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Lujuria en las redes sociales

Por Arnoldo Mutis, 15/6/2010

La fascinación universal por Facebook, Second Life, My Space y demás redes virtuales, también se debe a la facilidad que le ofrecen a la gente para desfogar tanto sus más tiernos como sus más retorcidos instintos sexuales.

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Nancy Parra, una ejecutiva de ventas de una cadena de ferreterías, cuenta que el día en que descubrió la generosa oferta sexual en Internet aterrizó en el mejor de los mundos. A sus 28 años, se define como una mujer ardiente y curiosa por el sexo desde la adolescencia, de modo que a los 23 se independizó de sus padres porque quería más libertad para degustar su vida erótica. Pero la experiencia no fue tan gratificante, porque tras intentarlo con hombres de todos los tipos, tal como se lo había propuesto, llegó a una terrible conclusión: “Los colombianos son supremamente remilgados en las relaciones, no tienen ni idea de lo amplio y variado que puede ser el sexo y el machismo les cierra la mente a cualquier posibilidad de que las mujeres seamos más activas, atrevidas, locas y sucias en la cama”. Esta profesional del mercadeo, que por trabajar en una cadena de ferreterías dice conocer muy bien el ámbito masculino, relata que a los novios o amantes que tuvo por un buen tiempo les aterraba que ella les acariciara el trasero y las tetillas, que les propusiera ciertas posiciones en que la mujer tiene el control del acto sexual y que durante las relaciones diera rienda suelta a deseos que le surgían espontáneamente llevada por la pasión. “Me cansé de que me juzgaran como una prostituta o me tildaran de ‘Nancy la caliente’. Un tipo una vez se puso furioso porque yo llegué al orgasmo primero que él; nunca más me volvió a llamar. Otro se me rió en la cara cuando le propuse que nos confesáramos nuestras fantasías y expectativas sexuales”.

Todo ese cúmulo de sinsabores la desanimó para entablar nuevas relaciones. Comprendió que en ese medio de oficinistas y mandos medios en que aún se desenvuelve sólo iba a encontrar incomprensión y prejuicios. “Necesitaba conocer gente completamente distinta, con la mente abierta y que no se escandalizara ante una amante como yo, que sé pedir lo que quiero”, explica. “Que una mujer vaya sola a un bar, en plan de ‘levante’, es muy mal visto aquí en Colombia, de modo que la única opción que me quedó fue Internet. La verdad es que siempre me pareció ridículo e inseguro todo eso que oía y leía en revistas acerca de conseguir relaciones a través de las redes sociales. Pero por esa época estaba tan aburrida y desesperada, que me olvidé de todo eso, empecé a navegar por esos rumbos y desde el primer día quedé enganchada. ¿Por qué? Porque una cosa va llevando a la otra, siempre aparece gente dispuesta a hacer lo mismo que uno y surgen más y más links por donde aventurarse, de modo que hay momentos en que uno siente que no puede parar”.

Efectivamente, a través de las redes sociales de Internet, Nancy cuenta que hace poco batió su propio récord, cuando se acostó con un hombre distinto cada día durante una semana. A todos los conoció por una página especializada en contactos para tener sexo, que se ha convertido en su favorita, aunque frecuenta muchas otras.

Gracias a sus andanzas en Internet, por fin cumplió todas aquellas fantasías y caprichos que sus pacatos amantes le negaron por años. Y siguiendo una regla de la vida, el contacto con personas de mundos disímiles le ha permitido conocer nuevas fronteras del erotismo que no había sospechado que existieran o que le llegarían a gustar. “Sé que lo que hago no es lo más seguro, pero procuro tomar mis precauciones, como contarle a una amiga que voy a verme con un amante desconocido. Cuando un ‘levante’ no me inspira confianza, sencillamente lo desecho o le propongo sexo sólo por el chat o el videochat; para eso está la webcam”, señala esta ‘ciberamante’ bogotana, aunque con raíces quindianas y costeñas. Su caso es bastante especial, aunque más frecuente de lo que se cree, dentro de esta tendencia tan extendida que muestra lo bien que se llevan el sexo y las tan de moda redes sociales.
 
Como lo han explicado varios sociólogos y estudiosos de la comunicación, es una constante de la historia que apenas surge una nueva tecnología, la gente encuentra formas de darle un uso sexual. Con Internet, ello se ha agudizado, dado su vertiginoso crecimiento. Más de un billón de personas tienen hoy acceso a la Red y buena parte de ellas acude allí motivadas por el instinto libidinoso. De hecho, el sexo fue el que abrió la puerta de las posibilidades comerciales de Internet y se considera que es, hoy por hoy, su mina de oro. En su estudio dedicado al sexo virtual, el sicólogo estadounidense Michael Grayson Conner calcula que existen más de siete mil páginas de sexo gratuitas y unas 30 mil pagadas, a las cuales se suman alrededor de ocho mil nuevas cada año. Además, siete de las diez palabras clave más usadas en los buscadores tienen que ver con la lujuria.

Esa beneficiosa relación se ha visto aumentada y mejorada con las redes sociales, entre cuyos más de 230 millones de miembros no son pocos los cazadores de sexo, bien sea causal o con fines duraderos. Hace poco, una investigación del estudioso de las redes sociales Dan Zarella, concluyó que cerca de 90 por ciento de los links que intercambian los usuarios de Facebook, la mayor red social, contiene alguna información sexual. Y una búsqueda simple revela que existen en esta comunidad más de 3.500 grupos y páginas que contienen la palabra sexo. A propósito, Nancy cuenta que, efectivamente, a través de Facebook ha conocido a muchos hombres sin las complicaciones de durar dos horas arreglándose para salir.

Tanto ella como otras personas entrevistadas para este artículo, declararon que la gran mayoría de los contactos que se hacen a través de Facebook y otras redes tienen como objetivo acostarse con alguien. A lo mejor esto suene predecible y mecanizado, pero también aseguran que el flirteo en la Red suele ser tan interesante y misterioso como el que es posible en un restaurante, un bar y otros sitios donde inesperadamente puede surgir una persona atractiva para pasar la noche y, por qué no, el resto de la vida.

“Contactos reales para sexo en Bogotá”, “Soy colombiano, me gusta el sexo”, son sólo algunos de los múltiples grupos y apartados que aparecen hoy en Facebook, que también ofrece páginas dedicadas a la coprofilia (parafilia basada en la excitación con las heces), sadismo, bondage (sexo con ataduras), el anilingus (sexo oral en el ano) y una larga y variada gama de opciones que sonrojan a muchos. Pero como ya lo dijo Nancy, y lo ratifican especialistas como el doctor Grayson Conner, si algo le encanta a la gente del sexo a través de Internet es esa oportunidad de experimentar lo que en la vida normal resulta vergonzoso o inalcanzable.

Por otro lado, existen redes específicamente dedicadas al sexo, como ‘Red Light Center’ o ‘Mi espacio secreto’, que funcionan ya sea como sitios porno o Webs para encontrar con quién tener relaciones, o las dos cosas al tiempo. Incluso unas mujeres crearon un club basado en juegos de rol donde el tema es la violación. Muchas tienen botones dedicados a las diversas tendencias (hetero, gay, bisexual, orgías, swinger, fetichismo, etc.). A ellas sólo se accede por invitación de un miembro o por solicitud, a través de un mensaje.

Ya en la comunidad, el nuevo miembro construye su perfil a su antojo, apegado a la realidad o no. He ahí el que es para muchos el gran atractivo del llamado cibersexo, pero también su trampa: personas que no se sienten bellas, con problemas de peso, o frustradas por su edad, recrean para los demás una imagen ideal de sí mismos, alterando los datos de sus años, sus rasgos, profesión, estado civil, etc. Pero, sobre todo, es su perfil como amantes el que se sirve más de su imaginación. En mundos virtuales como Second Life, por ejemplo, una mujer sumisa en la cama, tal vez concebirá a una vampiresa fatal dada a azotar a sus amantes; mientras que un señor acomplejado por su pequeño pene, a lo mejor se sueñe dotado de un falo notable. Todas estas opciones también se ofrecen a través de juegos online como MUDs. Para hacer más intenso el placer, lo último es una serie de instrumentos que conectados a la Red reproducen las sensaciones que se experimentan piel con piel. Twitter, por su parte, se ha convertido en el nuevo cigarrillo después del sexo, de acuerdo con una investigación de retrevo.com, según la cual son cada vez más los hombres y mujeres que escriben un nuevo tweet inmediatamente después de los goces del amor.

Además, las redes ofrecen una opción que es muy cómoda para muchos y son los chats y videochats, en los que la gente puede excitarse y masturbarse expresando su más retorcida lujuria sin ambages. Si se quiere intimar con alguien en concreto, se puede acordar lo que se llama un “privado”. Estos chats pueden ser además ‘teledirigidos’ por una persona que guía lo que hacen los demás participantes de la sesión. Se trata de prácticas en las que es vital la imaginación para construir una situación sexual ficticia que no sólo llega al clímax, sino que es segura, pues protege contra el contagio de enfermedades de transmisión sexual y el VIH.