Moda

Es hora de imponerse

, 27/2/2014

Brasil viene desarrollando cada año el foro de tendencias Inspiramais, un proyecto que busca crear referentes de moda propios, que a través de investigaciones permita recoger elementos identificadores, populares y locales que puedan conversar con las grandes tendencias mundiales. El objetivo: lograr que este país se cuele entre los grandes determinantes del gusto mundial.

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¿Cómo se dictamina el deseo mundial?; ¿cómo es que cuatro países logran marcar lo que pasará con el gusto y la moda en todo el mundo? Hay teorías que aseguran que el asunto del gusto no es un tema menor sino que, por el contrario, desde tiempos inmemoriales el poder político y económico ha estado también interesado en orientar los lineamientos del deseo mundial. No en vano hay una estricta coincidencia entre quienes ostentan ese poder y quienes poseen la industria de moda y del estilo más significativa.

Así, la moda ha estado históricamente ordenada por lo que se produce en Francia, Italia, Inglaterra y Estados Unidos. Japón ha intentado colarse desde los años ochenta, pero por estos días hay un proyecto apasionante que busca que Brasil pueda crear verdaderos puntos de referencia que desde las latitudes suramericanas impacten las grandes capitales de la moda. Brasil tiene el hato más grande del mundo, es el tercer país productor global de calzado y el quinto con mayor producción de textiles. “Sin embargo, con la entrada del mercado chino en el territorio brasileño, la industria se empezó a ver muy afectada, y fue ahí cuando nos dimos cuenta de que la única salida era ir en busca de la innovación y el diseño”, le explicó a FUCSIA Walter Rodríguez, diseñador que lidera el foro de tendencias Inspiramais, la estrategia que ha venido buscando desentrañar esos elementos locales que puedan hacer de Brasil un nuevo modelo a seguir.

“Tenemos las mismas escalas musicales e instrumentos que otros países, sin embargo, hemos logrado que nuestra música sea única, y que en donde se oiga sea reconocida como brasileña, y queremos hacer eso mismo con la moda”, comenta el creativo, quien asegura que Brasil está ante un momento histórico que tiene que saber aprovechar. “Con el mundial esperamos alrededor de 6000 visitantes, de los cuales casi 5000 serán hombres, así que imaginen el tamaño de la culpa y la cantidad de regalos para las esposas y novias que se quedaron en casa. Pero, ¿vamos a dejar que todos esos regalos sean de la China? No, queremos que la gente se lleve pura moda y productos brasileños”.

Para conseguir este objetivo, una de las primeras estrategias que se han desarrollado es lograr que toda la industria compuesta de joyas, cuero y calzado, componentes, diseñadores y textiles hable un mismo lenguaje. “Nos pasaba mucho que los diseñadores eran vanguardistas, pero los creadores de insumos locales se habían quedado en unos conceptos muy tradicionales, por lo que era muy difícil crear un producto ciento por ciento nacional. Así, en un trabajo íntimo con las empresas se han desarrollado conceptos que anticipen cómo serán las temporadas venideras y que de alguna manera se conviertan en horizontes comunes para todos los sectores”.

La industria de la moda brasileña busca desbordar la idea de folclore como la única forma de crear identidad, pues es claro que una italiana no querrá verse como un ícono tradicional brasileño, pero sí que alguno de esos elementos populares permeen su forma de vestir. “En realidad, en materia formal estamos muy apegados a los mandatos globales, pero es en los materiales, sus combinaciones, sus terminados y las cartas de colores en los que podemos contar más nuestra historia”, propone Rodríguez quien, por ejemplo, con la ayuda de su equipo investigador, encontró en la lluvia un elemento identitario de los brasileños. Desde Inspiramais se intentó ver la lluvia a través de los pájaros, esas guaras rojas que cuando aparecen en ciertos lugares avisan que el aguacero va a llegar, mientras que en otros indican que la época de sequía ha empezado. A partir de esas aves desarrollaron una carta de color y unas texturas; además, efectos que recuerdan lo nublado, diseños tempestuosos o que recrean los efectos de las gotas. En otro ejercicio recogieron todas las referencias de color, mensajes y tipografías con los que tradicionalmente se decoran los tractores en Brasil, una cultura popular muy arraigada, que en vez de ser leída como de mal gusto terminó por convertirse en una actitud de la que se podía extraer mucha inspiración, como el uso de dos colores vibrantes juntos y de tipografías disonantes. “La moda latinoamericana en general tiene que trabajar más en saber comunicar lo que le está sucediendo, porque realmente el verdadero valor de las marcas que son jugadores mundiales es su capacidad de bombardearnos con marketing. Tenemos mucho para mostrar pero somos tímidos, así que usamos lo obvio y eso no causa efecto internacionalmente. Si en un futuro sabemos utilizar lo que tenemos y mezclarlo, podremos ser considerados como inspiradores de life style”, concluye Walter Rodríguez.