Belleza

El botox: del entrecejo al entredicho

Revista FUCSIA, 23/7/2013

Es sin duda el método más usado para borrar las arrugas. No obstante, las autoridades que velan por la calidad de las medicinas están investigando si los efectos secundarios del botox podrían poner en duda sus bondades a largo plazo.

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Un artículo reciente de The Sunday Times escrito por la periodista Tanith Carey advierte sobre los efectos perjudiciales que podría tener en el organismo la aplicación frecuente del botox para borrar las arrugas. El informe habla de una poco halagüeña realidad acerca de este compuesto, que lleva más de una década siendo utilizado por muchos especialistas, como la forma más generalizada de rejuvenecimiento en millones de personas y que, según algunos reportes de las autoridades médicas, tiene efectos secundarios y puede, inclusive, llegar a ser causa de graves complicaciones. Carey califica el replanteamiento alrededor del botox como un asunto “espeluznante”, pues desde que fue promocionado, a comienzos de la década pasada, representó un salto significativo para una gran cantidad de mujeres en el mundo que se sumaron a la “generación del botox”, inyectándose la toxina botulínica en la cara.

Pero algunas de las mujeres que se volvieron adictas a este empezaron a notar, al cabo de varias aplicaciones, que cada pinchazo se desvanecía rápidamente y que las patas de gallina se prolongaban más, lo que indicaba que era posible que estuvieran creando una resistencia a la toxina que, durante años, fue la mejor amiga de su rostro. La promesa de borrar las arrugas parecía apenas un pequeño incentivo, pero, ¿quién avizoraría que esas líneas del entrecejo, delatoras de la edad, serían como un azote para aquellas que sucumbieron a los efectos embellecedores de un remedio usándolo de una manera desmedida? Es posible que nunca lo pensaran de esa forma antes de que los “botoxólogos” empezaran su campaña para librarlas de las arrugas de todo tipo.

En Estados Unidos, el organismo guardián de la seguridad dentro del mercado de los medicamentos advirtió que el botox puede tener serios y perjudiciales efectos secundarios –incluyendo la muerte–, a raíz de que un grupo liderado por el activista de los consumidores, Ralph Nader, urgió acerca de la necesidad de formular rigurosas advertencias a sus usuarios, pues lo que está de por medio es ni más ni menos que
la salud.

The Sunday Times reveló que, según el grupo de Nader, llamado "Public Citizen" (ciudadano público, en español), concluyó que entre noviembre de 1997 y diciembre de 2006 hubo en Estados Unidos 16 muertes entre 658 casos reportados de personas que sufrieron efectos colaterales adversos, al haber recibido aplicaciones de inyecciones de toxina botulínica. La institución Health Canada también está revisando su uso, debido a que los efectos concomitantes después de una serie de aplicaciones incluyen la dificultad de tragar o respirar, además de una debilidad manifiesta, todos estos síntomas similares a los del botulismo (intoxicación causada por la toxina botulínica).

Aunque la Federal Drugs Administration (FDA) no ha sido perentoria en decir de manera categórica a los profesionales de la medicina que suspendan el uso del botox, argumentando “no haber concluido que hay una relación causal entre los productos médicos y esta precautelativa advertencia de seguridad”, sí está revisando los datos clínicos y reportes acerca de los efectos adversos del botox, y hará las recomendaciones del caso cuando haya finalizado.

El primero en Colombia


Según estadísticas recientes de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estética (Asaps, por sus siglas en inglés), el botox es, con gran ventaja frente a otros procedimientos, el más solicitado en el continente americano. En cuanto a Colombia, que ocupó en el Estudio Global de Procedimientos de Cirugía Estética-cosmética de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (Isaps), publicado en 2011, el puesto 11 entre los países en los que se realiza un mayor número de procedimientos estéticos en el mundo, es a la vez el tercer país latinoamericano donde la cirugía plástica está más extendida, después de Brasil y México. Según estadísticas de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, el procedimiento más solicitado en nuestro país es justamente la aplicación de botox.

El doctor Campo Elías Páez, médico dermatólogo, observa que “a largo plazo se van necesitando menos aplicaciones de botox porque como quiera que este no estimula la aparición de las líneas de expresión, no se requiere un uso muy frecuente, por eso debe empezar a aplicarse más para prevenir las arrugas y menos para corregirlas. Personalmente, lo utilizo desde 1996 y cada día estoy más convencido de sus bondades estéticas. Hasta la fecha no tengo un solo paciente que no se sienta satisfecho con la aplicación del botox. Algunos que lo han venido usando durante más de diez años en un principio se lo aplicaban tres veces al año, ahora solo lo necesitan una vez”.

El doctor Páez afirma que “los efectos del botox, o sea la desaparición o disminución de las arrugas en las líneas de expresión, duran de tres a cuatro meses, y hasta que no cesen del todo no se debe aplicar una nueva dosis porque se puede perder la prerrogativa de que tenga una mayor duración. Los médicos que lo aplican pasan generalmente por un entrenamiento y deben ser cirujanos plásticos, dermatólogos, oftalmólogos, otorrinolaringólogos o médicos estéticos. Las aplicaciones nunca se deben dar en dosis muy altas, como sí sucede cuando se usa la toxina botulínica en tratamientos terapéuticos que imparten los neurólogos o fisiatras”.

Habría que concluir que el rejuvenecimiento a través del botox está tan arraigado como las arrugas que empiezan a reaparecer al cabo de tres o cuatro meses. Pero también es preciso reconocer que, así como hay médicos que lo han aplicado de manera profesional, como es el caso de muchos expertos colombianos adscritos a la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica y Estética, existen avivatos que encontraron en el botox una manera de hacer dinero, repartiéndolo a diestra y siniestra sin siquiera guardar un espacio prudencial entre una aplicación y la siguiente. Porque este compuesto mal aplicado va creando en el rostro un aspecto de permanente sorpresa o de una fantasmagórica máscara, una expresión congelada.

Como lo reitera el artículo de The Sunday Times, en su prescripción original el botox se empleó para usos terapéuticos como corregir, por ejemplo, el estrabismo, las contracciones dolorosas del cuello y los hombros, y el sudor excesivo de las axilas, y en estos casos las personas no están sujetas a riesgo alguno. Sin embargo, otra es la realidad de su desmedido uso cosmético, y aunque muchos pacientes se han mostrado dispuestos a continuar usándolo sin importar las consecuencias, la mínima contingencia de sufrir algún perjuicio pone en la balanza si es preciso asumirla solamente para borrar unas arrugas minúsculas.

Es bueno recordar que el botox llegó a conocimiento del público alrededor de 2001, cuando Health Canada hizo que ese país fuera el primero en aprobar su uso cosmético. Aunque muchos asocian al botox con Hollywood, este medicamento fue desarrollado por la doctora canadiense Jean Carruthers como un tratamiento contra las arrugas. Carruthers fue llamada “la madre del botox” cuando descubrió sus efectos mientras que su esposo, oftalmólogo, lo usaba para arreglar problemas de estrabismo y otras afecciones oculares en sus pacientes, y ella lo empezó a usar en tratamientos cosméticos. Rápidamente se convirtió en una panacea para hacer desaparecer las arrugas. “No es magia, es botox”, solía decir la publicidad.

En Hollywood, su aplicación era tomada como un arreglo de última hora. Las historias sobre el “efecto botox” empezaron a propagarse, y bien fueran ciertas o simplemente leyendas urbanas, coincidían en ser entretenidas y gráficas, como la de un director de cine que se lamentaba acerca del generalizado uso del botox por parte de las mujeres, aduciendo que no había podido volver a encontrar actrices que pudieran encarnar una emoción verdadera debido a la parálisis de algunos de los músculos faciales. En todo caso, la periodista freelance Hattie Klotz, de The Sunday Times, decidió comprobar por sí misma sus efectos, se sometió a un procedimiento y reportó que muchas personas le comentaron que la veían más joven y descansada, pero cuando los efectos empezaron a desaparecer, empezaron a preguntarle por qué lucía tan cansada.

La doctora Carruthers piensa que, si bien las fiestas donde se reparten aplicaciones de botox como una amenidad más desaparecieron, el medicamento mantiene vigencia como un tratamiento antiarrugas. Y no dudó en declarar para The Sunday Times: “Es simplista decir que si usted no es bonita no es nadie, pero una persona tiene que estar satisfecha acerca de cómo se ve para mantener en alto su autoestima”.