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Grace Coddington: el lado dulce de la revista Vogue

Revista FUCSIA, 16/9/2013

La directora creativa de la revista Vogue en Estados Unidos es el contrapeso de la temida y famosa Anne Wintour en la revista Vogue de Estados Unidos. Cálida y cercana, acaba de publicar un recuento de la moda en el siglo XX.

Foto: AFP. - Foto:

El mundo conoció a Grace Coddington, la directora creativa de Vogue en Estados Unidos, gracias al documental "The September Issue", un trabajo audiovisual que logró adentrarse en la cotidianidad de la revista de moda más emblemática del planeta en su número más importante del año. Todo empezó con esa cinta en la que, mientras se ve a la polémica directora Anna Wintour imperturbable y distante, aparece una Grace Coddington cercana, que defiende sus ideas, capaz de hablarle a la temida directora cuando nadie se atreve a hacerlo, refunfuñando en los pasillos una vez que esas ideas que le causaban profunda ilusión eran derrumbadas.

Sin proponérselo, Coddington se fue convirtiendo en el foco de la película, como si inesperadamente se invirtiera la fórmula y el ayudante del héroe se volviera más heroico y más noble ante los ojos de sus testigos. “Reaccioné con horror ante la idea de semejante invasión que íbamos a padecer con el documental, porque siempre he pensado que hay que concentrarse en el trabajo, y no en toda esa tontería de ‘quiero ser famoso’, tan de moda”, sentenció la creativa unos meses antes del inicio del rodaje, sin intuir siquiera que esa invasión terminaría por desvelar la peculiaridad de un carácter que seduciría al mundo.

Ese giro inesperado en el filme cambió la vida de Grace Coddington. Por supuesto, ella ya tenía un nombre en la industria: sus historias de moda, llenas de contenido, de imágenes del pasado, de un tono muy retro y dramático, la habían convertido en una referencia, pero el público en general desconocía la existencia de esta pelirroja desparpajada que con sus vestidos negros, su caminar un poco chueco, desafiando siempre el mandato de andar en tacones altos, parecía más bien una antítesis de la chica de moda.

La avalancha de reconocimiento que desató la película hizo que Grace empezara a notar que cuando se subía al metro (a diferencia de Anna Wintour, ella pasea a pie y no va en limusina) la gente la aclamaba. Ante esta situación, la creadora de imágenes entrañables, la callada compañera y confidente creativa de fotógrafos como Helmut Newton, Irving Penn y Annie Leibovitz, decidió contar sus memorias.

El mundo de la moda y los vericuetos de la industria del vestido vienen ya hace unos años inquietando al mundo. Sin embargo, la aproximación que hace Grace Coddington en su regordete libro de más de 330 páginas, que ya está en español en las librerías nacionales, es muy peculiar, en parte porque la construye una mujer madura, que parece estar más alentada por el afán de generar una reflexión, que de convertirse en una celebridad, y en parte, porque es una historia sobre la moda que se cuenta desde atrás, desde la carpintería. “Decidí hacer este libro por la misma razón por la que Anna aceptó hacer en su momento el documental, para demostrar que Vogue es algo más que una pandilla de mentecatos profiriendo bobadas. Ya estábamos hartas de 'El diablo viste a la moda', en donde la moda resulta ridícula”, escribe la directora creativa de Vogue.

En este libro, lleno de graciosas ilustraciones, resuena el pasado de una mujer que con su belleza se hizo a un lugar como modelo en Inglaterra, y descubrimos a través de su historia cómo antes las modelos tenían que peinarse ellas mismas, sobrevivir sin la asistencia de maquilladores ni peluqueros especializados en sesiones fotográficas, y vestir señoriales porque no existía el prêt-à-porter. Pero en esta primera parte oímos, sobre todo, a Grace confesando cuánto afectaría su carrera como editora de moda y creadora de historias ensoñadoras su paso por el modelaje.

“Yo era un personaje, más que una modelo guapa, y supongo que eso mismo es lo que busco ahora, cuando selecciono a las chicas que salen en la revista, que tengan algo que se salga de lo convencional. No soporto a las rubias lánguidas y a las mujeres de tipo atlético demasiado bronceadas”, cuenta Coddington.

Con una gracia inusitada, la autora del libro se nos dibuja cómo una mujer común, que después de una entrevista con Beatrix Miller, la reconocida editora de la revista Vogue inglesa, logra ser contratada como editora júnior. En su periplo por convertirse en una dama que transformaría la forma como la moda se cuenta en fotografías, Grace Coddington se va encontrando con personajes como el fotógrafo inglés Norman Parkinson, quien la educa en el arte de ver.

“Él me hizo notar que necesitaba implicarme con el lugar, que no bastaba con agarrar un montón de ropa, meterla en el avión y hacer fotos en una playa. Hoy en día hay equipos que pueden ir a unas locaciones despampanantes y volver con un pequeño registro del cielo azul, convencidos de su gran trabajo”, dice esta directora creativa que tiene como costumbre llenar de libros y revistas su oficina cada vez que define la inspiración de su siguiente aventura estilística.

Estas memorias son, claro, una manera de acercarnos a la creadora de historias de moda, de permitirnos oírle sus amores muchas veces fracasados, pero también son un recuento de una gran parte de la historia de la moda del siglo XX. De manos de Grace conocemos a Karl Lagerfeld en los años setenta, cuando apenas había optado por usar su cola de caballo y se perfumaba con las gotas casi extintas de un perfume que no se fabricaba más. Vemos a Naomi Campbell de 15 años intentando llenar las expectativas de un fotógrafo que le exigía cumplir con los requerimientos de bailarina de ballet que estipulaba el contrato y que, por supuesto, ella no tenía. Vemos de cerca de Helmut Newton, el genial fotógrafo que llevó a otros niveles el erotismo en la moda.

Nos enteramos también de la historia de Anna Wintour, de cómo fue nombrada primero directora de la Vogue inglesa con el fin de que ganara experiencia para luego convertirla en la gran señora de la Vogue EE.UU., nos acercamos a su carácter que, a los ojos de Grace, parece más noble y sensato que el que ha dejado ver la prensa: una Margaret Thatcher de la moda. Descubrimos que a pesar de que con sus lentes negros le ha hecho el quite a todo el odio que le profesan, la película "El diablo viste a la moda" la afectó, y mucho.

Como si se fuera de la mano de una buena amiga, Grace Coddington logra llevar a sus lectores, a sus testigos, a través de una versión más real, más noble de la moda, en la que la inspiración y la creatividad pesan más que la parafernalia del buen gusto y las marcas.