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Entrevista: Los niños van a estar bien

Silvia Camargo, 14/2/2012

Lenore Skenazy, una experta en crianza que va en contra del estilo sobreprotector de los papás de hoy, explica a la RevistaFucsia.com por qué es mejor ser relajadas.

 

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Se llama Lenore Skenazy pero todo el mundo la conoce como la ‘peor mamá de Estados Unidos’. Ese apodo se lo ganó hace dos años cuando escribió una columna en el diario The New York Sun , en la que contaba que el día anterior había dejado a su hijo Izzy, de 9 años, montar en el metro para llegar al colegio. Al medio día ya la habían llamado de todos los noticieros para entrevistarla. Les interesaba saber si una mamá que se había atrevido a dejar a su hijo solo en el metro en una ciudad como Nueva York, llena de asesinos, pederastas, drogadictos, prostitutas y terroristas, era brillante o por el contrario, estaba totalmente loca.

Ella temía que la respuesta de todos era esta última. En un país donde ser papás implica obsesionarse con libros y productos para blindar el mundo, de manera que los niños puedan salir sin caerse ni golpearse, ella había roto una norma clara de seguridad.

Incluso la acusaron de abuso infantil. Pero aún así aceptó la invitación de los medios y ante millones de norteamericanos incrédulos explicó que antes de dejar a Izzy en la estación de metro, averiguó las estadísticas de criminalidad de este sistema de transporte y se dio cuenta de que, a pesar de que las películas lo muestren como territorio enemigo, este sistema de transporte es uno de los más seguros de Estados Unidos.

Desde entonces ella ha liderado una revolución de madres que no quieren ser sobreprotectoras sino ayudarles a sus hijos a ir aceptando responsabilidades a medida que crecen. Todos salen ganando pues las mamás tienen tiempo para leer un buen libro y los hijos se sienten maduros cuando sus padres confían en ellos para asumir nuevos retos.

Esa columna llevó a Lenore a escribir un blog sobre crianza libre y feliz, a la usanza de antes, y de esa experiencia nació el libro Free Range Kids. Actualmente participa en el programa Sobreprotegidos, del canal Discovery Home & Health, que se empezará a transmitir en Colombia todos los viernes a las nueve de la noche a partir del dos de marzo.

En la serie, Skenazy, quien es madre de dos hijos, interviene familias con padres helicóptero, aquellos que revolotean sobre los hijos para controlar sus movimientos y verificar que todo esté bien. SEMANA habló con ella desde su apartamento de Jackson Heights, en Nueva York, sobre este estilo de crianza y cómo superarlo.

FUCSIA: Usted hace dos años comenzó una revolución. ¿Cómo le ha ido?
L:S.:Sí, cada vez hay más mamás que reconocen que viven tratando de hacer todo por los niños. Eso no es ayudarlos, sino creer que ellos simplemente no pueden hacer las cosas por ellos mismos, lo cual no es bueno. Pero falta mucho. En el programa tengo una familia de Nueva York con un niño de 11 años a quien su mamá obliga a comunicarse por celular durante el trayecto de dos cuadras de la casa al colegio.

FUCSIA: ¿A qué extremos ha llegado esa sociedad protectora de niños?
L.S.: Además de rodilleras para que no se raspen cuando gatean, y aparatos que replican el sonido del útero para que los bebés duerman tranquilos, la última gran cosa que se inventaron viene de los colegios. Cuando estas instituciones hacen subastas para recoger fondos se rifan joyas, viajes y otras cosas. La última novedad es rifar los espacios de estacionamiento más cercanos a la entrada del colegio para que los papás dejen a los niños más cerca y ellos no tengan que caminar mucho. Esta zona de parqueo siempre ha sido destinada a gente discapacitada. De modo que ahora tampoco queremos ayudarlos a desarrollar sus piernas ni dejarlos caminar, como si ellos también fueran parapléjicos.

FUCSIA: ¿Qué dice usted de este tipo de comportamientos?
L.S.: Yo pienso que los niños están bien solos aunque los papás crean que no. En el show le propusimos a una pareja que se fuera un fin de semana a un hotel para que descansara. Mientras tanto, los abuelos se ocuparían de los niños. La mamá me decía:  “¿y qué va a pasar cuando ella despierte? Yo siempre la reconforto en las noches para que vuelva a dormir”. Los papás no pueden desprenderse de ellos, los ven frágiles. Yo les digo que las caídas y morados son parte de la vida aunque ellos los ven como emergencias nacionales.

FUCSIA: ¿Qué es ser una mala mamá para los papás de hoy?
L.S.:Es que el hijo llegue con un morado, que sangren por la nariz o dejarlos solos. A toda hora les preguntan si están bien, si pueden ayudarlos. Los papás de hoy son intensos y quieren ser perfectos. Les gustaría poner un papel protector en el mundo para que su hijo pueda caminar por todas partes sin caerse ni lastimarse. Todo esto se traduce en que no creen en ellos y así se lo transmiten a los niños.

FUCSIA: ¿De dónde surgió este movimiento sobreprotector?
L.S.: Recibimos a diario muchos mensajes como, por ejemplo, si el baño está protegido contra los niños. Aparte de esto, las revistas sobre crianza publican artículos con titulares como ‘¿Son seguros los parques?’ Con todas esas advertencias, dejar a un niño solo es algo que hoy ningún papá maneja ligeramente.

FUCSIA: ¿Pero ya se han visto transformaciones?
L.S.: Sí, los papás creen que no van a ser capaces pero se dan cuenta de que sí pueden soltar el manubrio y dejar a los niños crecer más libres. Cuando lo hacen se sienten competentes y los niños también porque ellos quieren sentirse grandes. Este estilo no significa que no me interese mi hijo. Todo lo contrario, cuando le doy responsabilidades estoy no solo confiando en él, sino en mí misma como madre.

FUCSIA: Según un reciente libro las mamás francesas son superiores a las de países como Colombia y Estados Unidos. ¿Qué piensa de esto?
L.S.: Yo estoy a favor de que los niños tengan tiempo libre sin la supervisión  de los padres. También pienso que se debe fomentar la disciplina y esto implica a veces no negociar con ellos porque no vale la pena razonar con un niño de cuatro años. El padre debe hacer sentir su autoridad. No creo que esto sea malo. Pero nunca seré una mamá francesa porque soy más informal y si tengo tiempo libre lo dedicaré a leer un libro y no a vestirme ‘chic’.