¿Hasta qué edad está bien amamantar?

Revista Fucsia , 12/5/2016

¿Hasta qué edad está bien amamantar? ¿Acaso se vuelve raro hacerlo cuando el bebé supera el año? Con una serie de retratos la fotógrafa Natalie McCain defiende la naturalidad de esta práctica.

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La pregunta que más me molesta es: ‘¿Cuándo piensas parar?’ ¿Por qué tengo que parar? ¿Me toca tener una fecha en mente? Mi hija se siente cómoda, ella es inteligente, independiente y segura, de manera que amamantarla no la está retrasando en ningún sentido. Ella está tan cerca de mí...”. Ese es el testimonio de una de las mujeres retratadas en la serie fotográfica de Natalie McCain titulada “We are not ‘still’ nursing, we are just nursing” (No estamos lactando ‘todavía’, simplemente estamos lactando). Sus protagonistas son mamás y sus pequeños, mayores de 12 meses.

“Aunque esta práctica no es nueva, sí ha sido un tabú. A mi primera hija le di pecho hasta que tenía tres años y medio y con mi segundo hijo llegué a los dos. Ese vínculo finalizó naturalmente. Nunca di mayor importancia a las críticas pues sabía que estaba haciendo lo mejor para mis niños”, comentó a FUCSIA la artista.

Este trabajo hace parte de su iniciativa The Honest Body Project, cuya finalidad es ayudar a las mujeres a que reconozcan la belleza que hay en ellas y que se den cuenta de que no están solas en las luchas de sus vidas. “Soy una apasionada del tema de normalizar la lactancia prolongada. Todas deberíamos ser libres de amantar sin miedo a ser juzgadas o ridiculizadas. Infortunadamente hay muchos estigmas”.

Precisamente por eso en su obra llama la atención sobre la palabra “todavía”. “Me incomoda oír a gente afirmar: ‘Cuando pueden pedir que les den leche es que ya no la necesitan más’. Desde cuando un bebé llega al mundo, la pide. Los recién nacidos lloran, se chupan sus labios y las manos. Los más grandecitos señalan el pecho. Y ahora mi niño lo hace diciendo ‘lechita’ y halándome la camisa”, contó otra de las fotografiadas. ¿Quién impone una fecha de caducidad? En el 2011 autoridades de Forest Park, un pueblo de Georgia, intentaron que se volviera ilegal lactar en público más allá de los dos años, por considerarlo un “acto indecente”. La ley se reversó gracias a las protestas de un grupo de “lactivistas”.

A la abogada Valeria Calderón, experta en derechos reproductivos y autora del blog Nenes de leche, ni siquiera le parece apropiado acompañar la palabra lactancia de calificativos como “prolongada” o “extendida”: “Terminan sugiriendo que se va más allá de lo que es normal. Y lo normal no es destetar según los límites que alguien imponga, sino los que mamá y bebé acuerden. La Organización Mundial de la Salud estipula dar a los bebés exclusivamente leche materna hasta los seis meses y luego habla de alimentación complementaria, pues esta sigue siendo central. Además recomienda continuar con ella hasta los dos años o más”.

La antropóloga Katherine Dettwyler ha investigado que en muchas culturas no occidentales los niños la reciben hasta los tres o cuatro años y al comparar a los humanos con otros mamíferos como los primates, en razón del pasado evolutivo, concluye que el organismo está diseñado para beneficiarse de ella como mínimo durante dos años y medio y máximo hasta los siete. “Sus aportes incluyen el fortalecimiento del sistema inmune y su capacidad nutritiva.

Es mito que con el tiempo se vuelva ‘agua’. Además alivia la necesidad natural de succión. La teta es un somnífero más efectivo que el paseo en carro. También funciona como analgésico. En el momento de las vacunas, por ejemplo, si el niño está ‘enchufado’, se aminoran el dolor y la angustia. Y ofrece conexión emocional: permite que la mamá descifre las necesidades de su hijo incluso antes de que las exprese. Y este será en el futuro más hábil socialmente, porque el afecto que tuvo se traducirá en confianza en sí mismo”, asegura Calderón.

Natalie McCain está convencida de que si alguien se siente afectado ante la imagen de una mujer que lacta es porque tiene un problema por resolver. “Nuestros pechos fueron hechos para eso”. Una de sus frases favoritas de la obra es la que señala que amamantar después del año “no es extremo. No lo hacemos por deporte, para ganar un premio o para ser reconocidas. No queremos probar nada, hacer una escena o ser alabadas. Sólo somos madres alimentando a nuestros hijos”.