El reinado del vestido lienzo

Lila Ochoa, 15/4/2014

El espíritu del arte invade la moda. Ya Luis XIV la había definido como “un arte utilitario”. Son dos universos que se aman el uno al otro y que en esta temporada encuentran en los vestidos el mejor lienzo para expresarse.

Foto: © Verónica Morales Angulo/13 - Foto:

¿Cuál es ese finísimo hilo que une la moda y el arte? Esta pregunta emerge a menudo ante las propuestas de algunos creadores. Desde la época de las cavernas, en los dibujos rupestres encontrados en las cuevas de Altamira, por ejemplo, se pueden observar figuras decoradas, por no decir vestidas, que responden a un instinto del hombre desde el inicio de su largo trasegar por la tierra a través de las diferentes civilizaciones.

Los grandes creadores de moda siempre se han inspirado en el arte, bien sean pinturas, esculturas, fotografías o propuestas cinematográficas. Cómo olvidar que Elsa Schiaparelli elaboraba sombreros y vestidos con las mismas técnicas de los surrealistas, y convertía las telas en su lienzo para crear abstracciones como las que hacía Dalí. O cómo pasar por alto que, en 1965, Yves Saint Laurent presentó una colección inspirada en los cuadros abstractos del artista holandés Mondrian. En tiempos más recientes se han visto exposiciones inolvidables en las que el matrimonio entre arte y moda resulta evidente, por ejemplo, la de Alexander McQueen, en el Museo Metropolitano de Nueva York; la de la casa Balmain, en el Museo Nacional de Bogotá, y recientemente, la de Dries van Noten, en el Museo de las Artes Decorativas de París. En la subasta de Yves Saint Laurent, en 2009, algunas piezas de vestir se vendieron a precio de obras maestras y alcanzaron una cifra récord en ventas de 373 millones de euros. Como conclusión, hay momentos en la historia de la moda en los que se crean prendas que se pueden catalogar de verdaderas obras de arte.

Se podría decir que para esta temporada los vestidos son justamente los lienzos en los que varios de los mejores diseñadores estamparon sus firmas para la posteridad.

Por ejemplo, Miuccia Prada decidió utilizar obras de artistas jóvenes para imprimirlas en sus vestidos, mientras que el francés Jean-Charles Castelbajac, conocido por su talento como ilustrador y por su manejo único del color, le dio rienda suelta a su creatividad en pleno desfile, pintando sobre una de sus piezas ya diseñadas. Ningún motivo está excluido y todas las corrientes artísticas valen, desde el realismo de Dolce & Gabbana, que utilizó fotos en su más reciente colección, hasta lo conceptual de Céline. Una cosa sí queda clara en caso de decidirse por uno de estos vestidos: los accesorios tienen que ser muy simples para otorgarle el merecido protagonismo a esa prenda emblemática. No lo dude, comprar uno de estos vestidos es como comprar una obra de arte, y así mismo hay que lucirlo.