Deco

Con el horizonte del mar

, 7/11/2013

Frente a la playa, un diseño que invita a contagiarse de la serenidad del mar y a celebrar con el murmullo de las olas como música de fondo.

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La descripción del montaje marino que desarrolló Gloria Zuluaga, wedding & event planner de Full Service Eventos, tiene mucho que ver con los protagonistas de esta boda, quienes encontraron en el paisaje marino el mejor estímulo para celebrar con sus amigos. La intención al crear este entorno singular tiene quizás su más obvia expresión en el color elegido, que pasa por los varios matices de azules que forma el piélago en su constante movimiento.
 También, los elementos utilizados para reproducir en cada detalle los acentos y características del océano responden a la idea de una fiesta que, si bien es informal, lleva el sello de la elegancia debida a un acontecimiento tan importante. Para empezar, las mesas son realmente mesones blancos decapados, con sillas de madera como complemento. Sobre estos mesones, unos caminos de mesa azul hortensia sirven de fondo a los platos de base blancos, calados, sobre los que reposan a su vez la cubertería española y la cristalería francesa.
 Los centros de mesa ideados por la diseñadora Zuluaga recrean la conformación de un arrecife marino, que en este caso se vale de especies florales como las suculentas, hortensias azules, green balls, campanas de Irlanda, kardox, romero y delfinios azules, y que lleva insertos de conchas marinas acompañados de bases de cristal con arena, caracoles y velitas flotantes. “El barco en decapé lo utilizamos como ‘hablador’ para la numeración de las mesas, los cubiertos están atados con hilo tipo cabuya y una etiqueta personalizada”.
 Las amenidades de la celebración fueron pensadas para facilitar a los asistentes que pasen, personalmente, a servirse algunas bebidas y comidas en ciertos momentos de la fiesta, pues al fin y al cabo el ambiente de playa no es como para sentarse en una mesa por un tiempo prolongado. Entre estos servicios complementarios está el Candy Bar, un mueble que es en realidad un carrito portátil, y que se usa para el servicio de postres, dulces, bebidas y licores. Está decorado con apotecarios o frascos de farmacia forrados con una franja de yute que remata en una conchita, volviendo al tema marino, en los que se ofrecen jugos. Hay también pitillos de papel, arrecifes y dulces azules y plateados, y como complemento, más arrecifes armados en las mismas variedades de flores, sobre una cama de arena y conchas de mar. Algunos pinchos de caracoles sirven para “pescar” los pasabocas.
 Un bouquet dispuesto al lado de un gran recipiente con hielo y bebidas, en el Candy Bar, elaborado con suculentas, hortensias azules, toques de caracolitos y tallos envueltos en hilo tipo cabuya, con apliques de conchas marinas, es otro elemento que recuerda una y otra vez los tonos azules en esta celebración en la que los detalles recrean el fondo del océano e invitan, sobre todo, a disfrutar en medio de la serena presencia del mar.
 

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