Relaciones

¿Por qué elegimos a quienes elegimos en nuestras relaciones?

Carolina Alonso, 14/3/2017

Nada es casualidad, existe una razón por la que elegimos a nuestras parejas y también formas de romper el patrón.

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"Te siento desconectado": este era mi reclamo más frecuente, a veces lo decía, la mayor parte del tiempo lo pensaba. Sentía que estaba desconectado de mí, pero también de él mismo.

Cuando comenzó todo mi proceso de formación como Integrative-Shadow Coach empecé a comprender que esa desconexión que tanto me dolía sí era suya, sin duda, pero también –y sobre todo– era mía.

Mi dolor provenía de mi propia desconexión de mí misma, de mis emociones y de mis necesidades, de mi cuerpo, de mis anhelos y mi propósito, de la Vida con sus matices e intensidades, de Dios. Yo veía con claridad en mi ex esposo la desconexión y deseaba que él se conectara. Siempre es más fácil verlo en el otro y creer que si se "arregla" fuera de mí, yo estaré bien. Pero no funciona así.

¿Sabes qué, cuándo y cómo trabajar en una relación? Carolina Alonso, nuestra coach especializada te lo explica todo aquí.

Cada relación es una posibilidad de aprendizaje, de sanación. Aquellos con quienes nos relacionamos son los maestros y espejos perfectos para que cada uno sane lo suyo y juntos aprendamos y cambiemos formas de relación. No hay encuentros casuales ni relaciones gratuitas. En este sentido, cada persona con quien te encuentras es un regalo, una oportunidad.

Y quienes más "aprietan botones emocionales" son nuestras parejas porque con ellos tenemos la misión de transformar nuestras creencias profundas sobre el amor. Si nuestras necesidades esenciales son la de ser amados y la de pertenecer, y en este territorio es donde las más profundas heridas se producen, pues resulta "lógico" que con quienes podamos re-definir el amor sea con nuestras parejas.

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Elegimos a las personas con quienes podemos recrear los modelos de relación que vivimos en la infancia: de nuestros padres entre ellos y de ellos con nosotros. No es que mi esposo sea "igualito" a mi papá, es que con mi esposo –dado quien es él y su propio aprendizaje requerido– yo puedo recrear la dinámica "amorosa" familiar (a veces, esa misma persona en otra relación se comporta completamente diferente, o sea que no es algo "personal", sino de las dinámicas que co-creamos juntos).

Entonces yo creo que todas las personas con quienes nos relacionamos son necesarias. Y como a veces nos cuesta tanto reconocer la verdad, pues necesitamos varias relaciones que nos den la oportunidad de hacerlo.

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Mi papá, por ejemplo, tenía fama de "bravo", siempre parecía de mal genio, nunca sonreía en las fotos. Al rededor suyo tocaba "andar con cuidado", como en un campo minado  y yo era "la niña de sus ojos", a mí nunca me pegó, ni me regañó siquiera. Así que, aunque nunca tuve la experiencia de su ira, la temía igual que todos en mi familia. Todas las noches me mandaban a llevarle la comida y a estarme con él; era como ser la doncella que apacigua al monstruo y cada noche debe realizar el sacrificio. Muchos años después, tuve la fortuna de conocer otra versión de mi papá, su verdadera esencia aunque el aprendizaje sobre quiénes eran los hombres y cómo yo debía comportarme con ellos ya estaba instalado en mí.

El miedo, el silencio, el sacrificio y la soledad eran algunos de los ingredientes de mi receta relacional.  Y encontré a quienes podían ayudarme a sanar, o sea, a quienes podían recrear conmigo esa trama. Eran versiones distintas –nunca estuve con hombres físicamente violentos, porque esa no era mi herida– y las historias también se construían de acuerdo con la edad y el entorno; pero el miedo, el silencio, el sacrificio y la soledad se mezclaban siempre con otros ingredientes que, incluso, disimulaban los sabores, olores y texturas de esos ingredientes esenciales

#AccionesDeAmor:

  • Encontrar los ingredientes esenciales de tu trama relacional es el primer paso para poderlos sacar de tus nuevas recetas, así como agradecer y perdonar a quienes representaron contigo variaciones de esa trama original es el siguiente paso. Agradecerte y perdonarte también...

  • A veces tenemos que llegar a un límite, a veces tienen que pasar otras cosas para que digamos: "No quiero más de esto en mi vida, debe haber otra manera" para que el alma comprenda que ya se cumplió el aprendizaje y pase al siguiente "nivel" de posibilidades... 

  • Si sientes esa inquietud, si ya llegaste al límite, es tiempo de aprender y sanar conscientemente, es tiempo hacerle el duelo a esas historias y de prepararte para amar.

Carolina, nos cuenta cómo hacerlo en este video.

Un abrazo,

Carolina Alonso C.

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