opinión

El origen de los pensamientos

, 13/9/2010

A veces los pensamientos que nos siembran otras personas pueden llegar a convertirse en una bendición o, tal vez, en la peor de las maldiciones.

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Por: Odette Chahín
 
Todo el mundo está hablando de Inception (El origen) la reciente película del genial Christopher Nolan. La trama se centra en un grupo de expertos churros que deben lograr lo imposible, sembrar un pensamiento dentro de la cabeza de una persona, haciéndole pensar que fue una idea propia. El concepto parecería revolucionario, ‘plantar un pensamiento’, pero en realidad es lo que han hecho nuestros padres, maestros, parejas y otros. O, ¿de dónde sacó la idea de que usted es la cosa más bella de mundo, ¡carajo!?
 
Todos podemos hacer un mapa y rastrear de dónde hemos sacado ciertos pensamientos o maneras de pensar. ¿Alguna vez se ha puesto a reflexionar sobre de dónde provienen sus patrones de pensamiento? Por ejemplo, la mayoría de las veces, cuando estoy esperando a alguien y ese alguien no aparece, tiendo a pensar que lo atropellaron, lo robaron o le dio un infarto, sin concebir la idea de que tal vez a esa persona se le olvidó la cita o sencillamente no es muy puntual. En lo personal, este ‘chip fatalista’ o tendencia de pensamiento no es algo que yo haya adoptado por vivir en el país que vivimos, ni por ver demasiadas películas de terror, sino que es una herencia directa de mi mamá que tiene la costumbre de pensar (para bien o para mal) siempre en lo peor.

Hay personas que, tal vez, sin ser conscientes de ello, siembran en otros pensamientos negativos, y éstos se esparcen como una metástasis que les puede arruinar la vida. Y, por creer y tragar entero esos pensamientos, hay personas que piensan que son aves de mal agüero, poca cosa, malos polvos, que no merecen ser amados, que todo lo que tocan se vuelve mierda. Para estos casos uno tiene que tener algo que se llama el bullshit detector o detector de mierda (no disponible en los almacenes, sino dentro de usted), mecanismo de defensa que enciende las alarmas para saber a quién creerle y a quién mandar a la mismísima Cacalandia.

Por el contrario, hay personas que lo que hacen es sembrarnos pensamientos positivos, que crecen como levadura en nuestras cabezas dándonos seguridad para lograr lo que queremos. La exitosísima Tina Fey, creadora y actriz de 30 Rock, dijo una vez mientras recibía un premio: “Quiero agradecerle a mis padres por haberme criado con una autoconfianza que es desproporcionada frente a mi apariencia y mis habilidades”. Sus padres le taladraron en el celebro que podía lograr todo lo que ella quería, y lo ha conseguido. El problema estriba cuando la gente se la cree demasiado y confunde autoconfianza con arrogancia. Todo en exceso es malo, incluso la seguridad. O, ¿qué piensan de los hombres que juran que son un regalo para las mujeres o, peor aun, para la humanidad?

Todos los días los medios y la publicidad nos están sembrando pensamientos negativos, nos hacen sentir poca cosa, querer cambiar constantemente nuestra naturaleza para ser aceptados. Hay quienes de verdad se comieron el cuento de que ‘sin teticas no hay paraíso,’ mujeres que corrieron a comprarse su silicona y hombres que dejaron a sus novias planas por unas más pechugonas. Este lavado de cerebro de los medios no es muy distinto al que hacían el régimen chino de Mao y la propaganda nazi para manipular la forma de pensar y actuar de la gente. Ojalá que tuviéramos, como en la película de Nolan, un sistema de seguridad en la cabeza que lograra impedir el ingreso a ciertos pensamientos nocivos, pero para eso hay que tener mucho criterio.

Y, hablando de esto, el otro día soñé que mi compañera de apartamento era Lady Gaga: cocinábamos, bailábamos, nos íbamos de compras y nos volvíamos las mejores amigas. Aunque pienso que es talentosa, me parece que es ciento por ciento extravagancia y diez por ciento música. Me levanté con ganas de cantar y bailar Telephone, y me pareció todo muy sospechoso. ¿Sería mi sueño parte de la última estrategia publicitaria, invadir los sueños para que le guste a uno el artista y éste pueda vender más discos? Seguramente, es una realidad que no está muy lejos. Mientras tanto, dejemos de preocuparnos tanto por lo que nos metemos a la boca, y prestémosle más atención a lo que entra en nuestra cabeza.