La cara oculta de la moda sale a la luz

La ex modelo, que se retiró hace seis años de las pasarelas, ingresó a los 25, pero para hacerlo tuvo que mentir acerca de su verdadera edad, al ser un impedimento para iniciar su carrera.  “Empecé en 1996 y con 25 años ya te consideraban una abuela, así que dije que tenía 21”. Incluso le dijeron que era muy vieja y que no tendría una carrera profesional como modelo, pero ella fue en contra de todos los pronósticos.

Christine, testigo directo del abuso de las agencias de modelaje y fotografía se atrevió a publicar, tras cuatro años de trabajo, lo que hay detrás del mundo del modelaje. “La fama, el dinero, el lujo, los hombres, son demonios constantes que se presentan tentándote", asegura en el texto. Además, hace énfasis en las y los modelos menores de edad que, en su afán de ser aceptados y tocar la cima de la profesión, hacen lo que sea sin imponer límites. El abuso de narcóticos para suprimir el apetito, para caber como sea en la talla 34,  ceder ante los deseos sexuales de poderosos personajes y aceptar las exigencias extremas de los fotógrafos forman parte de la lista.

En su libro también cuenta que tuvo la oportunidad de compartir viajes con reconocidas top models como Karen Mulder, conocida como la “rubia con clase” y quien fue uno de los ángeles de Victoria’s Secret.  Su compañera padecía depresión crónica y era adicta a las drogas, lo que la llevó a  un intento de suicidio en 2002. “Me sorprendía, por no decir que me resultaba chocantemente infantil. Karen entraba en las tiendas y sistemáticamente dejaba en ellas lo que había comprado. Lo pagaba y lo dejaba. Pensé que era un programa de cámara oculta”, cuenta.

Estas y otras historias personales, entre las que está un desfile privado para Muammar Gadafi se encuentran plasmadas en la obra, que ha resultado polémica para las agencias, fotógrafos e incluso las modelos, que, según afirma, prefieren callar para no destrozar sus carreras.

“The Vogue Factor”, otro libro de escándalo

Christine Hart no es la única que revela lo que se esconde detrás de los cuerpos perfectos de las modelos. La ex editora de Vogue en Australia Kirstie Clements plasma en The Vogue Factor las historias backstage, tras 25 años de trabajo en la reconocida publicación.

La autora cuenta que las modelos acudían a dietas extremas para mantenerse delgadas, como comer pañuelos de papel y algodones y así llegar a la tan anhelada “delgadez parisiense”  para desfilar en las grandes pasarelas del mundo.  De hecho, entrevista a una modelo rusa quien narra cómo su compañera de piso pasó durante un prolongado periodo de tiempo hospitalizada y canalizada con suero.

El cambio de ‘chip’ es desde las agencias

Con la problemática detrás de las pasarelas, reconocidas agencias de modelaje, entre las que se encuentra , Star Models, de Brasil, han emprendido campañas. Una de ellas se llama “You are not a sketch: Say no to anorexia"  (“Tú no eres una figura: Di no a la anorexia”). En esta se busca hacer un llamado a las modelos para que no caigan en la anorexia y la bulimia.

Para lograrlo, la agencia contó con el apoyo de creativos de la agencia publicitaria Revolution. Ellos dibujaron tres bocetos y los compararon junto con imágenes de modelos reales. Asimismo, retocaron y exageraron los rasgos de las modelos para que lucieran mucho más delgadas, dando un toque dramático a sus aspectos.

Con el paso del tiempo, se sacan a la luz más horrores del codiciado mundo de la moda. No obstante y como concluye Christine Hart, el modelaje “no es una profesión para niñas de 14 años”, pues es necesario tener la suficiente autoestima y carácter para no dejarse deslumbrar por la fama y el poder, en un ámbito en el que la imagen lo es todo.


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