Antiphotoshop ¡La resistencia a la perfección!

Revista FUCSIA, 12/3/2015

Gracias a marcas y voces reconocidas, la belleza natural encuentra lentamente un espacio en los medios, a la vez que cuestiona ese imperio de las mujeres perfectas que no son más que el resultado de una intervención gráfica hecha en Photoshop.

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Supervenus de Frédéric Doazan es una animación en la que una mujer de un libro de anatomía es intervenida quirúrgicamente para quedar cada vez más “bella” hasta que su cuerpo empieza a despedazarse. Tan tétrico como cierto: hasta no ver de corrido una cirugía de nariz, seguida por una de senos y una liposucción, no se hace explícito el alcance destructivo de ciertas expectativas. ¿Pero qué pasa cuando no se trata de intervenciones quirúrgicas sino de los retoques fotográficos en la mayoría de revistas y campañas de moda que vemos todos los días?, ¿son menos importantes e inocentes estas modificaciones?, ¿o son justamente los detonadores del impulso de las mujeres de intervenir sus cuerpos para parecer perfectas?

Tina Fey, famosa comediante, dice en su libro Bossypants: “Difícilmente puedes reconocerte a ti misma con la cantidad de retoque digital. Te quitan los puños y los reemplazan con manos de bebé. Los músculos de las pantorrillas, de los que generalmente te sientes muy orgullosa, han sido reducidos hasta los huesos. […] Querías que te quitaran tus cicatrices, ¿pero cómo te sientes cuando borran una parte de ti que está perfectamente bien?”.

El problema justamente es la forma como se han borrado las fronteras entre la imagen y lo real, y cómo el uso del Photosohop se ha vuelto indiscriminado y sin ningún tipo de regulación, más que la de los deseos de diseñadores, editores y publicistas de crear mujeres de mentiras en sus pantallas de computador. A pesar de lo que digan algunos expertos, muchos lectores no tienen en mente, cuando ven una campaña o una editorial de moda, que lo que tienen en frente es el resultado de un proceso técnico y creativo del cual resulta una imagen que quizá dista mucho de la versión real del cuerpo que retrata.

La exmodelo y psicóloga Vivian Diller le explicó a Fucsia: “Nos consideramos una cultura obsesionada con la belleza, pero la consecución de este ideal nos ha acompañado a través de la historia. En otras palabras, no es que nuestra cultura esté tan perdida, pero como nunca antes en la historia la población joven de mujeres y hombres está sobreexpuesta a una producción de imágenes gigante, por eso creo que es importante que al menos identifiquemos que estas imágenes que vemos no son una réplica ni siquiera cercana a las mujeres reales. A pesar de que establecer un vínculo es complicado y depende de muchos factores, lo que pasa en los medios sí ayuda a incrementar desórdenes alimenticios y problemas de imagen corporal. Cuando eres un adulto, especialmente una mujer que está envejeciendo, puedes saber que aunque son imágenes que generan presión, no son reales ni posibles. Si eres muy joven, tal vez no”.

Para la mayoría de las mujeres estas imágenes sí representan una posibilidad y perpetúan una frustración malsana frente a la incapacidad de conseguir esos resultados. La fotógrafa de moda Valeria Duque, que se interesa por exaltar la belleza natural en sus imágenes, afirma que ha empezado a ver un cambio esperanzador, impensable al mirar hacia los años ochenta y noventa, cuando el uso del Photoshop empezó y saturó los medios. Hoy, modelos como Lara Stone aparecen semidesnudas sin ningún tipo de retoque después de tener a su bebé. Keira Knightley mostró su torso desnudo en la revista Interview con la única condición de no ser retocada. La emblemática Cindy Crawford deja ver su verdadera piel y sus músculos, a los que sí les han pasado los años, en una valiente foto para una revista internacional. Hace poco, la marca norteamericana American Eagle lanzó una campaña llamada “Aerie Real”, en la que ninguna de las modelos fue retocada. Y el lema de la revista Verily que se rehúsa a utilizar Photohsop es: “Más de lo que eres, menos de lo que deberías ser”. Esto muestra la importancia de que figuras con poder inviten a las audiencias más grandes a reconocer el problema.

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“No se trata de repudiar a nadie, esas mujeres casi perfectas sí existen. El problema es que solo las vemos a ellas”, dice Valeria Duque. Vivian Diller añade: “Hay que reconocer que al sacar de sus sesiones de fotografía a estas mujeres que son hermosas y casi perfectas, incluso ellas son imperfectas. Yo fui modelo y lo sé. No sé por qué nos hemos empeñado en borrar la imperfección cuando son esas pequeñas cosas las que nos hacen únicos. El retoque digital es solo magia”. Con tanta información, afirma Valeria Duque: “Nos comparamos y pensamos ‘Yo podría ser todas estas mujeres y no lo soy’”, pero al aceptar que somos las mujeres que somos podríamos liberarnos de tantos pesos sin tener que renunciar a querer ser bellas y cuidarnos”.

Mostrar todo tipo de mujeres permite identificarse con alguna de ellas, el poder de esas imágenes consiste en reconocer la diversidad y eso abre una conversación que permite ampliar el espectro de lo que consideramos bello. Y es que la diversidad es fundamental para que ese anhelo de definir la belleza un poco más a nuestra medida no sea solo una aspiración inocente, precisamente porque la belleza no es un tema banal. Vivian Diller insiste: “No creo que en este tema ponerse de un lado o de otro ayude a las mujeres. No podemos olvidar que a todas les gustaría verse atractivas. Pero tampoco podemos olvidar que la realidad de la belleza no es tan rígida, que es más variable y que lo que es atractivo para algunos no es lo mismo que resulta atractivo para otros”.