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Amor del bueno

Por Juan Sebastián Barón, 23/5/2012

Julieta Piñeres y Maurizio Mancini, una de las parejas más encantadoras de la escena colombiana, darán por fin el “sí” en Cartagena de Indias, el próximo 15 de diciembre. Le contaron a FUCSIA su historia de amor.

Fotos Alberto Newton. Vestido de satén ; de La Sposa para Syrovy. Balaca; de Zara. Aretes; de Senda by Nelly Rojas. Esmoquin, camisa, corbatín; todo de Hugo Boss. - Foto:

“Si es por lo que yo siento por ti, tú eres mi novia desde el primer día en que te vi”. Con esta frase Maurizio Mancini, el empresario de la rumba bogotana, cautivó a Julieta Piñeres cuando ella le preguntó si eran novios o no, después de llevar un buen tiempo saliendo. Pero el amor le llegó a esta pareja, como dicen en las películas, a primera vista. La presentadora de Estilo RCN conoció a Maurizio en la antigua discoteca Sayaka Deluxe, en Bogotá, donde cruzaron unas cuantas palabras, pero ninguno le preguntó al otro por su número de teléfono.

Ocho meses tuvieron que pasar desde ese primer encuentro para que los dos se volvieran a encontrar. Maurizio, recién llegado de Estados Unidos, reconoció a Julieta en una valla del centro comercial Andino de Bogotá, y desde ese momento se convenció de que había una señal que le decía que era la indicada. Gracias a una labor de inteligencia a la que contribuyeron sus amigos, logró conseguir el correo de la modelo y enviarle un mensaje invitándola a salir.

Tras el intento fallido de conseguir su número a través de un e-mail, Maurizio se resignó, esperando encontrársela de nuevo en alguna fiesta. Y no tuvo que pasar mucho tiempo, tan solo cinco días, para que los dos se toparan en la inauguración de un bar en la capital, donde nuevamente coincidieron y esta vez sí tuvieron el espacio para hablar e intercambiar sus números telefónicos. Aquel momento fue el inicio de una relación que estaba señalada por el destino.

El primer regalo de novios que Maurizio le entregó a Julieta fue un par de botas de gamuza con flecos que le compró en Lincoln Road, en Miami, y que comenzaban a hacer furor en el mundo de los zapatos antes de que llegaran a Colombia. De ahí en adelante, la feliz pareja comenzó a darle la vuelta al mundo. Destinos como México, Bahamas, Francia e Islas Griegas fueron testigos de su naciente amor, además de que los dos siempre han compartido la pasión por viajar.

Este dúo costeño son el uno para el otro, y comparten desde los gustos musicales hasta el sentido del humor. Lo único que no comparten es la cocina. Aunque a él le fascina cocinar y experimentar, a ella no le va bien con la culinaria, por eso, le regaló de cumpleaños a Maurizio un set de BBQ para que la complaciera con platos como el sándwich de lomo salteado, uno de sus favoritos.

Sus amigos los adoran y justamente los de la locutora de La FM aprueban más que nunca a Mao como su príncipe azul: “Siempre me criticaban a mis novios y con él nunca ha existido ningún tipo de crítica”, dice Julieta, quien además es una fiel admiradora de su suegra, por la gran fortaleza que tuvo al vencer una enfermedad. Aunque la crítica pude enriquecer o complicar una relación, para Julieta y Maurizio es vital escuchar lo que piensan el uno del otro.

Nueva vida

Él, socio de restaurantes como Kong y Magnolio, aprovecha las tardes para escuchar a Julieta en su programa de radio y le reprocha que no luzca como otras presentadoras cuando conduce Estilo RCN. Por su parte, a ella no le gusta que Maurizio trasnoche, pues su trabajo le impide llegar temprano a casa. Le pidió, inclusive, que si se comprometía con ella cambiara de trabajo. Ahora, el caballero de la movida nocturna capitalina le dedica más tiempo a transformar bares en restaurantes, lo que le permitirá estar más tiempo en casa. Y, justamente, cuando se comenzaron a dar estos cambios, se abrió un nuevo ciclo en la vida de la pareja cuando se comprometieron.

Nueva York fue la atmósfera de ensueño donde Maurizio le propuso matrimonio. Además de que La Gran Manzana es la ciudad preferida de los dos, el pasado 8 de febrero, cerrando la temporada de invierno, el Central Park, en pleno Manhattan, se cubrió de hielo para la pareja. En una pista de patinaje él se le arrodilló con la sortija en sus manos, y ella la aceptó emocionada. La joya que recibió Julieta perteneció a la abuela de Maurizio y ha sido usada de generación en generación, conservando el valor sentimental que la familia Mancini le ha otorgado.

Aunque ella no se lo esperaba, desde hace unos meses atrás, él venía pensando cómo proponerle matrimonio. Contempló amarrarle el anillo al collar de su mascota, pero concluyó que la ciudad de los rascacielos era muy romántica. La reacción de Julieta fue llamar de inmediato a contarle la noticia a su madre, y luego a su mejor amiga, La Toya Montoya. Ya comprometida, la pareja estuvo cenando en el famoso restaurante Daniel, del aclamado chef Daniel Boulud, en el Upper East Side. Después de siete años de noviazgo, los Mancini-Piñeres darán el “sí” el próximo 15 de diciembre en la Ciudad Amurallada, en un evento que desde ya se perfila como uno de los acontecimientos sociales del año.

Una isla para dos

Sin contar todavía con un wedding planner que les organice los preparativos de la boda, la mamá de Julieta, su tía y su cuñada serán las encargadas de cuidar detalles como el ‘pudín’, el vestido, la lista de invitados y la decoración. Todo lo que concierne a los arreglos florales estará a cargo de Clarissa Lafaurie, firma reconocida por su elegancia y creatividad. Los platos que se ofrecerán en la fiesta tendrán la sazón del chef de Magnolio, Nicolás De Zubiría, quien jugará con los sabores mediterráneos para ofrecer una cena inigualable.

La ceremonia religiosa tendrá lugar en una capilla privada en Cartagena y se tiene previsto que asistirán 400 personas, aunque a la fiesta solo hay unos doscientos invitados. Las Islas del Rosario serán el escenario en el que los novios, su familia y amigos celebrarán la unión. Pero tienen claro que no quieren llevar un matrimonio de club a una isla, por eso utilizarán todos los elementos a la mano para hacer una fiesta fresca e inolvidable. Julieta no se preocupa, pues sabe que cuenta con la experiencia de su prometido en la organización de grandes eventos. “Queremos que sea una celebración inolvidable desde el atardecer hasta el amanecer, pero, más importante aun, que sea una fiesta de los dos para los dos”, cuenta Mancini, que ya tiene pensado el concepto y los sonidos que amenizarán la recepción al estilo caribeño. De hecho, Yuri Buenaventura será la cuota musical, considerando que los novios son salseros de corazón, mientras que los sonidos románticos estarán a cargo de Maia.

A pesar de que Julieta no ha escogido el vestido, siente fascinación por un traje de Elie Saab al que le quiere imprimir algo de modernidad, fuera de lo convencional. Nunca soñó con un vestido de princesa, por eso, se inclina más por algo vaporoso que haga juego con el paisaje isleño.

El resto está todavía por escribirse, pues, a siete meses de la boda, lo más importante para ellos es continuar creciendo juntos y hacer real la creencia de que las parejas más felices son las que se sienten como si todavía fueran novios.