"La loza no se lava sola" y otras razones para celebrar el Día del Trabajo Doméstico

Fucsia.co, 21/7/2015

El 22 de julio se celebra el Día Internacional del Trabajo Doméstico para dignificar a las mujeres que desempeñan labores del hogar y no reciben remuneración por ello. ¿Te has planteado alguna vez todo lo que facilitan la vida sin obtener por ello un salario?

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Hoy se celebra el Día Internacional del Trabajo Doméstico, una fecha para conmemorar la contribución de las mujeres en el hogar. Y sí hablamos de mujeres porque son ellas las que desempeñan mayoritariamente esta labor en la mayoría de los casos no remunerada, como el caso de las madres dedicadas completamente al hogar .

El Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano del Caribe, organizado en Lima, Perú, en 1983, declaró el 22 de julio como la fecha en la que visibilizar estas aportaciones femeninas.

En la mayoría de los casos, el trabajo no remunerado se suma al trabajo remunerado, lo que se conoce como 'la triple jornada laboral', como indica María Adelaida Perdomo, especialista en inclusión y equidad de género. "Ellas incursionan en el ámbito laboral pero no renuncian a la responsabilidades de la casa. Hoy en día la mujer tiene tres jornadas laborales: la remunerada, las labores del hogar y el cuidado de las personas que conviven con ella".

Esta realidad acaba generando un círculo vicioso. Las mujeres trabajadoras, incapaces de hacer frente a la triple jornada laboral, acaban contratando –incluso subcontratando- empleadas domésticas para que se encarguen, no solo del funcionamiento del hogar, sino del cuidado de su familia. Mujeres que, por otro lado, anteponen la crianza de los hijos ajenos a los suyos propios.

En Colombia, según la última Encuesta Nacional del Uso del Tiempo Libre realizada por el DANE, el 88,4 por ciento de mujeres dedica en promedio siete horas y 23 minutos diarios a desempeñar labores no remunerados, frente al 70,3 por ciento de hombres que hacen lo propio, aunque de promedio ellos dedican tres horas y 10 minutos al día.

'Las seis desventajas laborales de ser mujer'

En cuanto al trabajo doméstico desde su perspectiva sectorial, el Ministerio de Trabajo estima que existen 700.000 empleados domésticos que reciben remuneración. De estos, el 95% son mujeres. Lo hacen además en condiciones de precariedad. Se estima que sólo 8.000 de las personas que se dedican a este sector cuentan con un contrato firmado y solo un 14,6% cotiza a pensión.

Uno de los grandes problemas sistémicos que enraíza el trabajo doméstico, es sólo se reconoce cuando deja de hacerse. Por eso, desde Fucsia.co recogemos los motivos por los que hay que celebrar este día y adquirir el hábito de implicarse en las tareas del hogar, del mismo modo que exigimos que otros lo hagan por nosotros. '7 situaciones que sólo entienden las madres trabajadoras'


1. La loza no se limpia sola.

Todos esos platos, cubiertos, bandejas, ollas que uno ensucia mientras cocina no vuelven a su estado de pulcritud ellos solos. Esto ocurre porque hay una persona que nos facilita la vida y los lava por nosotros. Una persona a la que, igual que nosotros, le gustaría estar descansando encima del sofá o disfrutando de su tiempo de ocio más que estar limpiando la loza.


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2. El polvo tiene una capacidad asombrosa de acumularse en todos los rincones.

De ahí la necesidad de que una persona desempolve muebles y superficies cada cierto tiempo. En conclusión: que limpie la casa en profundidad, actividad que, generalmente, siempre recae en una misma persona: mamá. Y el pasatiempo preferido de mamá no es dejar el hogar impoluto, como no lo es el nuestro. Pero no es hasta que falta esa persona encargada siempre de limpiar la casa, que el resto nos damos cuenta de lo molesto que es que esté sucia y lo necesario que es retirar el polvo.

 
3. La ropa no aparece doblada en el clóset por arte de magia.

Las prendas tienen un cometido en la vida: vestirnos. Y poco más, porque todavía no se han inventado una prenda que se meta en la lavadora, se cuelgue, se planche y se doble sola. ¡Ah! Y que se introduzca en el clóset por sus propios medios.

No. De hecho que la ropa esté bien doblada y en su sitio es obra de una persona que nos consiente y decide hacerlo por nosotros. Pero no hay que olvidar que nosotros también tenemos manos para encargarnos de nuestras pertenencias. O por lo menos, agradecer a la persona que lo hace por nosotros.


4. La nevera no se llena sola.

Uno de los placeres de la vida es llegar a casa y ver que la nevera está repleta de comida y alimentos exquisitos que llevarnos a la boca, deleitarnos y calmar nuestro apetito.

El problema es que estos víveres los coloca alguien ahí, no germinan de la nada. Así pues, lo responsable y coherente es que si, todos los miembros de la familia se van a beneficiar de esos productos, vayan en conjunto a buscarlos y ayuden a hacer el mercado. 'Las nuevas masculinidades: ellos a favor de la igualdad'