás. Antes de que comenzara la entrevista exclusiva para FUCSIA, en su estudio en Nueva York, nos presentó con gusto a Elizabeth, su hija adolescente, que en un caluroso día de vacaciones quiso ir con él a trabajar. Cuando ella nació, a comienzos de los años 90, su padre estaba en el cenit de su carrera. La ropa casual urbana con el logo azul, rojo y blanco superaba los 1,9 billones de dólares en ventas y, junto a Ralph Lauren y Perry Ellis, era catalogado como uno de los mejores diseñadores para hombre en Estados Unidos. Hoy, después de una quiebra y de que su marca fuera olvidada por unos años, Tommy está más vigente que nunca.

Sentado entre dos fotos enormes de Grace Kelly y Farrah Fawcett, e impecablemente vestido, como era de esperarse, cuenta que la colección que conmemora su cuarto de siglo en el mundo de la moda, es un tributo a los grandes iconos americanos. “Ellos son, en últimas, los que crean las tendencias. De personas como ellas es que me inspiro yo”, dice, mientras me señala las fotos de otros como Iggy Pop y James Dean.
No es mentira, en alguna oportunidad dijo que, de no ser por el rock and roll, no habría sido diseñador, pues fue gracias a los atuendos que lucían las leyendas del género en sus conciertos, que él se inspiró para crear los jeans con los que comenzó su carrera de diseñador.

Era el final de los años 60 y a Tommy, que vivía a las afueras de Nueva York, le pareció buena idea ir a comprar jeans en La Gran Manzana, darles un toque personal y venderlos en People’s Place, un almacén de discos e inciensos que tenía en sociedad con otros amigos. Ese fue el primer lugar en el que vendió prendas diseñadas por él y también fue la primera vez que saboreó la derrota, cuando a sus 25 años tuvo que cerrarlo y declararse en bancarrota para luego empezar de cero vendiendo jeans en diferentes almacenes de Nueva York.

Fue a mediados de los años 80 que su nombre capturó la atención de los americanos al aparecer al lado de Ralph Lauren y Perry Ellis en una valla publicitaria en el céntrico Times Square de Nueva York. Esa estrategia publicitaria lo impulsó a registrar Tommy Hilfiger como marca en 1984, año en que presentó su primera colección y comenzó a ser llamado el rey de la moda casual urbana.

Nace la leyenda
Durante los 90, Tommy fue catalogado como Diseñador del Año, Mejor Diseñador Internacional y Hombre del Año por varios medios especializados, como la escuela de diseño de Parsons y la revista GQ. También en esa década fue patrocinador de la gira de conciertos los Rolling Stones y Lenny Kravitz. Para el final de los años 90, la marca Tommy Hilfiger iba en asenso con el mercado internacional a sus pies.
La llegada del milenio lo catapultó como uno de los diseñadores de ropa casual más reconocidos del mundo y su logo rectangular, con los colores de la bandera americana, llegó prácticamente a todos los continentes del mundo.

Mientras su fama crecía en el plantea, en su tierra la cosa era diferente. Sus ventas bajaron en más de 75% y los americanos estaban más interesados en su divorcio y el reality de su hija que en sus diseños. Sin embargo, y a pesar de la mala racha, Tommy se mantuvo firme y, mediante algunas alianzas estratégicas, logró mantener su empresa a flote con dignidad. Quizá la más importante de esas uniones se dio en mayo de este año, cuando la vendió por tres millones de dólares al conglomerado de ropa Phillips-Van Heusen, el mismo que en el 2003 compró a Calvin Klein.

Además de recibir siete veces más de lo que cobró Calvin Klein por su marca, Hilfiger será diseñador principal de la empresa hasta el día que se muera o decida retirarse. Que por lo visto no va a ser pronto. “Esta es mi vida, es lo que siento. Si Giorgio Armani, Karl Lagerfeld y Ralph Lauren aún están trabajando a los 70 años, yo pienso hacer lo mismo”, dice

Como el Ave Fénix, Hilfiger ha renacido de las cenizas para demostrar que 25 años como una de las marcas más reconocidas del mundo no es cuestiøn de suerte.