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Florence Thomas

, 23/9/2009

La feminista más reconocida del país se revela sobre lo que significan el amor y la amistad en su vida.

Florence Thomas. - Foto:

"Yo soy yo, tú eres tú, y en el reconocimiento de esa diferencia vamos a aprender a amarnos, sabiendo que los dos estamos profundamente solos”. Esa es la forma en la que Florence Thomas se refiere al tema del amor. Ella, sicóloga con magíster en Sicología Social de la Universidad de París y una de las caras más reconocidas del feminismo en Colombia, cree en el amor, pero cree también que el amor no necesita del matrimonio. O mejor, dicho en sus palabras: “No soy yo la que no creo en el matrimonio, es el amor”.
 
A esto agrega: “Es fundamental buscar nuevas éticas del amor capaces de enfermarnos menos, capaces de producir menos violencias, capaces de resistir a los embates de la vida, con menos deseo de posesión del otro o de la otra. Sí, aprender a amar a otro libre. Es fácil decirlo, es muy difícil vivirlo. Pero el amor es para gozarlo y no para sufrirlo”.

Por eso, recuerda con especial cariño la primera vez que se enamoró. Fue en un pueblito a la orilla del mar donde solía pasar los veranos. Los dos tenían 16 años. “Después la vida nos separó. Sin embargo es una historia muy bella porque volví a encontrar a este hombre, 25 años más tarde en una de mis estadías en Paris. Y volvimos a tener una historia amorosa que duró algunos años. Él vivía en Berlín y yo en Bogotá. Amores difíciles, pero muy bellos. Nos veíamos 15 días al año. Esta historia la cuento en uno de mis libros”, anota.

Florence confiesa que, a pesar de ser feminista, tiene muchos buenos amigos hombres. “Ellos han entendido que el feminismo no busca generar una guerra de sexos. Busca construir mejores maneras de vivir nuestra humanidad”, dice tajante.

Ella piensa que para alimentar una amistad es necesaria la confianza mutua. No es tan difícil de llevar como una relación sentimental porque la amistad exige mucho menos que el amor. “La amistad, perdona, la amistad no busca poseer al otro; la amistad sabe escuchar”. También se detiene en la amistad entre las mujeres. Algo que para ella es algo relativamente nuevo y un aprendizaje que están haciendo las mujeres de la solidaridad entre ellas.

No considera que lo que hace sea trabajo. Para ella, escribir y trabajar con las mujeres de este país, como lo hace hace 30 años, es parte de su vida. Su oficio, como ella lo denomina, es construir mujeres autónomas protagonistas de sus vidas y sujetas de derechos, de palabras y de deseos.