Nace una Fundación para las sobrevivientes de ataques con ácido

Fucsia.co, 13/8/2014

Las víctimas necesitan unirse para trabajar en contra de la discriminación, los obstáculos legales para la atención médica y la inclusión laboral. Por eso nació Reconstruyendo Rostros, de la mano de la primera mujer agredida en Colombia.

No deja de ser impactante el positivismo con el que las sobrevivientes de ataques con ácido viven su cotidianidad. Pero después de sanar las heridas con llanto. Así lo recuerdan todas, quienes aluden a la soledad, el miedo, la depresión y la oscuridad que representó para ellas el comienzo de la vida después de la tragedia, y la luz que significa ahora encontrar manos amigas.

Reconstruyendo rostros es una fundación que nace a partir de la que ya había creado Gina Potes llamada Rostros sin Ácido, después de ser atacada hace 16 años, cuando apenas tenía 19. Ella, que es conocida como la primera víctima de este tipo en Colombia, fue también la primera en encontrar las puertas cerradas del sistema de salud y de las empresas empleadoras.

Lee también: "Una cicatriz no te hace menos mujer", una columna de Gina Potes.

“El sistema de salud no está preparado para atender los requerimientos de atención y reparación. A pesar de que se diga lo contrario; la atención que les han brindado a las víctimas ha sido negada sistemáticamente y solo se ha logrado a través de las tutelas”, así lo dice Juan Sebastián Jaime, de País, un área del consultorio jurídico de la Universidad de los Andes encargada de derechos humanos, entre otros aspectos.

Las mujeres de la Fundación en su lanzamiento

A esta nueva fase de la Fundación se han unido esfuerzos de la Secretaría Distrital de la Mujer de Bogotá, con año y medio de existencia, que tiene en sus manos la reglamentación de la ley que existe para apoyar a víctimas, además de buscar que se judicialice como tortura.

Lee sobre la Ley en el artículo ¡No más ataques con ácido!

Alejandra Borrero, actriz, directora de Casa E, en donde se hizo el lanzamiento de Reconstruyendo Rostros, y líder de la campaña ‘Ni con el pétalo de una rosa manifestó: “Esta es una de las violencias más horrorosas. Por eso respeto a estas mujeres en su lucha y como sociedad civil debemos abrir las manos a ellas y a sus familias”.

Y es que, además del flagelo de la agresión, las sobrevivientes deben enfrentarse a una discriminación social por sus cicatrices, a un cierre del mercado laboral, porque pocas empresas aceptan una incapacidad cuando se someten a un cirugía y, en promedio, cada una de ellas pasa mínimo 20 veces por el quirófano.

En esta tarea está el cirujano plástico Alan González, quien las apoya con las intervenciones para recuperar su piel, y a quien todas denominan “nuestro ángel”. “Tengo un don que Dios me permitió compartir con ellas para reconstruir sus vidas, su autoconfianza. A mi profesión la llaman la de los vanidosos, pero la verdad es que la cirugía plástica ayuda a dar vida.  A veces para los entes gubernamentales no es fácil luchar por tantos colombianos, por eso la tarea nos queda a la sociedad civil de unirnos por estas causas”, expresó el especialista.

La Fundación se encarga, entre otras acciones, de capacitar a las mujeres para hacerlas empresarias que puedan recibir recursos a través de sus artesanías. Incluso, muchas de ellas toman clases de fotografía que Héctor Fabio Zamora, fotógrafo de El Tiempo, les enseña para que ellas puedan luego hacerse profesionales en el área.

Reconstruyendo Rostros también están tras el apoyo legal, médico y sicológico de las sobrevivientes. Elizabeth Ruales fue agredida hace nueve meses en la cara y asegura que en la Fundación encontró una luz, porque estaba rodeada de oscuridad y soledad; ahora se siente valiente y guerrera en compañía de las mujeres que emprenden esa misma lucha.


Elizabeth Ruales

Muchas de ellas no salían a la calle, se ocultaban tras sus bufandas, como Érika Vanegas, agredida a los 18 años. Hoy tiene 22 y una hija de 2 años, pues formó un hogar después del ataque y varias cirugías reconstructivas del doctor Alan González.

Según Juan Sebastián Jaime de País, el 80 por ciento de los sobrevivientes son mujeres. La mayoría es atacada en rostro y cuello, para afectar directamente su autoestima y hacer un daño severo a la vida social y emocional de la víctima. Además, muchos de los atacantes son cercanos a la mujer agredida. En el caso de los hombres, las principales causas se concentran en el conflicto armado y en riñas.

La Fiscalía conoce 104 casos de agresiones con agentes químicos, pero solo 4 tienen un proceso, aunque el vicefiscal se comprometió ante el Congreso a revisarlos uno por uno.  “En año y medio en Colombia se presentaron 90 casos. Es decir que en ese corto tiempo se registraron más casos que en la historia de India o Bangladesh”, puntualiza Juan Sebastián Jaime.

Más información en www.reconstruyendorostros.org