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El platillo volador

Revista Fucsia, 18/2/2009

El Mobile Art de Nueva York es una exposición concebida para examinar las relaciones entre el arte, la arquitectura y la moda.

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Por:  Lila Ochoa
 
Su reputación de mujer genial y complicada la precede, lo mismo que a su staff. Zaha Hadid, la creadora del Movile Art, impacta por su figura y la intensidad de su mirada. Está siempre rodeada de asistentes, arquitectos, ‘brazos derechos’, un séquito. Fue la primera mujer en recibir en el 2004 el premio Pritzker, el equivalente a un Nobel, y es considerada la mujer más importante en la historia de la arquitectura mundial. Desafía las leyes de la gravedad y la tiranía de los ángulos rectos para crear espacios más humanos. Su estética está fuertemente integrada al paisaje natural o al urbano, según el caso. Un amigo en común de ella y de Karl Lagerfeld, un gran admirador de su trabajo, los presentó. Lagerfeld tenía un sueño que quería hacer realidad y sólo el genio de Zaha podía interpretarlo.

Desde el primer momento, tenía la idea de darle la independencia y la libertad creativa para que desarrollara un proyecto que pudiera transportarse de una ciudad a otra. Lagerfeld la considera la arquitecta del siglo XXI, la que liberó al mundo de los conceptos del Bauhaus que dominaron el mundo de la arquitectura durante más de un siglo. Nacida en Bagdad, de una familia rica, demócrata y liberal, Zaha creció en un país que le da la cara al progreso: los edificios del gobierno fueron construidos por el reconocido

arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright y por el italiano Gio Ponti. Zaha estudió en la Escuela de Arquitectura de Londres. Trabajó con Rem Colas, arquitecto holandés, pero tuvo que esperar hasta 1993 para ver una construcción basada en sus diseños. Su primer gran obra fue el Phaeno Science Center de Wolfsburg, Alemania. Para este año tiene varios proyectos en construcción en Dubai, Beijing, Londres, Singapur, Moscú y Beirut, entre otras grandes ciudades.

Dadas las condiciones de su país natal, Irak, ninguno de sus trabajos se ha podido realizar, y otro tanto sucede con su país adoptivo, Inglaterra. Ha tenido que luchar en un medio dominado hasta ahora por hombres y en el que definitivamente todavía existe un sesgo negativo hacia las mujeres y, en el caso de la sociedad británica, hacia los arquitectos. Por eso, su trabajo hasta ahora empieza a tener el reconocimiento que se merece.

Museo móvil
La inspiración para crear el módulo nació de la forma de la cartera acolchada Chanel, la ‘2.55’, un icono en la moda diseñado por Coco Chanel. Esta cartera y la tradición francesa fueron el punto de partida para la creación del módulo y para las obras de los artistas que allí se exhiben.

La primera ciudad donde se expuso el módulo blanco hecho de acero, fibra de vidrio y páneles de polímeros, fue Hong Kong, ciudad en la que Zaha se imaginó hace 26 años un trabajo parecido, The Peak, con el cual se ganó el primer premio de la Peak Club Competition, proyecto que nunca se realizó. Tal vez por eso, éste para la Casa Chanel le llega al alma, pues finalmente uno de sus sueños imposibles se pudo realizar.
Muchos se preguntarán, ¿y qué tiene que ver la moda con la arquitectura? Utilizan materiales distintos para construir, la una cemento y ladrillos, la otra lanas, sedas y otros. Por eso, es tan sorprendente ver este museo errante de 200 metros de exhibición interior, que llegó a Nueva York el otoño pasado y se instaló en el Rumsey Playfield, en Central Park. La visita, una experiencia alucinante, mostraba una especie de platillo volador en medio de los árboles. Guiada por la voz electrizante y magnética de la actriz Jeanne Moreau, recorrí los espacios de la exposición, en la que cada artista interpretó a su manera la cartera, ese tótem de la moda consagrado en la historia de su asombroso devenir.

Entrevista a Leandro Erlich

¿Cómo se hizo esta obra?
Se proyectó un plano para localizar las obras en un hangar. Cada proyecto se trabajó en forma separada, hubo que encontrar la manera de ingresar las obras, pues el edificio no es sencillo porque tiene curvas en los dos sentidos y la altura cambia constantemente. Mi obra iba a estar en la entrada, invitando a la gente, pero no cupo. Terminó en un alto en el recorrido del camino en el que se sucede una historia. Hace parte de la dinámica, es una interrupción dentro de la amplitud.

¿Como surgió la colaboración con Chanel?
Fui invitado por Fabrice Cousteau, comisario y director de Beaux Arts, la revista de arte más importante de Francia. Nunca había trabajado con él, pero conocía mi trabajo y tenía la idea de hacer un proyecto conmigo.

¿Qué es lo que caracteriza a su obra?
La distorsión de la realidad. Da vueltas alrededor del espacio cotidiano, de la arquitectura, del urbanismo. La idea de París fue el punto de contacto, la forma de hacer referencia a Chanel y a la Rue Cambon, la calle donde está la histórica y emblemática boutique. Está todo mezclado, no corresponde a la realidad. La película está hecha a partir de fotos y videos y animada por computador.

¿Qué opina de mezclar arte, moda y marcas?
Louis Vuitton se inventó este tipo de proyectos con los trabajos de Murakami y de Richard Prince, entre otros. Murakami es un artista pop, y para él el consumo es algo intrínseco en la producción de su obra, como lo fue para Andy Warhol.
En el caso de mi relación con esta exposición, lo positivo es la posibilidad de ejecutar una obra con total libertad.

¿Qué es para usted la moda?
Un arte como la arquitectura, las dos tienen un carácter funcional. La estética de los diseñadores influencia la creación. Si uno mira la moda, la estética evoluciona permanentemente.

¿Qué herramientas utiliza para expresarse?
En este caso, utilicé el video. No es el marco habitual, pero sentí que era la manera de abrirme a un público más amplio. No pinto en lienzo, hago instalaciones y objetos que plantean una historia.
 

 

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