moda

Encuentro de Oriente y Occidente

, 20/12/2010

Para su elegante colección, Carolina Herrera se inspiró en los vestidos tradicionales coreanos y en una serie de grabados de plantas del siglo XVIII.

- Foto:

 
En el eterno círculo de la moda, el largo de las faldas sube y baja según los ciclos de la economía o simplemente por el capricho de los diseñadores. Parecería que en esta temporada se unieron las dos razones y, por lo menos durante todo el 2011, no se volverán a ver las piernas.

Quién mejor que Carolina Herrera para interpretar esta elegancia que regresa a las mujeres a la feminidad y sofisticación. Telas superlivianas en combinaciones de color muy a lo CH, que parecen flotar con el aire. Una paleta de color en la que resaltan los marfiles, fucsias y rojos. Los vestidos de los hombres coreanos, tan fluidos y fáciles de llevar junto con sombreros de copa alta tejidos en paja, fueron una de las referencias en las que se inspiró esta colección. Un encuentro de dos culturas que resulta en un minimalismo sutil y delicado que no necesita traducción.

Los vestidos largos, se puede decir que son su firma, fueron tal vez la nota más alta del show. Escotes asimétricos, lazos estilo Obi y delicados bordados fueron algunos de los detalles que enriquecieron las prendas y les dieron ese toque que sólo Carolina posee.