De libros y sexo: 'La humillación' de Philip Roth

Revista FUCSIA, 17/2/2015

FUCSIA le pidió a tres respetados editores que le recomendaran a nuestras lectoras un libro que abordara el sexo, hablara sobre la sexualidad o se adentrara en el complejísimo universo de las relaciones sentimentales.

Lo masculino. Por Juan David Correa
** El director de la Revista Arcadia recomienda 'La humillación' de Philip Roth

Philip Roth (Newark, 1941) es uno de los más lúcidos exploradores de la masculinidad en la literatura. Cada una de sus novelas es una indagación, desde lo moral, de quiénes somos los hombres con respecto a las mujeres. Si me preguntaran, como lo hizo la editora de esta revista, que le recomendara a una mujer algún libro en donde la sexualidad se explorara de una manera intensa, profunda, reflexiva e irracional –por paradójico y contradictorio que parezca, pero en todo caso de eso es que estamos hechos— le diría sin duda que acudiera a alguna de las más de veinte novelas de un escritor que, no me canso de repetirlo, debería haber ganado el Premio Nobel de Literatura hace mucho tiempo.

Como no se trata, supongo, de dejar en el aire una obra vasta, sino de señalar un probable camino para comenzar, le diría a quien quisiera iniciar una lectura de Roth, que lo hiciera con una de sus últimas novelas –Roth, desafortunadamente anunció en 2012 que no publicaría nada más–. La novela se llama La humillación. Y es la historia de Simon Axler, un viejo actor de teatro que decide alejarse del mundo en una vieja casa de campo tras divorciarse. Axler tiene 70 años y enfrenta el fracaso y el cansancio de su oficio. Es un hombre solo ante su destino. Decidido a suicidarse, se recluye a meditar su propia muerte. Sin embargo, la aparición de una mujer 30 años menor que él, cambiará radicalmente los planes. Pegeen es la hija de uno de sus mejores amigos de juventud. Axler la vio nacer. Pegeen es lesbiana pero ha decidido, tras una crisis de identidad, probar su sexualidad con los hombres.

Muy pronto se inicia entre los dos una intensa relación que, como es de imaginar, terminará por remecer todo cuanto han pensado de la vida. Desde la diferencia de edad hasta la propia sexualidad se ponen en juego. Cada página de La humillación es un pequeño tratado de la imposibilidad de un hombre ante su propio cuerpo. Poco a poco Axler va hundiéndose más y más en las exigencias de Pegeen; poco a poco va caminando hacia su propio infierno: en cada episodio se reflexiona acerca de la paternidad, los clichés sobre el goce con el lesbianismo, y la culpa que lo persigue como un perro rabioso.

Axler nos recuerda que Roth es un escritor muy por encima de su tiempo que ha sabido contarnos, desde la intimidad, la tragedia de las relaciones humanas. Su tragedia va consumiéndonos, pero la capacidad de narrar sin miserabilismos, sin victimizar a nadie, nos va mostrando que en una relación siempre hay juegos de poder que pueden devastar profundas zonas de nuestro interior. Pegeen no es culpable, Axler no es inocente: los dos han fijado un pacto que, desde el primer momento –como suele ocurrir en la vida—, es de una claridad angustiosa pues los dos saben que está condenado al fracaso.