Personajes

La joya de la familia

Revista FUCSIA, 15/8/2013

Sebastián Jaramillo es una joven promesa de la orfebrería. Bajo un concepto internacional y el uso de elementos poco convencionales, sus piezas han llegado a Estados Unidos y Europa, donde tiene una gran cantidad de compradoras.

Foto: Simón Flórez. - Foto:

A los 7 años, Sebastián no pensaba en ir al parque o jugar con carritos. Lo que realmente le atraía eran esas gemas que su mamá mantenía escondidas. Obsesionado, además, con los tesoros que su abuelo, dueño de un almacén de antigüedades, guardaba, el niño se fue acercando poco a poco al mundo del arte y la joyería. Sus padres, que rápidamente notaron su afición por lo brillante, lo indujeron a tomar clases de joyería a los 11 años para que comenzara a jugar con lo que tanto llamaba su atención. En sus años de adolescente este bogotano, proveniente de una familia de políticos, nunca pensó en ser médico o abogado, pues tenía claro que su vocación era el diseño de joyas.

Sebastián, quien tiene hoy 29 años, se preparaba para tomar un avión a Nueva York antes de esta entrevista. La Capital del Mundo lo esperaba para participar en una de las varias ferias anuales de joyas y accesorios que se realizan en esta ciudad. Graduado del Centro Gemológico de América y del Fashion Institute of Technology, donde estudió gemología y diseño de joyas respectivamente, el colombiano regresó al país en 2008 para lanzar su propia marca con el nombre de Sebastián Jaramillo Joyería. Para su primera colección usó casquillos de balas que iban a ser calcificadas y las transformó, añadiéndoles gemas que hacen alusión al conflicto colombiano. Esta colección fue muy bien recibida en Estados Unidos, donde fue vendida casi en su totalidad. Enseguida recibió el llamado de la consagrada diseñadora Olga Piedrahíta, que le ofreció vender sus piezas en su almacén. Con ese empuje, el diseñador colombiano empezó a trabajar en una segunda colección que lo impulsó a explorar las plumas y la naturaleza kitsch de las calaveras.

Así surgió el uso de piedras de colores, esmaltes, perlas y plumas, que combinó magistralmente y que le valieron un reconocimiento aún más internacional. La cantante mexicana Paulina Rubio tuvo la oportunidad de lucir las joyas de Sebastián en una producción de fotos para una revista estadounidense.

Asimismo, la famosa cantante de pop Rihanna usó uno de los collares de balas para uno de sus videos musicales, lo que logró a través de su mánager en Miami. Aunque a Sebastián no le interesa quiénes luzcan sus joyas, cuenta ruborizado que uno de sus collares le fue obsequiado a Mercedes Barcha, esposa de Gabriel García Márquez, pero lo que más feliz lo hace es que su madre y sus hermanas luzcan sus productos.

Irrepetible

Meticuloso con sus creaciones, afirma que nunca repite el diseño de un collar o un par de aretes, pues busca la exclusividad que tanto les gusta a sus clientes en Estados Unidos, México y España. Sebastián dice que le debe a sus padres el ser tan cuidadoso y ordenado en su trabajo: “Ellos sabían que yo iba a ser joyero mucho antes de que yo lo quisiera. Por eso me llevaban a museos, galerías y ferias desde muy pequeño, alimentando esa curiosidad por las piedras preciosas que tanto me inquietaba”, explicó el joven orfebre.

La Gem Expo, que se celebra anualmente en Arizona (Estados Unidos), es el certamen en el que Sebastián se siente como un niño en una tienda de dulces. Allí consigue las piedras y metales que usa en sus creaciones, pues asegura que comercializa mucho mejor los productos importados. La fantasía que tuvo de niño, de ser un arqueólogo al estilo de Indiana Jones y encontrar una tumba llena de rubíes y diamantes, todavía lo alienta a soñar con diseñar una monumental pieza que contenga las gemas más exuberantes y llamativas. Pero no está lejos de esa ilusión, pues actualmente está diseñando lámparas, otro de los objetos que lo obsesionan.

Desde hace dos años, Sebastián Jaramillo viene construyendo una impresionante lámpara con 1200 hojas esmaltadas, hecha con rubíes y animales elaborados con piedras preciosas que espera terminar dentro de poco tiempo para llevarla a Nueva York, donde algunas galerías esperan verla terminada para proceder a su venta. A la espera de su vuelo para la ciudad de los rascacielos, en donde ya vivió una temporada, el joven diseñador afirma que anhela radicarse en esa ciudad en la que su trabajo ya es reconocido y se vende muy bien. Para él, Colombia, a pesar de ser su tierra, es solo una escala en el viaje, pues tiene clarísimo que el fruto de su trabajo y talento lo llevarán a tomar otros rumbos.