La estrategia de llamar a los productos light o cero

Fucsia.co, 22/1/2014

En muchos casos, introducimos estos productos en el carrito del mercado sin saber a qué hace referencia ese indicativo. La legislación que regula la terminología resulta insuficiente, lo que provoca que los productos sean, en muchos casos, engañosos.

En la actualidad, no existe ninguna norma o ley a nivel internacional que regule el uso del indicativo 0,0 o light en las etiquetas de los productos alimentarios de forma efectiva y comprensible. De hecho, y a este respecto, no hay nada que impida a las grandes marcas hacer una referencia poco real e inconsistente del verdadero contenido nutricional de los alimentos y bebidas que comercializan.

En el caso de Colombia, como esclarece la nutricionista Angélica Lucía Veloza, la legislación colombiana cuenta con una regulación oficial para la terminología light, recogida en la Resolución de Etiquetado Nutricional 333 de 2011. Esta dispone que tal denominación debe emplearse cuando el producto contenga un 30% menos de calorías que su versión normal. Esto significa, según indica la especialista, “que, o bien, posee un 30% menos de grasa que su alimento de referencia, pero mantiene todos los azúcares, o al revés, es decir, que mantiene toda la grasa pero tiene un 30% menos de azúcares”. Esta reducción del aporte calórico se consigue sustituyendo los azúcares o las grasas (según el caso) por otros componentes con menos calorías.

Sin embargo, el hecho de que en el etiquetado aparezca la referencia light no significa que esos productos sean adelgazantes. Si bien su contenido calórico se ha reducido en relación con el alimento o bebida original, las grasas pueden estar presentes en cantidades significativas respecto a los azúcares y viceversa.

En cuanto al indicativo 0% al que alude el rótulo que acompaña a muchos alimentos, este indicativo es, en la mayoría de casos, la manera que las firmas tienen para atraer la atención de los consumidores preocupados por cuidar la línea. “Es una cuestión de mercadeo”, asegura Veloza.

Esta terminología, aunque también regulada en la resolución mencionada con anterioridad, no especifica, en la mayoría de los casos, el nutriente al que hace alusión, lo cual puede ser engañoso ya que el producto, en ningún caso, puede ser 0,0 en todo lo que respecta a su composición.

Así, esta denominación hace referencia a la disminución de un único nutriente, el cual puede ser, entre otros y según la resolución 333:

1. 0% de proteínas: significa que el producto tiene un contenido proteico menor a 0,5 gramos por porción comestible del producto.

2. 0% grasas, grasas saturadas, monoinsaturadas, polinsaturadas o grasas trans: incluye menos de 0.5 gramos de grasa total por porción.

3. O% de carbohidratos:
el producto tiene un contenido proteico menor a 0,5 gramos por porción.

4. O% de fibra: esta está presente en una cantidad inferior a 0,5 gramos por porción.

5. 0% colesterol: lo que indica que contiene menos de 2 mg de colesterol por porción comestible.

6. 0% sodio o libre de sodio: menos de 5 mg de sodio por porción.

7. 0% azúcar:  la cantidad de este componente es inferior a 0.5 gramos de azúcar por porción.

8. 0% de calorías: implica que el producto aporta 5 kcal por cada porción comestible del producto.

Sin embargo, este “valor añadido” que ofrecen los productos no es más que una estrategia bien definida y desarrolla de las marcas para vender sus artículos y crear demanda a costa de aquellas personas que buscan mantener una dieta más saludable. Y es que son escasos los rótulos que especifican a qué nutriente hace referencia ese 0% que engalana el producto.

El engaño de las firmas dedicadas a la comercialización de productos alimentarios puede llegar a niveles descarados. Un estudio de 2012 de la asociación que representa al sector frutícola y horticultor europeo, Freshfel, develó que las marcas que operan tanto a nivel nacional, como internacional, emplean de forma indiscriminada la imagen de frutas y las hortalizas como reclamo de sus artículos, aún cuando estos no contienen estos alimentos en su composición o, si lo hacen, lo hacen en cantidades ridículas. Tanto es así que uno de cada cinco productos analizados no contenía nada de fruta. En el 32% que si lo tenía, la presencia de esta era únicamente de un 10% del peso total del producto.

Así pues, antes de introducir de forma automática en el carrito del mercado cualquier producto que contenga un vasto rotulo que indique light o cero, conviene detenerse un momento y mirar los valores nutricionales que, obligatoriamente, se incluyen en el lateral o en la parte posterior de todos los artículos, y mirar a qué nutriente hace referencia esa terminología y si, efectivamente, no nos están engañando.