8 enseñanzas que nos dejó 'Pretty Woman'

Fucsia.co, 23/3/2015

Una de las comedias románticas más icónicas del cine cumple 25 años. Hacemos un listado de los aportes más significativos que nos ha dejado esta película, algunas de ellas poco apropiadas o sexistas.

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Han pasado 25 años desde que unos jovencísimos, y casi desconocidos, Julia Roberts y Richard Gere protagonizaran en 1990 una de las comedias románticas más exitosas y televisadas del séptimo arte.

La historia de la prostituta que conquista a un hombre de negocios se ha convertido con el paso de los años en un referente en lo que a clichés de amor, empoderamiento y moda se refiere –aunque no por ello, apropiados-. Para conmemorar las bodas de plata de Pretty woman, recopilamos las mejores aportaciones que esta película nos dejó.

1. El cuento de hadas existe.
Realistas, románticos, cínicos, enamoradizos sin remedio. Al margen de cómo nos autodefinamos por nuestra concepción del amor, pocos fueron los que los no sucumbieron, o no se dejaron afectar emocionalmente, por la historia de la prostituta que logra enamorar al empresario adicto a su trabajo y a las relaciones pasajeras. Ella, quien arrastra una vida de penurias y dificultades, quien se acuesta con hombres por dinero para poder sustentar su existencia y debe sobrellevar los tabús que arrastra su profesión; ella, una mujer hecha a sí misma, que ha perdido la fe en que la vida y su generosidad, materializa su propio cuento de hadas en su versión moderna.

Aunque, como de costumbre, la película nos deja con la incógnita de si esa historia de amor consigue superar la barrera de los años y mantenerse en el tiempo.

2. Todos podemos amar y ser amados.
La prostitución es una de las profesiones más denigradas del mundo, y una de las más antiguas. Es además una de las labores que más estereotipos arrastra en nuestros días. A pesar de las connotaciones negativas y de las opiniones personales que cada uno tenga al respecto, Pretty woman evidencia que el amor no entiende de clichés, ni imposiciones sociales. Que todo el mundo tiene la capacidad de amar y ser correspondido.

3. Todos podemos ser amados si cambiamos nuestra forma de ser.
Si en el anterior punto se hablaba de que Pretty woman es un canto a la capacidad innata del ser humano a amar y ser amados al margen de las imposiciones sociales, es necesario hacer una pequeña aclaración, con especial dedicación a los realistas. Aunque la historia de la prostituta y el hombre de negocios tiene final feliz, hay que recalcar que él se pasa toda la película tratando de que ella adecue sus formas y vestimenta a las exigencias de la alta sociedad en la que él se desenvuelve. Es decir, necesita que cambie.

4. Un hombre vale lo que vale su cuenta bancaria.
Esta es una de las aportaciones más sexistas que deja Pretty Woman en el ideario de toda mujer. Es, además, un argumento recurrente en muchas películas. Solo hace falta remitirse a 50 sombras de Grey, en la que su protagonista es un hombre adinerado que consigue todo lo que quiere en relación con las mujeres a pesar de sus retorcidos, y en algunos casos, misóginos, gustos en la cama. ¿La conclusión? Al hombre con dinero se le perdona todos sus defectos si su cuenta bancaria tiene muchos ceros...

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5. Una mujer no puede romper con su destino por sí misma. Esta es otra de las enseñanzas menos apropiadas y machistas que arrastra esta película.  La joven prostituta sólo es consciente de que puede cambiar de vida y alcanzar sus sueños después de conocer a su ‘príncipe azul’ y que este le muestre la mujer que puede llegar a ser.

6. Un vestido rojo, el 'must have' del clóset.
Es uno de los estilismos más memorables de la película: una espectacular Julia Roberts ataviada con un vestido rojo, diseñado por la estilista de la película, Marilyn Vance, con los hombros al descubierto y el escote con forma de corazón. El imponente atuendo alcanza su máximo esplendor con unos guantes largos de seda blancos y una gargantilla de diamantes y rubíes.  Y, como no podía ser de otra manera, al verla, el personaje que interpreta Richard Gere queda deslumbrado ante tanta sofisticación y belleza.

7. Tener ideas preconcebidas sobre los demás pasa factura.
En una de las escenas de Pretty woman, el personaje de Julia Roberts recurre a las boutiques de una de las zonas más elitistas de Los Ángeles para comprar ropa con el dinero que le ha entregado su ‘nuevo amigo’ para tal fin. Su inapropiada forma de vestir provoca que las dependientas no la atiendan y la echen bajo la premisa de que “aquí no hay nada para usted”. Día después, los dos personajes vuelven a la tienda exigiendo un trato acorde a la cuatiosa cantidad de dinero que pretenden gastarse ahí. A la dependienta de la boutique no le queda otra que comerse su orgullo y dar un buen servicio.

8. Las botas 'cuissardes', el accesorio perfecto si se sabe combinar.
El personaje de Vivian Ward, interpretado por Julia Roberts, aparece en las primeras escenas de la película con un mini vestido de dos piezas, azul y blanco, unidas por una argolla metálica y  botas de tacón por encima de la rodilla y confeccionadas en charol. Un look excesivo y arriesgado que evidencia que las botas de largo XL, esas que cada cierto tiempo vuelven a ser tendencia, pueden ser el peor enemigo de las mujeres si las combinan con prendas excesivamente sugerentes.