Especial colombiamoda

Con la piel expuesta

Revista FUCSIA , 23/7/2013

La diseñadora Manuela Álvarez llevará a la Pasarela Fucsia, patrocinada por Haceb, un universo lleno de siluetas y colores complejos que retratan una inspiración íntima y una devoción por la estructura y el riesgo.

fotos: ©PALOMA VILLAMIL/13; PANTHERSTOCK. - Foto:

El vestido sirve de piel cuando el cuerpo está expuesto. En el dolor, en la pérdida amorosa, se vive la vida como si la piel hubiera sido arrancada, y la debilidad de las carnes y los huesos queda, palpitante, a la vista de todos. Manuela Álvarez, la ganadora del concurso “Se busca diseñador Fucsia”, 2013, ha creado en su colección Fundamentos, diseños para darle una piel al desamor, para proteger el cuerpo femenino y acompañarlo en su camino hacia la esperanza. Cada una de las piezas que componen esta colección, que presentará en la Pasarela Fucsia patrocinada por Haceb, en Colombiamoda 2013, son una metáfora de un proceso muy íntimo que vivió la creadora después de la ruptura de una historia amorosa de diez años.

Los costillares, protagonistas de las espaldas de sus diseños, son radiografía de cómo la pena te devuelve a lo esencial y te regala un encuentro con la anatomía humana. Son además expresión de un hábil juego con los patrones y de una construcción casi de rompecabezas que Manuela realizó sobre el maniquí, logrando un toque orgánico que además le regaló a sus creaciones inesperados visos de seducción, como si en el ejercicio de diseñar ella hubiera descubierto que también hay algo inmensamente bello en la fragilidad.

El rojo sangre apareció como una referencia de color obligada en su colección. Era, claro, una alusión a lo visceral, a lo mortal; un saludo a esa vida que sigue ahí aun cuando la demos por sentada o la sintamos detenida. “Luego fueron apareciendo otros colores como el verde neón, una referencia a esa pirotecnia de sentimientos; el negro, con una cercanía más a la profundidad que a la oscuridad, y el blanco, como la consolidación de dar un paso a otro estado de ánimo”, cuenta Manuela Álvarez quien se presentó por segunda vez al concurso Fucsia y esta vez quiso blindar cualquier flaqueza que le hubiera impedido ganar en la edición anterior.

Con su colección toda pintada sobre papel, tuvo la oportunidad de trabajar con la diseñadora Olga Piedrahíta, quien la asesoró tanto en la concepción de las formas como en la realización de la pasarela. “Me reuní con Olga Piedrahíta, con quien ya había trabajado en varios proyectos. De alguna manera ya nos conocíamos y eso generó un trabajo más íntimo y compenetrado. Le hablé de mis inspiraciones y le mostré mis bocetos. Me dijo que le gustaba, pero que en un desfile todo no podía ser de alto nivel, estruendoso e imponente, porque entonces todo tendería a regularizarse y opacarse, me dijo: ‘tienes que tener silencios en la pasarela, crear algunos básicos, de tal forma que generes estruendos y silencios’”, recuerda Manuela, quien se puso en la tarea de identificar cuáles serían las piezas que generarían esas pausas y tranquilidades sobre la pasarela.

La exploración de los materiales y la forma como estos responderían al desafío que imponían sus siluetas fue también un asunto importante para lograr ese ambiente de oscuro y estructurado romanticismo que encarna Fundamentos. “Aposté por el cuero para la primavera, no solo por una cosa de tendencia, sino por una necesidad orgánica de crear una segunda piel. Me topé con piel de becerro teñida de rojo sanguíneo y supe que ese elemento, que estaba más bien marginal en la colección, podía dar origen a piezas fundamentales”, explica Álvarez.

Además exploró la organza y algunas telas de decoración que le permitieron crear más peso en los volúmenes y más fuerza en las estructuras. Como elemento gráfico la diseñadora mantuvo unas manchas verdes y cenizas estampadas en chaquetas y pantalones. “Los estampados no los hicimos digitales, sino mucho más artesanales: con rodillo; porque queríamos que cada pieza mantuviera su unicidad y porque hacerlo manualmente, aunque lo volvía más dispendioso, lograba retratar sobre la tela el gesto y la actitud de quien la pintaba”.

En el proceso, esta diseñadora graduada del Instituto Marangoni, que alguna vez se atrevió a tocar las puertas de Olga Piedrahíta para pedirle la oportunidad de trabajar con ella –sin ninguna recomendación y armada solo con su portafolio bajo el brazo–, ha aprendido cosas importantes de eso que puede definir su impronta como diseñadora. En sus creaciones se hace visible el moldeado sobre el maniquí que, en lugar de explorar los drapeados, se la juega por un moldeado de estructura. También es evidente en su propuesta sartorial cómo los hombros son el mayor lugar expresivo.

“Trabajo con hombros grandes o redondeados, puntudos, que a veces salen de adelante o de atrás. Se trata de dar una imagen fuerte. Unos hombros bien logrados estilizan, dan estructura al cuerpo, logran afinar la cintura y regalan más proporción”, sentencia Manuela que trata de probar sus siluetas en su cuerpo real.

Sobre la pasarela se verán suits masculinos blancos, faldas que ajustan la cintura y se desbordan en los bolsillos, top crops de cuero y cremalleras expuestas, todo buscando crear una colección primavera-verano estructurada. “Es difícil estructurar un verano porque todo debe ser ligero y fresco, por eso me incliné por unos enterizos y camisas que hacen alarde de cuellos altos y entretelados. Hay también muchos contrastes de pesos, así, una pieza puede jugar con trasparencias y a la vez llevar algo de cuero, y finalmente busqué incorporarmuchos elementos de la ropa deportiva al universo formal, lo que le otorga movimiento y desprevención a la colección”, explica la creadora que ha traducido todas sus propuestas a un universo limpio, algo sórdido, de mucha fuerza que podrán vivir todos los asistentes al desfile Fucsia patrocinado por Haceb.

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