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La llave del éxito

, 13/9/2010

Catalina Zuluaga, editora invitada de FUCSIA, ha trabajado con Loulou de la Falaise y con la Casa Balmain. Radicada en París, vino a Colombia para encargarse de Styling de los desfiles de Estebán Cortázar para el Éxito.

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Catalina Zuluaga le hacía barra a Cruella de Vil cuando de niña veía la película de Los 101 dálmatas. Los cachorros no eran relevantes para ella, en cambio, la forma en que esta malvada mujer dibujaba los abrigos de piel le parecía fascinante. Sin saberlo, su destino en la industria de la moda ya estaba trazado.
 
Años después, y todavía con la imagen de Cruella en la memoria, Catalina llegó a París y se matriculó en Studio Berçut con la idea de convertirse en diseñadora de modas. Lo hizo por lo alto y selló su aprendizaje de creación de colecciones con una práctica en Nina Ricci, lugar en donde no sólo aprendió a organizar un look y un book, sino que cumplió el deseo de todo diseñador principiante: ver cómo funciona una Casa francesa por dentro.

Comenzó con el pie derecho, pues su corta carrera en el mundo de las pasarelas es tan exitosa, que a sus 27 años ya ha trabajado con Loulou de la Falaise –diseñadora, que fue musa de Yves Saint Laurent– y con la prestigiosa Casa Balmain, dirigida por Christophe Decarnin.

A La Maison de Loulou, como se llama la boutique de la Falaise en París, llegó recomendada por su amiga Lauren Santo Domingo. Trabajó al lado de la diseñadora durante un año, ayudándola con el styling de las sesiones fotográficas y con el diseño de joyas. Recuerda con emoción las dos veces en que Yves Saint Laurent fue a la tienda a recoger a su jefa para llevarla al pequeño bistró de carpa roja al que siempre iban a almorzar. La experiencia de trabajar al lado de una diva de la moda, a quien define como una mujer sencilla y muy tranquila, le sirvió a Catalina para darse cuenta de que se quería dedicar a hacer styling. Renunció y, sin dudarlo, se inscribió en ese programa, en el Instituto Marangoni en Milán.

En la Casa Balmain
Confiesa que la pinta que usó cuando en el 2008 la llamaron para la entrevista en Balmain no fue improvisada. Ella, que mide cerca de 1,55, se puso unos zapatos altísimos con un blazer negro satinado, de hombreras, sobre unos shorts enterizos y unas medias largas. A pesar de la seriedad de Decarnin y de la tensión propia de una entrevista de trabajo, a los pocos días Catalina era la encargada de subir todas las mañanas a la oficina de su nuevo jefe para mirar si se habían hecho cambios a los diseños pegados a la pared. De haberlos, debía comunicárselo a las costureras y luego reemplazar el viejo diseño por el nuevo.

Esa era tan sólo una de las tareas que vienen con el cargo de asistente del director de una de las Casas de moda más importantes del planeta. Las otras incluían ayudar con la preparación de la colección de la Semana de la Moda, y estar presente cuando celebridades como Penélope Cruz llegaban para mandar a hacer vestidos hechos a la medida.

Al lado de Cortázar
A Esteban Cortázar lo conoció cuando, por la misma época en que se presentó en Balmain, lo hizo también en Ungaro. Fue él quien le hizo la entrevista que ella recuerda hoy entre risas, pues llegó muy aplicada a presentarle su portafolio al niño genio de la moda. No entró a Ungaro porque le salió primero lo de Balmain, pero, como en la vida no hay casualidades, a raíz de ese encuentro Catalina y Esteban se empezaron a ver cada vez más para hablar sobre moda y jugar con telas.

Cuando comenzó el proyecto de Cortázar con Almacenes Éxito, quién mejor que Catalina para encargarse del styling. Fue ella una de las personas que estuvo detrás del montaje de toda la producción que se vio en el pasado Colombiamoda y que también estará a cargo de la colección que Esteban lanzará en octubre.

No le gusta sentirse amarrada, por lo que su idea es balancear su vida entre París y Bogotá. Le gustaría hacer consultorías y montar pop up stores, una especie de boutiques temporales con ropa traída de Europa. De aquí a diciembre ya está copada, pues, después del compromiso que tiene con Esteban, está organizando un evento en Cartagena en diciembre, junto con Julio Mario Santo Domingo Rechulski y un amigo suyo de Mónaco. La idea es traer a JonOne, famoso grafitero francés.

Al verla trabajar, es evidente que sabe lo que hace. No duda. Sus preguntas no son inseguras, más bien buscan opinión. Es una niña sencilla y creativa que todavía compra libros para colorear. Una amante de la moda que compara su oficio con un acto de magia, pues lo que más disfruta es poder sorprender con sus realizaciones, como con ésta, que hizo para FUCSIA, que seguramente dará mucho de qué hablar.

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