políticas

MUJERES Y PODER

, 10/5/2009

Su trayectoria y conocimiento del país las ha llevado a ocupar cargos de primer orden. Presidenciables o no, tienen prestigio.

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Marta Lucía Ramírez
Con la recolección de firmas para lanzarse a la contienda por la Presidencia busca derrotar la apatía de los colombianos frente a la elección del próximo año.

Un nuevo look que salta a primera vista en su pelo, ahora con un corte moderno, coincide con la intención renovadora de esta abogada javeriana que ha ocupado varios de los más altos cargos del Gobierno nacional, y cuya precandidatura a la Presidencia del país la trae ocupada las 24 horas del día. Sus cuarteles se han instalado en una moderna oficina del norte de Bogotá donde, como corresponde, todos los elementos dicen del sustrato de jóvenes de los que se ha rodeado para plantear un país mejor en los albores de este siglo XXI.
Marta Lucía empieza diciendo sin rodeos: “Me gustan los desafíos, Colombia los tiene muy grandes y no los hemos aprovechado, y para enfrentarlos y sacar provecho de esta oportunidad se necesitan personas que hayan tenido, como la tengo, una preparación tanto en el sector público (17 años) y privado (15 años). Colombia necesita una persona que contemple las dos esferas, además de que el haber pasado por el Congreso, en mi caso, me dan la preparación, trayectoria y resultados que me habilitan tanto o más que los otros precandidatos”.
¿Resistencia a que una mujer sea la Presidenta? “Claro que la hay –dice–, y es porque no ha sido elegida ninguna hasta ahora, pero estoy segura de que las mujeres tenemos suficiente capacidad para enfrentar la realidad del país y podemos demostrarle a los colombianos que somos competentes y que contamos con la preparación para buscar alternativas que ayuden a resolver los problemas”.
Varias figuras femeninas influyeron en el pensamiento político de Marta Lucía desde que era una niña: “Pertenezco a una familia trabajadora. Mi mamá laboró toda la vida, cubría muchos frentes y desempeñaba muchos papeles. Mis dos abuelas vivieron la transición del país durante la violencia, las escuchaba hablar de política; mi abuela paterna solía oír el noticiero del mediodía, mientras que mi abuela materna se interesaba por el acontecer internacional y comparaba a la Europa pobre y esforzada de la posguerra con Colombia, que con tantas ventajas dadas por su riqueza natural no las aprovechaba”.
Por eso, ella tuvo una visión política desde muy joven, visión que incrementó durante su paso por el Ministerio de Defensa: “Entendí que la paz es posible a través de una política de seguridad efectiva, pero también, de un desarrollo social y económico eficaz, que incluya a todos los colombianos”.

Una propuesta integral
Formular su rumbo, en el caso de que llegara a la primera magistratura, le ha significado estudiar a fondo las necesidades más sentidas del país. Su programa de gobierno se centra en “un país donde podamos tener un subsuelo mucho más firme en cuanto a la ética y a los valores. En materia de seguridad, ya hemos construido los cimientos y sobre éstos debe existir un andamiaje que haga énfasis en un gran desarrollo empresarial que genere emprendimiento en los colombianos.
“Hay que darle prioridad al desarrollo rural agrícola y exportador, porque estoy convencida de que para que haya seguridad, debe haber empleo en el campo y en las ciudades. Otra meta es lograr un país educado, en el que se les garantice a las mujeres que sus hijos van a tener acceso a la educación escolar, tecnológica, técnica y universitaria. La ventaja de un país educado es que está orientado a la ciencia y a la investigación, a la vez que nos hace competitivos”.
Otros aspectos de su plataforma política contemplan darle fortaleza a la institucionalidad y a la justicia, la única manera de lograr que los ciudadanos confíen en su Estado. Igualmente, esmerarse en el cuidado del medio ambiente y en el desarrollo de una infraestructura física y tecnológica que vayan de la mano para garantizar un desarrollo pleno para el país.

Familia y belleza
Por estos días, y por el resto de meses que han de pasar hasta que recolecte las cerca de 356 mil firmas que debe entregar a la Registraduría antes del 15 de diciembre, para que la autoridad electoral avale su candidatura presidencial, Marta Lucía Ramírez ha tenido que ‘recortar’ una buena parte del tiempo que le dedica a su familia, vale decir, a su esposo, hija, padres y hermanos: “No estoy dispuesta a renunciar por nada del mundo al valor que tiene para mí la familia. Otra cosa es que haya disminuido el tiempo que paso con ellos, pero me siento bastante tranquila en ese sentido. La vida social, a cambio, sí es totalmente incompatible con el trabajo y con la familia, y por eso mi lema es ‘poca vida social, mucha vida laboral y un espacio muy importante para la vida familiar’”.
También encuentra momentos para pensar en su imagen, y eso forma parte de su reciente decisión de cortarse el pelo, cosa que, como a todas las mujeres, la hace dudar: “Pero, bueno, ya lo hice y uno tiene que sentirse bien con uno mismo; la vanidad forma parte de la esencia de ser mujer. Algunos piensan que para parecer fuerte uno tiene que abandonar su parte femenina y eso es falso, pues podemos ser eficientes y competitivas siendo muy femeninas; y el éxito no descarta la reflexión de cómo nos vemos”.

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