columna

Hasta que el divorcio nos separe

Odette Chahin, 17/11/2009

El divorcio es tal vez uno de los mejores inventos de la humanidad, incluso mejor que el mismo matrimonio.

Los divorcios se han vuelto tan comunes, que parecen ser parte de nuestro ciclo natural de vida. - Foto:

Hace poco me encontré con una amiga del colegio. Lo último que había sabido de ella es que había tenido una hijita y que se había divorciado, lo que me pareció bastante normal, ya que lo ‘anormal’ hoy en día es no divorciarse. A los pocos minutos apareció su ex esposo y me saludó cariñosamente. Quedé confundida: ¿acaso no se habían separado?, le pregunté a ella. “Sí y no –me contestó–, estamos separados, pero ahora somos
roommates, así él puede ver a la niña y compartimos gastos”. Y luego dicen que Colombia todavía no ha entrado a la modernidad…

Al parecer, estos divorcios sin una verdadera separación son cada vez más comunes por culpa de la recesión económica, con el fin de evitar una separación de bienes, el regreso a la casa de los papás, el problema de causarle traumas a los hijos, y otras molestias.

Dentro de los divorcios civilizados es común ver al ex esposo y al nuevo esposo jugando golf, irse con el ex en plan de buscar nueva pareja a un bar o comer lechona en Navidad con la ex y la nueva mujer, junto con su nuevo esposo, diciendo todos “whisky” al unísono mientras se dispara un flash.

Los divorcios se han vuelto tan comunes, que parecen ser parte de nuestro ciclo natural de vida: nacer, reproducirse, contraer matrimonio, divorciarse y morir. Muchas mujeres llegan al matrimonio tan prevenidas con el posible desenlace, que prefieren no cambiar su nombre de solteras y evitar el tradicional ‘Fulanita de’ para que no resulte obvio cuando se divorcien. Los índices de divorcio han crecido tanto en el mundo, que en México están autorizados los ‘divorcios express’, que entregan tan rápido como una hamburguesa en McDonald’s; y en Portugal uno se puede divorciar hasta por Internet.
Y es que, para muchos, el divorcio es tal vez el mejor invento después del Blackberry.

En la Antigüedad era literal el “hasta que la muerte los separe” porque éste no existía, a las mujeres sólo les quedaba rezar para que le cayera a su marido un rayo o una lepra deliciosa, u optar por envenenarlo. Era mejor visto tener dos esposas que divorciarse de una. Pero, cómo han cambiado los tiempos… Hoy, los matrimonios son “hasta que nos cansemos el uno del otro”, “hasta que la plata nos separe”, o “hasta que se me atraviese alguien mejor que tú”.

A algunas mujeres en proceso de divorcio les parece trágico que el ex esposo se quiera quedar con el carro último modelo, la casa de la playa o la mascota, pero ellas lo tienen muy fácil… Cada año aumentan las cifras de suicidio en la isla de Qeshm, ya que esa es la única forma como las mujeres pueden escapar de sus matrimonios, aquí por lo menos tenemos la opción de separarnos. Aunque para muchos el divorcio es tan común como un chocorramo, existen países como Malta y Filipinas, que en pleno siglo XXI todavía lo prohíben y lo tratan como un tema tabú.

En Irán, las leyes misóginas le prohíben a las mujeres acceder a los derechos básicos sobre matrimonio y divorcio y obligan a las niñas de 13 años a casarse con un hombre al que ni conocen (y mucho menos aman) y luego él es el único que tiene el derecho a divorciarse de ellas. Como si esto fuera poco, la ley le concede la custodia de los hijos al padre. Las películas de terror de Freddy Krugger son suaves en comparación con la escalofriante vida de las mujeres iraníes.

Por fortuna, el divorcio ha perdido la connotación de fracaso y se ha convertido en una nueva oportunidad para encontrar a alguien compatible y ser más feliz, algo que se ha tomado muy en serio Linda Lou Taylor, de 68 años, quien ostenta el récord Guiness de tener el mayor número de matrimonios, 23 para ser exactos, y aún alimenta la esperanza de encontrar al hombre de su vida.

El divorcio lo inventaron para liquidar algo que no funcionó, decisión que trae más tranquilidad y salud mental que depresión, como dijo Woody Allen cuando se separó de Mia Farrow: “La única vez que mi esposa y yo tuvimos un orgasmo simultáneo fue cuando el juez firmó los papeles de divorcio”.