Los diseñadores que reinventaron los zapatos

, 19/6/2014

Tacones escultóricos, juegos de formas y colores en las plataformas, bordados y texturas, hacen que los zapatos de Leal Daccarett sean un nuevo sacudón de ideas y exploraciones formales dentro de un universo que ha sido tímido en el país.

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Están juntos dibujando; recuperando esas fotos que han tomado de sus andanzas por el mundo; retomando las texturas de las patas de una mesa, cuya belleza y geometría los llevaron a inmortalizarlas en su celular; buscando inspiración en los juegos en blanco y negro de algún edificio; recordando las referencias estéticas de su infancia. Karen Daccarett y Francisco Leal dejan que sus manos y su cabeza se conecten esta vez para dar origen a una nueva aventura: la creación de zapatos.

Así, sobre vastas hojas de papel aparecen formas extrañas, una sucesión de esferas que se convertirán luego, insospechadamente, en un tacón. Un juego de bordados, piedras y volúmenes se despliega, asimismo, para darle forma a sandalias, pumps y plataformas que desde ahora llevarán su impronta. Entre los trazos y el juego de colores, se deja intuir aquello que esta pareja de diseñadores ha tenido como consigna desde el primer día: “Hay que crear piezas emblemáticas, que cuenten las historias de las mujeres que las llevan puestas, prendas que se conviertan en una declaración, no importa a dónde vayas”.

Este nuevo camino empezó hace más o menos un año, cuando los diseñadores, cansados de recibir reclamos de su clientela porque no encontraban en el mercado local zapatos que por su especialidad y belleza hicieran justicia a los vestidos o faldas comprados en su tienda, decidieron atender por sí mismos esta demanda. Es sabido que las hormas de zapatería en Colombia no están muy actualizadas y que la forma en que calzan los zapatos hechos en el país, sobre todo en el ámbito de los tacones, es todavía un asunto en el que toda la industria debe trabajar. Por eso esta nueva aproximación iba a requerir un trabajo especial por parte de los creadores de Leal Daccarett.

“Teníamos claro que habíamos soñado y desplegado toda nuestra capacidad creativa para darle vida a zapatos únicos y especiales; ahora debíamos transferir esos bocetos a la realidad. Y estábamos convencidos de que si nos decían que no se podía íbamos a lograrlo, si no existía la manera de hacerlo inventaríamos cómo, todo dentro de unos precios razonables”, explica Karen, quien fue descubriendo que para conseguir esos tacones escultóricos que habían imaginado tenían que trabajar muy de cerca con los artesanos. “Es un trabajo hecho a mano; las tiras de gamuza y cuero en blanco y negro de los tacones están cortadas y pegadas una a una, al igual que los tacos redondos están, uno a uno, recubiertos en fique por manos artesanas. Las plantillas también son creadas para cada zapato y así hemos logrado estar en consonancia con algo que sentimos que la gente reclama, piezas entrañables que celebran los oficios tradicionales y que desafían ese concepto desechable que se ha impuesto en la moda”.

Cada línea de zapatos estará apegada a la historia, los colores y los juegos de texturas que se celebran en cada una de las colecciones de ropa de Leal Daccarett. Los zapatos no serán más que una forma bella de extender ese universo y, al igual que lo vienen haciendo con la ropa, la estructura será fundamental. Por ejemplo, los que se exhiben en este momento en la tienda retoman elementos importantes de la inmigración turca que se asentó en Barranquilla y que inspiró la pasarela presentada en Plataforma K.

Así, hay unos zapatos que alardean de un elemento que fue determinante para Karen desde su niñez, el ojo turco. Ese adminículo medio mágico que protege de las energías negativas a todo el que lo porte, se posa en los zapatos, bordado sobre las correas, y hace que un par de tacones hablen de otras culturas. Ese es el propósito final de los zapatos que construyen Karen y Francisco en su estudio, que sean piezas que entablen una conversación.