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¿Qué prefieren los hombres?

Lila Ochoa , 30/8/2011

En asuntos de moda, hombres y mujeres tienen una perspectiva diferente. Los hombres (heterosexuales) no están muy contentos con lo que están viendo y sienten por los vestidos de Hermana de la Caridad el mismo rechazo que nosotras sentimos por las colores chillones, los jeans que hay que ponerse con mantequilla, las ombligueras y los zapatos puntudos.

Foto: Thinkstock - Foto:

Hablando el otro día con unos amigos, llegué a la conclusión de que hombres y mujeres vemos la moda desde ángulos totalmente opuestos. Hay mujeres que se visten porque les gusta lo que ven en el espejo, independientemente de quién apruebe su vestimenta. Otras lo hacen pensando exclusivamente en el efecto que van a causar en otras mujeres. Finalmente están las que sólo piensan en atraer la mirada masculina.

Definitivamente, a la mayoría de los hombres no les interesa lo que está o no está de moda. A ellos les gustan ciertas prendas, como la falda angosta que deja ver las piernas, los tops pegados que marcan la figura, las medias de red, las aberturas que muestran la piel, los tacones altos, los zapatos puntudos que estilizan el pie, y los escotes.

Piensan, por ejemplo, que la ropa de Prada es para monjas y no aceptan el calificativo de ‘intelectual’ o de ‘sexy sutil’ que le damos las mujeres al estilo de esa diseñadora. Sus zapatos de plataforma, que uno pensaría que son muy atractivos porque estilizan la figura, son considerados por los hombres como un espanto, una tortura. Esa imagen de niña buena que se ha impuesto en las últimas temporadas no los seduce para nada.

Las blusas de corte Imperio, les parecen aptas para embarazadas; los vestidos cortos, sin forma, son para ellos un ‘talego de papas’; las bailarinas son para eso, para bailar; y los leggings metálicos de Balenciaga, armaduras de la Edad Media más aptas para un duelo de caballeros que para salir de rumba.

En fin, los hombres (heterosexuales) no están muy contentos con lo que están viendo y sienten por los vestidos de Hermana de la Caridad el mismo rechazo que nosotras sentimos por las colores chillones, los jeans que hay que ponerse con mantequilla, las ombligueras y los zapatos puntudos. Así como hay ropa que las mujeres adoran y los hombres no entienden por qué, pasa lo contrario, que hay ropa femenina que los hombres prefieren aunque escape a nuestra comprensión.

¿Por qué será que en las fotos de farándula de las grandes fiestas como la noche de los Oscar, las mujeres siempre aparecen con ropa insinuante, mejor dicho, abiertamente sexual? Es una ropa que inmediatamente empezamos a criticar y que nos produce más hastío que rechazo. Para cualquier mujer a quien le guste la moda es un insulto ver tanta desnudez y tanta silicona. Pero la respuesta es muy sencilla: es el plumaje para atraer al macho. Para las celebridades de Hollywood es natural escoger ese tipo de prendas, sobre todo en ocasiones especiales en las que están como en vitrina. ¿Por qué no estimular el deseo masculino si se trata de avanzar en la vida utilizando los encantos?

Por el contrario, la mujer independiente, la que ha logrado construir un mundo propio, superó ya la obsesión de vestirse para complacer a los hombres. Está pensando en expresar su individualidad, que es más importante para ella que darle gusto a su pareja.

Sin embargo, eso no explica por qué escogemos ropa que creemos que nos hace sentir seductoras y hasta deseadas, cuando en realidad se trata de prendas que bien pueden ser llamadas ‘matapasiones’. Pensar que es una postura intelectual no resuelve el problema, pero lo cierto es que existe una desconexión entre los sexos en términos de moda que me parece desconcertante.

¿Qué nos pasa a las mujeres?, ¿por qué nos estamos dejando convencer de que salir a la calle con un vestido de monja es lo que toca?, ¿que incitar el deseo y buscar atraer la mirada de los hombres es un pecado y que es mejor resignarnos a vestir escondiendo la figura para ser ‘políticamente correctas’ ante nuestros congéneres?

No puedo evitar pensar que la moda es perversa y que tenemos que replantear nuestra actitud hacia ella. Se trata de buscar un equilibrio entre la moda y lo que les gusta a los hombres. “Dime si me veo bonita” es una pregunta enfocada a obtener la respuesta que esperamos de nuestra pareja, aunque la falda sea rara y la chaqueta tenga vuelo. No debemos olvidar que la forma de vestirnos es también una forma de mandar un mensaje, y aquí sí aplica hacernos la pregunta más franca: ¿queremos atraer al hombre que nos quiere o tener una aventura?