Mónica y el sexo

Fucsia.co , 21/3/2016

Lejos quedaron las épocas en las que las mujeres se dedicaban a una sola cosa. Hablamos con la multitalentosa Mónica Fonseca sobre sus pasiones, sus luchas y su posición acerca de la educación sexual.

Imagen: Andrés Espinosa. - Foto:

Es difícil saber qué preguntar primero cuando se tiene a alguien a quien entrevistar sentado a un metro de uno –un escritorio gris y triste de por medio–, es más difícil aún cuando esa persona no es una sola cosa, digamos cantante o actriz, sino muchas. Mónica Fonseca no cabe fácilmente en ninguna etiqueta o profesión. Ha sido presentadora, emprendedora, actriz, protagonista de una serie web. Ha sido embajadora del Medio Ambiente para Naciones Unidas, es madre, sabe de tecnología, es periodista, se inventa apps. Y así podría seguir la lista.

Sin embargo, hay algo que une todas estas aspiraciones o cosas que parecieran lejanas o disímiles: el trabajo. “Juan Pablo dice que ese mi hobbie. Que así como otra gente hace deporte para sentirse feliz, a mí lo que me genera alegría es el trabajo”, dice Mónica citando a su esposo, el actor Juan Pablo Raba.

La bogotana trabaja desde cuando tiene uso de razón “Siempre he vendido hasta un hueco. Comencé acompañando a mi papá a vender plantas de tratamiento. Él es ambientalista, ecologista e ingeniero civil y otras 18 profesiones. Yo tenía cuatro o cinco años e iba a sus clases, exponía y lo ayudaba en todo. Más adelante, cuando fui adolescente, monté un negocio con mi novio de ese momento, hacíamos fashion shows para los colegios y con esa plata viajábamos. No solamente ahora estoy interesada en los negocios, siempre he sido una mujer emprendedora”.

Y por eso,  precisamente en días pasados fue la presentadora del foro Women Working for the World, organizado por la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar. En esta tercera edición del evento, se debatieron temas como el papel de la mujer en el posconflicto y su influencia en la educación, la economía global y el medio ambiente.

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“Yo presentaba noticias y Alfredo Villaveces, que es un gran amigo mío, me dijo un día que Catalina Escobar quería hablar conmigo. Catalina es la directora de la Fundación Juanfe y una de las mujeres que más admiro en el mundo. Hablé con ella y, como dice la frase en inglés: ‘she got me at hello’. Me cautivó desde el hola. Desde hace diez o doce años estoy trabajando con la fundación”.

Este foro se ha constituido como una de las plataformas de discusión de temáticas de género más importantes de la región, y si bien la versión de este año giró en torno a la pregunta ¿por qué las mujeres importan?, uno de los temas que más resonaron fue el de la educación sexual desde temprana edad debido a la coyuntura actual que desató el procurador Alejandro Ordóñez, quien se opuso con vehemencia a esta cátedra.

“Ordóñez plantea que no se dicte esta clase en preescolar y primaria. Sé que el procurador es un personaje muy controversial, pero mi apreciación sobre lo que él dice va con el mayor de los respetos hacia quién es él. Él es un tipo absolutamente clásico en su línea de pensamiento. Y mi crítica sería que no puede desconocer el país en el que vive. Y no puede desconocer las cifras, que son alarmantes" –dice Mónica cuando le pregunto por este tema–.

Es muy delicado prohibir en este país enseñar a los niños desde pequeños sobre educación sexual, que no es lo mismo que sexo. Hay que ser cuidadosos con el lenguaje. Son dos cosas distintas. Como mamá yo necesito que mi hijo de tres años sepa que sus genitales son de él y que nadie más tiene que tocárselos. Estoy convencida de que a los niños hay que hablarles de estas cosas y no está bien no hacerlo. Eso no va a adelantar a mi hijo porque no le estoy hablando de tener sexo con una niña, estoy diciéndole que tiene que cuidarse porque lamentablemente vivimos en un país con estadísticas desastrosas de violaciones a menores de cinco años”.

Según cifras de la Unesco, los programas educativos en esta línea han demostrado tener impactos profundos como retardar el inicio de la actividad sexual, y el aumento del uso de preservativos.

La mamá de Mónica falleció cuando ella era niña y fue su papá quien se encargó de hablarle de todos estos temas con la mayor naturalidad. “Incluso hoy en día, cuando mi papá me pregunta si estoy bien, si me están cuidando, sé que me está haciendo una pregunta holística. Quiere saber si estoy bien emocional, física y sexualmente”.

Y es que en su casa el sexo jamás ha sido un tema tabú. De hecho, recuerda un día en el que sus tías abuelas se sentaron a hablarle de vibradores como si estuvieran hablando de cualquier otra ocurrencia. Y precisamente con esta misma frescura Mónica quiere criar a Joaquín, en un hogar donde los papeles de género no caen en los estereotipos, donde ser mujer en todos sus sentidos es siempre celebrado, donde a veces ella tiene más ocupaciones que Juan Pablo, porque construir nuevos proyectos es su pasión o, como lo diría su esposo, su hobbie.