Profesión: modelo

revista Fucsia, 20/7/2014

Hace treinta años era impensable que el modelaje en Colombia llegara a convertirse en una carrera rentable. En la actualidad, cientos de jóvenes hacen realidad ese sueño. Estas son las lecciones de la agencia Informa Models.

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Ese universo de modelos caminando por las pasarelas de alta costura, fotografiados por millones de cámaras que intentan registrar las nuevas propuestas de las grandes casas de moda, ha dejado de ser exclusivo de Nueva York, París o Milán. Desde hace más de dos décadas, Latinoamérica ha sido el centro de atención de esta actividad y ha catapultado a la fama a cientos de diseñadores y modelos que le traen un aire fresco a la industria. Y Colombia, para sorpresa de muchos, no es la excepción.

Aunque nuestro país es reconocido en el mundo por la belleza de sus mujeres, la profesión de modelo nació de forma paralela al desarrollo de la industria textilera a manos de firmas como Fabricato Tejicóndor, que empezaron a demandar cuerpos que lucieran sus prendas. “Iniciamos el modelaje hace 25 años, cuando el panorama en ese entonces era muy poco halagüeño y existían unas 15 modelos importantes o representativas para mostrar colecciones en los showrooms. Gracias al crecimiento de la industria de la moda comenzó todo un proceso de gremio y nació la necesidad de buscar personal idóneo para presentar las colecciones”, cuenta Chacha Posada quien, junto a Margarita Gómez, fundó la agencia Informa Models en Medellín, también con sede en Bogotá.

El panorama de hoy es muy distinto. El modelaje no solamente se ha cotizado como una elección legítima, sino que su carácter rentable se evidencia en cuatro segmentos del mercado: comerciales de televisión, fotografía, pasarela y lanzamiento de producto o de marca, habitualmente conocido como “trabajo de protocolo”. Dependiendo de su desempeño y desenvolvimiento en estos sectores, en Colombia un modelo puede percibir entre $1.500.000 y $11.000.000 mensuales, a sabiendas de que mientras una pasarela demanda un día completo y recibe un pago de $600.000, una campaña publicitaria representa en promedio $5.000.000 durante el mismo tiempo.

“Normalmente un modelo comienza a modelar entre los 13 y 14 años, que es cuando se empieza a desarrollar y a perfeccionar su figura. Hay otros que lo hacen a los 18 años cuando salen del colegio y están a punto de entrar a la universidad. En Colombia esta decisión depende en gran parte de la familia de cada persona, de que sus padres les permitan modelar. A partir de esta etapa la carrera puede durar como una actividad permanente hasta los 35 años, como fue el caso de Tala Restrepo, Tuti Barrera o Gloria Saldarriaga. Hoy, la modelo que más factura en Colombia es Maxi Vélez, quien ha sido la número uno durante tres años consecutivos. Tengo modelos en mi agencia que ganan más que sus papás. Una vez tuve una niña de 6 años, Natalia, con quien trabajábamos la cuenta de Johnson & Johnson, que durante mucho tiempo siguió facturando más dinero al año que sus padres”, relata Posada.

Pero, ¿qué significa exactamente ser modelo en Colombia? Si bien los latinos manejan proporciones que contemplan el aspecto curvilíneo, las medidas para ser modelo están internacionalizadas. Las mujeres deben tener como mínimo 1,75 metros de estatura y su talla debe ser 8 (en el exterior son mucho más delgadas), mientras que los hombres deben sobrepasar los 1,85 metros de estatura, usar talla 32 de pantalón y tener cuerpos atléticos, definidos y delgados. Los rasgos en sí no importan porque en el mercado se valora lo multirracial y lo diferente, pero sí hay unos patrones que se imponen a la hora de lograr un contrato con una marca. Por ejemplo, la forma de rostro que predomina es la cuadrada, ya que su registro fotográfico es magnífico y quienes poseen este rasgo aparecen comúnmente en las portadas de las revistas. Luego le siguen el rostro triangular y por último el ovalado.

Para Posada no existe un fenotipo definido que aliente una escogencia, sino más bien una disposición de cada persona que la haga capaz de explotar su belleza. “Cada cuerpo tiene un movimiento, un ritmo para desplazarse, cada mirada tiene una intención, lo importante es saber detectar quién tiene esa mirada y ese movimiento para trasmitirlo a los demás”. Esa es la razón por la que en el modelaje, los interesados deben aplicar a una agencia que los secunde y cursar cinco años de carrera, en los que aprenden a desplazarse, pararse, vestirse, proyectarse, desenvolverse en cada casting. Durante todo este tiempo se crean books o portafolios que incluyen una ficha técnica de sus medidas y sus cuatro mejores fotografías, a fin de promocionar al modelo en distintos trabajos que lo lleven también a los escenarios internacionales.

Quizá la diferencia radica en que las mujeres tienen mayor proyección dentro de este negocio durante su juventud. A los 35 años empieza a disminuir el tipo y el ritmo de trabajo para ellas, y las que continúan encuentran que hay otros productos como bancos, campañas de alimentos o cremas que demandan su trabajo.

En definitiva, lo más importante es que en Colombia sí se puede vivir del modelaje, una actividad profesional que hace 25 años no existía y que todavía se confunde con trabajos similares como los de presentación y actuación. “Si bien hay presentadoras que por sus características físicas hacen campañas publicitarias, ellas no han hecho una carrera de modelos que incluya una agenda diaria. Mi portafolio de 120 modelos es tan bueno como los que ofrecen la agencia Elite de Miami o cualquier agencia reconocida de Argentina o Brasil. Mis modelos son tan prestantes que una de ellas, Juana Martínez, de 1,80 metros de estatura, quien vive en Medellín, no falta nunca en una pasarela de Colombiamoda. El primer semestre de este año estuvo presente en la pasarela de Carolina Herrera en Miami, y un mes después en la de Oscar de la Renta. Es un excelente nivel el de las modelos nacionales que, aunque no son millones, existen y actúan como verdaderas profesionales”.