¿Tengo o no midorexia?

Revista FUCSIA , 12/5/2016

Si eres mujer mayor de 40 años y te sientes como una veinteañera, quizás haces parte de este grupo que le teme a envejecer en todo sentido. Una radiografía de una nueva actitud.

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La mayoría de nosotras conocemos detalladamente el cuento de Blancanieves y sabemos que la Reina Grimholde, popularmente llamada Reina Malvada, es un símbolo del deseo de juventud eterna, pues no soporta que exista en el mundo otra mujer más hermosa que ella. Lejos de la ficción, nuestra realidad transforma cada uno de los espejos en un enemigo que nos muestra cuándo las cosas no están en su sitio y que convierte la frase “¿cómo me veo?” en una muletilla diaria.

Para las mujeres esa pregunta vuelve a ser difícil cuando llegan a la mediana edad debido a que no sólo se juzgan frente al espejo, sino que inician un proceso de autoevaluación de si lograron o no lo que tanto habían querido y ocurre una batalla interna por generar nuevos significados y propósitos. A esto se suman varios cambios físicos, emocionales y sociales que ponen a la mujer como si estuviera en una montaña rusa. Ese sube y baja está marcado por la menopausia, la depresión, los trastornos de identidad, la ansiedad, el estrés, la baja autoestima, los trastornos hipocondríacos y un alto grado de vulnerabilidad que la hacen sentirse insegura.

Esta segunda adolescencia que se presenta mayormente en mujeres de entre 40 y 55 años tiene una gran variante que se conoce desde hace poco tiempo como midorexia, una combinación entre el sufijo “rexia”, que señala una obsesión, y la palabra “mid”, por la contracción del inglés “middle”, aludiendo a la mitad de la vida. Si bien el término no está acuñado oficialmente, se hace para referirse a ese grupo de mujeres en plena crisis de la mediana edad que agarran cualquiera de las tendencias juveniles para sentirse más jóvenes y guapas, y se lo creen. Para ellas, no todo tiempo pasado fue mejor.

La primera vez que la palabra midorexia vio la luz fue a principios de marzo de este año en una columna de The Telegraph escrita por la británica Shane Watson en la que explicaba: “es la creencia de que no sólo puedes ser atractiva para siempre (algo bueno), sino que, de hecho, ahora eres MÁS atractiva que nunca y que sería un crimen no aprovecharse de ello antes de que sea demasiado tarde”.

Por eso, es muy frecuente que las midoréxicas corran a buscar todo lo que esté de moda, como los pantalones de cuero, las plataformas, las botas hasta el muslo, los skinny jeans o los colores chillones de los esmaltes; que usen las últimas apuestas en peinados así no les favorezcan (las trenzas) y sucumban ante los festivales de música porque “si los jóvenes lo hacen, nosotras por qué no”. La pregunta es: ¿Por qué hoy lo hacen y décadas atrás no lo hacían?

De acuerdo con Watson, una midoréxica cree que está bien y se ve muchísimo mejor que aquellas a las que dobla en edad. Y aunque en apariencia no lo esté, está segura de que tiene el derecho de hacer lo que le venga en gana porque no se habría atrevido a hacerlo 20 años atrás. Al parecer, sacan un comodín que no usaron cuando eran jóvenes. De allí que una buena midoréxica centre la atención de los demás en su cuerpo, enfocando sus muslos, caderas y cola, y no dude en compartir sus progresos esculpiendo ese cuerpo con fotografías publicadas en Instagram.

Seguramente en Colombia, donde todavía el término no se ha colado masivamente, a una midoréxica le dirían cuchi-barbie. Como describe a esa mujer que considera que los 50 son los nuevos 30 y se vale de los tratamientos estéticos y cirugías plásticas para frenar el reloj natural de la vida, es lo más cercano que tenemos en nuestro refinado argot. Para ella la pérdida de color del pelo, las arrugas, el sobrepeso y las regiones que más sufren la gravedad del paso de los años no son problema ya que los avances de la industria le permiten verse como eso que quiere. Tampoco sería molestia hacerse un tatuaje o dejar de ponerse brasier. Ni renunciar al trabajo o al matrimonio por buscar una nueva aventura. El cielo es el límite.

Como el mayor porcentaje de midoréxicas son madres, es muy común que adopten los gustos de sus hijos como propios –“¿Ese que suena es Kanye?, me encanta Kanye”–, es una de las frases típicas que destacó la revista Times. También se les identifica por tener smartphones con las más populares aplicaciones, hablen de sexo en la mesa sin tapujos y caigan ante el furor de las redes sociales. “Es verdad que la mayor parte de nosotras no están haciéndose un depilado brasileño, pero algunas nos estamos comportando de manera extraña dadas nuestras circunstancias. Es una potente combinación de negación ciega a ceder terreno y algún extraño empujón hormonal comparable al incremento de adrenalina cuando intentas subirte a un bote en una fuerte corriente”, apunta Watson.

Desde la publicación de la columna que encerró en un nombre el orgullo desbordado que sienten las cuarentonas y cincuentonas de sí mismas, se han forjado muchas discusiones en torno a si nuestra sociedad está lista para recibirlas. No es gratuito, por ejemplo, que la más reciente portada de Sports Illustrated tenga a la modelo de 56 años Nicole Griffin con un biquini dorado y exhibiendo su larga melena canosa, lo que la convierte en la mujer de mayor edad en aparecer en sus páginas. O que Jacky O’Shaughnessy, a los 64 años, modele la línea de ropa interior de American Apparel, y Alicia Borrás, a los 70, haya sido elegida por la marca de ropa juvenil Desigual la figura de su nueva colección de denim. El anhelo por ser joven y por demostrar que lo sexy no tiene caducidad las arrastra, sea cual sea su profesión, a una vida mucho más saludable y la idea de que mantengan unos hábitos donde sobresalen el ejercicio y la alimentación sana sin excesos de cigarrillo o alcohol es que los demás seamos conscientes de su imagen y las aplaudamos.

También pasa en Hollywood

A los 43 años la actriz Gwyneth Paltrow es, según Watson, la celebridad insigne de la midorexia. Últimamente, la madre de dos niños y exesposa del vocalista de Coldplay, Chris Martin, está obsesionada con mostrar todo lo que tiene después de la espalda baja, como si le hubiera dado una segunda oportunidad usando ropa ajustada y posando en las fotos de espalda. “Ella está feliz de decirle al mundo que muchas de las conversaciones con sus amigas son acerca de su respingado trasero: ‘Esto no está tan mal para los 40, ¿verdad?’ y la amiga sigue ’no es tan malo para una stripper de 22 años‘. La obsesión de Gwyneth con su derrière es el libro de texto de la midorexia”, bromea Watson.

Lo cierto es que la actriz, constante en su blog (goop.com) y en las redes sociales, ha probado la técnica de Oil Pulling para blanquear sus dientes, ha creado polémica con los lavados de vapor que le hace a su vagina para limpiarle hasta el útero y causa revuelo porque su último tratamiento antiedad consiste en dejarse picar por las abejas. En The New York Times contó: “Es un tratamiento milenario que se llama apiterapia. La gente lo usa para deshacerse de la inflamación y cicatrizar. En realidad es bastante increíble si investigas sobre eso. Pero, hombre, es doloroso. No he hecho todavía crioterapia, pero quiero probarlo”.

La filosofía de Paltrow de probar todo después de los 40 es un factor que para Watson es la definición pura de las midoréxicas. Y aunque Madonna (57), Catherine Zeta-Jones (46) y Jennifer Aniston (48) también hacen parte de este selecto grupo de celebridades que caben en esta categoría, la midorexia no es ajena a los hombres. El equivalente en ellos es quitarse la camisa para mostrar su abdomen marcado. “Esta convicción de estar disfrutando una explosión tardía de magnificencia es algo que tanto los hombres como las mujeres son igualmente propensos a desarrollar”. Allí está el exfutbolista y modelo David Beckham (40), el actor Daniel Craig (48) y el político británico Tony Blair (62), por citar algunos.

Ahora bien, que usted se cuide y sepa quién es Adele o Taylor Swift no la hace una midoréxica. La midorexia es una actitud que se proyecta en todas las dimensiones de su vida, es tal su convencimiento de que no hay temporada mejor que la actual, que está destinada a aprovecharla al máximo, es esta su época dorada, no ninguna de las anteriores.