"La paz se construye en los territorios donde las mujeres convivirán con sus victimarios"

Julia Alegre, 2/6/2015

Katherine Ronderos, directora de la ONG LIMPAL, prefiere hablar de 'posacuerdo' y asegura que aunque el capítulo de las FARC se cierre, quedan por analizar los territorios donde víctimas y victimarios se encontrarán.

Foto: Paloma Villamil - Foto:

Por Julia Alegre

"En este trabajo es muy fácil perder la esperanza". Así se expresa Katherine Ronderos sobre su labor como directora de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (LIMPAL), que desarrolla desde enero de 2012.

A esta ONG feminista, una de las más longevas del mundo en su sección internacional, la avalan cien años de lucha a favor de la consecución de la paz mundial.

Un objetivo que pasa necesariamente por la inclusión de las mujeres como sujetos de derecho y con capacidad de decisión e incidencia en las políticas públicas. También en Colombia, donde la organización tiene sede desde 1998.

La economista de 37 años reconoce que ser activista y feminista en Colombia es complejo. "El trabajo es duro, exige involucrarse emocionalmente, al estar en contacto continuo con víctimas mujeres del conflicto armado. A pesar de los esfuerzos que hacemos, no vemos cambios en el corto plazo. Aquí los resultados duran veinte años o muchas veces ni los ves", asegura.

Su acercamiento con el movimiento feminista se inició en Londres, donde desembarcó en el año 2000 para cursar una maestría. Fue en la capital británica donde tuvo su primer contacto con la sección inglesa del LIMPAL. Tras once años de ausencia, regresó a su tierra con una única meta: aportar.

Desde su nombramiento como directora de la ONG, todos sus esfuerzos han ido encaminados a ese objetivo, empoderando a mujeres víctimas del conflicto y brindándoles las herramientas para que sus acciones tengan incidencia en la agenda pública. "Cuando las mujeres reconocen los cambios en ellas mismas, cuando dicen 'Ahora me siento una mujer libre, que reclama sus derechos, que no se deja pegar por su marido'; eso es lo que me hace llevarme una sonrisa al final del día".

Ronderos lidia continuamente con los estereotipos que todavía definen a la sociedad colombiana. "Vivimos en un contexto machista, patriarcal, es una sociedad hegemónica y conservadora. La presión social existe". También con la estigmatización a la que se ha reducido el término "feminista". Imaginarios colectivos que le complican más, si cabe, su trabajo al frente de la organización que lidera.

!Ser feminista no es atacar a los hombres, ni ir en su contra o violentarlos. Todo lo contrario, es cómo podemos dialogar conjuntamente para apropiarnos de los espacios que también nos pertenecen
. Colombia tiene una diversidad maravillosa de pensamiento político feminista!.

Asegura asimismo que si bien hay avances en temas de género, y una base legal y jurídica para implementar esta perspectiva, todavía existen muchos obstáculos para alcanzar la igualdad. "Los escenarios políticos siguen dominados por los hombres, por ejemplo. Las mujeres todavía tenemos ese peso del cuidado de los hijos, los viejitos, la casa... y esto es un gran impedimento para que las mujeres puedan desarrollarse".

Habla de un escenario de "posacuerdo" y no de "posconflicto", en referencia a las negociaciones de La Habana. Para la activista, la paz se construye en los territorios. "Nuestro análisis es que el conflicto se transforma y los actores del conflicto cambian. Cerraremos un capítulo que se llama FARC, pero luego continúa otro capítulo, en el que las mujeres víctimas deberán convivir con sus victimarios y con excombatientes. Esos son los espacios en los que queda todavía mucho de qué hablar".