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La elegancia de lo natural

, 7/11/2013

La conciencia ecológica y la reinterpretación de piezas tradicionales son la base conceptual de esta línea decorativa en la que la sobriedad de los colores que proporcionan las hortalizas y los vegetales permite que los arreglos florales desaparezcan del panorama.

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Romper los estándares, reinventar las tradiciones y celebrar el amor con conciencia ecológica es una de las propuestas de Santaboda. Ingredientes orgánicos sobre la mesa, decoración con materiales reciclados y plantas que después pueden ser sembradas o reutilizadas son algunas alternativas amigables con el medio ambiente que Alessandra Osejo y Camila Lemoine ofrecen a sus clientes.
Su formación artística –las dos son artistas plásticas y también diseñadoras de la marca de ropa para mujeres, Tul Fashion Canvas– las ha llevado a repensar los matrimonios desde una mirada conceptual y un arte diferente en cada proyecto que toca a su puerta; bases de un especial cuidado por cada pieza, gusto y momento de los novios. “Nos gusta trabajar en proyectos que impliquen diseño, arte y moda. Hace cinco años quisimos sumarle el ingrediente amor a nuestras vidas. Por eso surgió la idea de casar parejas muy al estilo Tul y de ahí nació Santaboda”. Un proyecto que las ha llevado a organizar alrededor de ochenta matrimonios en diferentes escenarios y paisajes de Colombia que van de la capital a la costa Atlántica, pasando por Boyacá y Santander.

Recodificación magistral
Para este concepto matrimonial específicamente, le apostaron a prescindir de los arreglos florales y reemplazarlos por hortalizas y vegetales resaltando sus colores naturales sin quebrantar la armonía espacial de Tábula, el restaurante de ambientación rústica que sirvió de escenario para esta puesta en escena.
El concepto de cocina de mercado y el creciente interés por la sostenibilidad, los productos sembrados en casa y de esencia artesanal, las inspiraron a llevar los brotes de la huerta fuera del plato de comida y volverlos elementos decorativos. Los centros de mesa, adornados con lechugas, berenjenas y proteas (flores selváticas sin pétalos), definen la línea cromática de esta propuesta que brinda equilibrio entre la gama de verdes oliva, berenjenas, madera y color oro. Una combinación que no revela nada más que una elegancia sobria y sofisticada.
“Nos interesa jugar con los soportes y modernizar las cosas clásicas sin negarlas ni olvidarlas pero sí reinterpretarlas con unos toques vanguardistas”, explica Camila Lemoine. En este caso, los copones, que evocan una época de la Grecia clásica con arreglos suntuosos y robustos, los modernizaron quitándoles las flores y
utilizando verduras y matas vivas. El menú, creado por el grupo culinario de Tábula, con apetitosas entradas como pulpo al grill, croquetas de pescado con suero y murillo estofado con tamarindo, fue dispuesto por este dúo ingenioso de asesoras de bodas sobre una tabla de madera para picar acompañado por cristalería para las bebidas y vajillas minimalistas de color blanco. Por su parte, las pequeñas botellas tradicionales de aceite de oliva al romero, las utilizaron como marcapuestos, y como recordatorio para los invitados, recurrieron a un bolsa de liencillo para hacer mercado de verduras frescas.
Con este montaje, Santaboda comprueba que los restaurantes pueden ser locaciones ideales parar el desarrollo de un matrimonio, pues al contar con una ambientación específica preconcebida  y el menaje completo, las acciones de logística se reducen, permitiendo a los decoradores enfocarse en encontrar la fusión perfecta entre lo que el restaurante ofrece, el gusto de los novios y sus ideas.