Sexo vengativo o el escándalo de lo convenido

Fucsia.co, 22/1/2016

Editorial. Esta semana una acalorada conversación se tomó las redes sociales. La razón: la contratación de Beto Pérez como jurado del programa Bailando con las Estrellas, el hombre señalado de arruinar la vida de Luly Bossa.

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Incluso los más recatados y a excepción de quienes optan por el celibato, que son una minoría, todos, llegada una edad, hemos tenido (y seguimos teniendo) SEXO. Ese deseo carnal es precisamente lo que nos identifica como miembros de esta extraña y contradictoria especie de la que formamos parte. Entonces, que alguien me explique por favor la razón de la algarabía cuando fotos o videos de desnudos se filtran en internet, ¿acaso no es lo mismo que ves todas las mañanas frente al espejo o el mismo acto que practicarás está noche con tu pareja?

Esta semana una ola de indignación, de esas que se han vuelto costumbre en las redes sociales, el único lugar en donde está permitido ser "godo", porque cuando estamos entre amigos nos las damos de muy liberales y ‘open mind’, señalaba a RCN como un medio sin escrúpulos que es capaz de contratar como jurado del programa Bailando con las estrellas a un ‘destructor de vida’, cómplice de la violencia contra la mujer, un vil y perverso hombre que hace más de una década, más específicamente 14 años, hizo público un video íntimo con su pareja de entonces, la actriz Luly Bossa.

“Es una especie de indignación femenina”, me dijo alguien en la redacción, lo cual hace que me pregunte si es que los hombres no tienen la capacidad para indignarse, porque aunque son menos los casos, fotos de hombres desnudos y de sus penes también se filtran sin un atisbo de escándalo en Internet y en lugar de indignación juzgamos el tamaño de sus penes con esa risa maliciosa que se nos está permitida.

La venganza sexual o ‘Revenge Porn’, como se le conoce al acto de publicar fotos o videos sexuales de otra persona sin su consentimiento, no es un acto del cual nos debamos enorgullecer, no nos enaltece, probablemente es lo más bajo a lo que podemos llegar, no es éticamente correcto, no es la forma más madura de superar una ruptura y en algunos estados es ilegal. En eso estamos de acuerdo. Pero, en tiempos en donde la tecnología va más rápido que la capacidad de legislar, y la regulación de lo que se puede o no divulgar en Internet sigue estando envuelta en una espesa capa gris, lo mínimo que podemos hacer es asumir con orgullo los riesgos que conlleva documentar nuestra vida sexual e íntima.

Algunos me dirán que es la vida privada. ¡Por supuesto que lo es! pero si por ociosidad de alguien se hace pública, acéptalo como lo que es, tu desnudez no debería avergonzarte y es el esfuerzo que hacemos para victimizarnos cuando se hace pública, lo que la convierte en tabú. Recuerda que aceptaste filmarte, que muchas de esas fotos fueron tomadas por ti misma, que las enviaste mediante esos ‘confiables’ servicios de mensajería y que en todo ello hay implícito un riesgo, y que quizás ese riesgo te gusta, hasta que se hace público y deja de ser tan divertido, ¿no cierto?

Ahora bien, señalar al bailarín de zumba que ‘le dañó la vida a Luly Bossa’, la misma que acaba de publicar un libro en el que narra ese y otros fragmentos de su vida, es como señalar a todos los fantasmas que llevamos detrás y perder la tan anhelada esperanza de que al igual que los vinos, los seres humanos, maduramos con los años.

En mi opinión, que puede no ser muy popular pero es la que tengo, te das cuenta de que estás creciendo cuando dejas ir, superas y aceptas, así que ocupémonos de nuestra vida y de nuestros propios líos de sábana, que todos los tenemos, en lugar de refugiarnos en las redes sociales señalando a los demás o ¿cuántos de los que alzan la voz en contra de estos actos no han visto, consumido y hasta ayudado a divulgarlos?. Adiós a la doble moral. Let it go.

@unaosadia