Reinventor de las fronteras urbanas

, 16/10/2014

Textura, el espacio donde se lleva a cabo La Feria del Millón, es uno de los proyectos más ambiciosos de Bogotá. El arquitecto Juan Ricardo Rincón quiere reavivar la zona de Puente Aranda para darle a la cultura otro lugar de desarrollo.

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Cuando el bogotano Juan Ricardo Rincón estaba pensando con su equipo de Taller Paralelo Arquitectos cómo transformar un edificio de un cliente que quedaba en el barrio Puente Aranda, jamás concibió que él mismo terminaría envuelto en el mundo del arte. Este edificio de 16000 metros cuadrados, una antigua fábrica textil que migró fuera de Bogotá, quedó libre y poco a poco se convirtió en Textura, un laboratorio creativo que está adquiriendo fuerza como lugar de encuentro cultural desde el último año.

“La idea de Textura como tal nació hace cuatro años. A unos arquitectos muy enfocados en vivienda no les interesaba un proyecto como este porque es atípico y la pregunta que nos planteábamos era existencial en el sentido de que se quería hacer algo pero el cliente no sabía qué. Mi oficina lo absorbió y yo tenía muy claro que quería que este espacio tuviera una connotación cultural”, cuenta el joven arquitecto de 29 años, quien terminó siendo a la vez un gestor del lugar.

Lo primero para hacerlo posible era desechar la idea de que un barrio como Puente Aranda, conocido por ser una zona industrial, no podía alojar una oferta cultural que compitiera con la existente en otras partes. “Finalmente no es una idea nueva, surge de cómo se han comportado todos los procesos de gentrificación de las ciudades. Las zonas industriales se reactivan a través de sus espacios culturales y eso sucede en Nueva York, Londres, Beijing y otras. Nosotros teníamos como referente El Matadero, en Madrid, que se volvió un centro cultural”. Hasta el momento Textura ha logrado captar a una audiencia ávida de propuestas locales y nacionales, donde estudiantes de la Universidad de los Andes y artistas emergentes también tienen cabida con salas de exposición, cursos y talleres que sirven como detonante para que el sector se reactive.

Si bien el edificio evoca arte tanto en su concepto arquitectónico de diseño moderno como en las actividades que allí se promueven, su uso se enfoca en combinar disciplinas y ambientes para que convivan entre ellos sin problema. Por eso, la finalización del proyecto, que podrá ser apreciada en diciembre, contempla un primer piso de zona comercial y parqueaderos; un segundo para talleres de artistas y almacenamiento de arte; y un tercero destinado a exposiciones, eventos y salones de clase para estudiantes universitarios.

Además, la cubierta de Textura tendrá un parque de mil metros cuadrados de pasto donde ocurrirán otras actividades en sintonía con un área de restaurantes. “Lo cierto es que para que el edificio fuera posible inventamos un modelo de gestión a fin de mantenerlo, y el hecho de que se convirtiera en sede de La Feria del Millón lo volvió atractivo. Ha sido un desarrollo muy interesante en la medida en que nos convence más de nuestra idea de apostarle a este tipo de proyectos complejos, a esta parte de la ciudad que no es la zona obvia donde se llevan a cabo sus actividades”.