Las mujeres de Chespirito en 7 frases

Fucsia.co, 27/11/2014

El inolvidable Roberto Gómez Bolaños ha dejado este mundo a la edad de 85. Desde Fucsia.co recordamos al genial actor y comediante mexicano con las mejores frases que dedicó a las mujeres.

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Se marchó para siempre el actor Roberto Gómez Bolaños, más conocido como Chespirito y recordado por personajes tan emblemáticos como ‘El Chavo del 8’ o ‘El Chapulin Colorado’. El reconocido escritor, director, cantautor, dramaturgo, productor de televisión y comediante mexicano, falleció a la edad de 85 años por causas que todavía se desonocen.

Desde Fucsia.co queremos rendirle homenaje a uno de los más grandes actores latinoamericanos de todos los tiempos, recopilando las frases que les dedicó a las mujeres. 

1. Sobre las “temidas” suegras: “Qué tan fea será la política que si a una palabra tan bella como es la palabra ‘madre’ le añades ‘política’, se convierte en ‘suegra’".

2. A su madre le dedicó esta cita: "Mi mamá era tan sensacional que nunca me di cuenta de que andábamos pobres. Nunca me compró una bicicleta, un tren eléctrico, pero nunca me faltó una pelota. Fui feliz. Ella se mataba trabajando, pero de eso me di cuenta después".

3. Aludiendo a su reconocida pasión por las mujeres, hasta que encontró a Florinda Meza, su segunda esposa: "Hasta que me casé, mi vicio fueron las mujeres".

4. Extraído de uno de sus poemas, con los que se dice se ganó el corazón de Meza: “Hoy soy la mitad de mí, porque hoy me falta ella”

5. Así hablaba sobre cuando se enamoró de su segunda mujer, sin perder el sentido del humor: “Inmediatamente. Es que la tengo en frente qué puedo decir”.

6. En referencia a las mujeres y sus derechos: "Machista no, machito sí, yo admiro y respeto a la mujer, es igualmente capaz de desempeñarse en muchos campos"

7. Sobre su abuela, una de las mujeres de su vida: "Mi abuela había sufrido un ataque que la dejó casi totalmente paralítica el resto de su vida. En razón de su precario estado de salud, la familia decidió ocultarle el deceso de mi papá, pero mi torpeza se puso de manifiesto cuando repetí frente a ella el mismo eufemismo que había usado mi mamá para darme la noticia: "Mi papá ya se fue al cielo". Entonces supe que la parálisis suele ser insuficiente para impedir que ruede una lágrima por la mejilla de quien la padece".