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Productos dietéticos: ¿verdad o fraude?

Fucsia.co, 18/2/2014

Los expertos en nutrición recomiendan desconfiar de todo lo que se venda con este fin hasta que no se demuestre que funciona, pues cada vez los estantes se llenan con fórmulas que luego las autoridades prohíben por generar daños en la salud.

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El mercado está plagado de productos dietéticos denominados 'milagrosos' que prometen infinidad de resultados ligados a un objetivo común: adelgazar. El problema es saber discernir entre cuales están avalados y son pertinentes y cuáles, por el contrario, son un fraude que pueden llegar, incluso, a poner en peligro la salud.

“Actualmente, tanto en el mercado nacional como en el internacional, encontramos un sinnúmero de productos que declaran ser la pócima secreta para bajar de peso sin esfuerzo. Muchos de estos no tienen eficacia comprobada y otros no han sido avalados por organismos que nos garanticen que son seguros. Todos los días nuevos productos antiobesidad salen a la venta y vemos cómo años más tarde los prohíben por causar serios efectos secundarios para la salud”, asegura la nutricionista y dietista Isabela Lanes.

De la misma opinión es Yadira Villalba Yabrudy, presidenta de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo (ACE). “Hay que desconfiar de entrada de todo lo milagroso y considerarlos como fraude hasta que no se demuestre lo contrario. Es cierto que el consumo de estos productos ayuda en la bajada de peso, pero de forma temporal, no te mantienen. El problema es cuando se dejan de tomar, porque se vuelve a engordar. El querer adelgazar debe ir sujeto a un cambio en el estilo de vida. Pero la gente no quiere eso, busca el milagro”.

A este respecto, Jorgé Hané, propietario de una firma dedicada a la fabricación y comercialización de productos enfocados a la pérdida de peso y el cuidado corporal, considera que sí existen medicamentos fraudulentos que “confunden a la gente en relación con productos buenos. Yo siempre le digo a todo el mundo que tenga cuidado con esos que aparecen de pronto en el mercado y hacen promesas imposibles de cumplir. Durante los 22 años que he estado en este mercado, siempre le he dicho a la gente que compren productos reconocidos, que lleven muchos años vendiéndose, ya que de por sí, eso es una garantía. Hay que recordar que, al final, lo que está en juego es la salud, por lo que si la gente deja de comprar artículos buenos lo que provoca es que esas personas pierden, asimismo, la oportunidad de ponerse en forma y gozar de una vida más saludable”.

En Colombia, el proceso para que un producto dietético sea aprobado para su comercialización está en manos del INVIMA, Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos. Este organismo se encarga de corroborar la efectividad del mismo, su capacidad de generar resultados, así como que su ingesta no suponga un riesgo para la salud. Para ello, revisa las conclusiones del FDA y del EMA (sus homólogos estadounidense y europeo, respectivamente) sobre el producto en cuestión y realiza estudios adicionales antes de dar su respuesta final. Una vez se comprueba su pertinencia,  debe incluir en el recipiente que lo encierra el número de resolución por el que fue aprobado.

Sin embargo, como indica Yadira Villalba Yabrudy, “hay muchos que en el etiquetado solo adjuntan nombre del INVIMA y ningún indicativo de la resolución, por lo que no han pasado las pruebas del Instituto. También hay que tener en cuenta que este es un mercado que mueve mucho dinero, por lo que, en otros casos, el INVIMA simplemente baja la guardia”. De ahí que, para la experta, asegurar la verdadera fiabilidad de estos productos pasa por que este organismo colombiano  haga partícipe a asociaciones de nutricionista y endocrinólogos independientes del proceso de revisión, formulación y vigilancia posterior.

“Claro que hay productos dietéticos con ingredientes probados científicamente y hay otros que no tienen respaldo alguno. De ahí que haya que ser cauteloso al comprar aquellos que aparecen de pronto”, declara Hané.

En palabras del propio empresario, sus artículos no pueden ser incluidos en ningún caso dentro de la denominación ‘milagro’ o 'fraudulentos', puesto que “han sido avalados por científicos”. Así, prosigue el barranquillero afincado en Miami, “tenemos cinco estudios clínicos hechos en Francia y uno en Canadá para algunas de nuestras fórmulas; están fabricados en laboratorios aprobados por la FDA, tienen certificados de venta libre del Estado de la Florida, son fabricados bajo normas de GMP (Good Manufacturing Practice), y tienen registros sanitarios en todos los países donde se venden: en Colombia están avalados por el INVIMA. Además, nunca hemos sido condenados o siquiera acusados de fraude en ningún país de los 103 en los que hemos llegado a comercializarlos”.

Sin embargo, la presidenta de la ACE es tajante al respecto. “No aconsejaría ningún producto dietético de los que se comercializa en Colombia en la actualidad. No existe ninguno a día de hoy que garantice la reducción, por lo menos, del 5% del índice de masa corporal (que sería lo deseable), ni que asegure que no tiene efectos colaterales y dañinos para el organismo”, asegura.

En lo único que ambas figuras se ponen de acuerdo sobre la forma más adecuada de adelgazar, al margen de los fundamentos sobre la pertinencia o no de los productos dietéticos, es en que este propósito debe sustentarse en un cambio de hábitos de alimentación y en acompañar la nueva metodología con actividad física.