El valor de un turbante

, 12/3/2015

La marca Miss Balanta, creada por Angélica Castillo, prueba que un objeto de moda tiene más poder de lo que normalmente le podríamos atribuir. Sus coloridos turbantes han conquistado y transformado la vida de muchas mujeres.

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Desde muy joven Angélica Castillo fue testigo del estilo arrollador que su madre construyó a partir del uso de particulares turbantes. No tardó ella misma en darse cuenta de que empoderarse y arriesgarse a crear un estilo propio era una audaz estrategia para conseguir muchos beneficios. “Al jugar con mi imagen empecé a darme cuenta de que mi estilo me abría puertas. Yo me ponía un turbante más grande que mi vida, una cámara al hombro y lograba entrar a lugares fascinantes”.

Así, aunque el espíritu de la marca ya podía rastrearse desde su temprana juventud, fue a través de un blog de moda, mientras vivía en Barcelona, que nació Miss Balanta. “En muchas comunidades asiáticas y africanas, el turbante tiene una connotación de poder, de peso espiritual y ancestral. En el caso de los turbantes de Miss Balanta, las telas son parumas protegidas (o “telas terapéuticas”), hechas por indígenas Embera Katío, de las que solo Miss Balanta tiene derecho de distribución. “Aunque son difíciles de conseguir, siempre hacen parte de las colecciones por su valor étnico”, explica la creadora.

Aunque para ella los turbantes siempre fueron un tema de gusto, con el tiempo descubrió que, efectivamente, le aportaban algo más, una energía diferente al utilizarlos. “Es algo más que un trozo de tela, el turbante tiene el poder de desviar la atención de lo que no nos agrada, potencia el atractivo y resalta el poder individual de cada persona, siempre de manera diferente. Es un descubrimiento personal, pero hay algo a lo que yo le llamo el ‘poder turbantero’: si yo quiero lograr algo positivo, me pongo el turbante y lo consigo. Creo mucho en la energía de estos símbolos”.

Pero su aprendizaje ha sido más que un proceso personal individual. Reconoció el impacto de su trabajo el año pasado durante un evento organizado por la Liga Contra el Cáncer para recolectar fondos, en el que varias mujeres sobrevivientes de la enfermedad se reunieron en torno al deporte. Admirada por la fortaleza de estas mujeres, decidió donar diez balanturs, otro diseño que se amarra en la cabeza como un moño y cuyo encanto consiste en dar formas muy variadas.

Fue intencional que esta vez se tratara de un accesorio que deja la cabeza al descubierto: Miss Balanta quiso apoyar a la mujer con cáncer sin esconder el símbolo de su lucha y con la firme decisión de adornarla como un motivo de orgullo y de celebración. Gracias a esta experiencia, ahora trabaja en un diseño especial para mujeres que sufren de alopecia y en otros proyectos para celebrar la lucha de las mujeres enfermas de cáncer y redefinir la belleza a partir de la enfermedad.

Con la boca pintada de un rosado chicle que contrasta con el color de su piel y con su chaqueta amarilla casi neón, Angélica cuenta lo mucho que ha aprendido de esas pasiones que al principio le parecían banales. “La belleza no es un tema superficial, es una energía que te abre puertas. Entendí que mi misión es crear un producto que les transmita alegría a las mujeres que lo necesitan y lo desean. Eso carga de sentido mi trabajo”.

Hoy Angélica trabaja en el estudio de diseño The Little Black Place en Bogotá, un espacio en el que ofrece asesorías de imagen, turbantes, balanturs, faldas y, próximamente, sus propios diseños de telas exclusivas. Calle 83 N.°14A-25. Oficina 403.